Con el objetivo de llevar a cabo un Programa de Vitivinicultura Inteligente (PVI) que contribuya a incrementar la productividad, calidad y competitividad del sector, a fines del año 2020 la Coviar firmó un convenio de cooperación técnica con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) por el que llegaron “recursos no reembolsables” por un total de U$S 350.000 para la financiación de estudios sobre caracterización de los principales oasis de regadío de las provincias de Mendoza, San Juan y Salta.
El conocimiento generado con los estudios permite sustentar la comunicación de nuestros productos vitivinícolas, diferenciarnos a nivel mundial con nuestros territorios y la toma de decisiones de los productores y bodegas. Mientras que a nivel de los gestores y de políticas vitivinícolas, contribuye a estructurar el sector y proceder a realizar recuperaciones en áreas limitadas para la producción.
Por ello, desde Los Andes conversamos con el Claudio Galmarini, director del Centro Regional Mendoza y San Juan del INTA, y responsable de la comisión ad hoc de investigación desarrollo e innovación (IDI) de la Corporación Vitivinícola Argentina.
- ¿De qué trata la caracterización de los viñedos?
- La caracterización de regiones vitícolas de Argentina es un proyecto financiado por el BID, y que tiene como beneficiario a la Coviar. Este proyecto financió, la caracterización de regiones vitícolas de las provincias de Salta, San Juan y Mendoza.
Lo que se realizó fue un relevamiento de las características geomorfológicas, edáficas (estudios de suelo), climáticas y del paisaje. Además, esos datos se integraron utilizando la misma metodología para generar mapas de las zonas. Si bien se disponía de mapas de suelo y clima para las distintas regiones, las escalas no son las mismas, se han actualizado, se tienen datos de zonas donde antes no teníamos demasiadas referencias, tal el caso de Pedernal en San Juan, inclusive en algunas zonas de Mendoza.
Este trabajo técnicamente ha sido conducido por profesionales de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad de Cuyo, del Conicet, de la Universidad de San Juan, de la Universidad de Salta, del INTA, entre otros. Lo bueno de esto es que permite disponer de mapas integrados de suelo, de clima, de paisaje, con la misma metodología. La información está disponible en un repositorio creado por COVIAR. Los viñateros, bodegas interesadas pueden emplear esos datos para sus propios fines.
Este proyecto ha permitido identificar territorios homogéneos y diferenciarlos de otros, gracias a una articulación eficaz entre el sector privado y las instituciones de ciencia y técnica. La caracterización de las principales regiones vitícolas es un hecho muy relevante, ya que contribuirá a incrementar la competitividad del sector. Esto no solo es un gran aporte a la viticultura, sino para todas las actividades de base agrícola de la región. Como ejemplo, hace poco recibimos una demanda concreta del sector de frutos secos, en particular para determinar las zonas aptas para el cultivo de pistacho, el contar con la información de base, facilita la identificación zonas climáticamente aptas (libres de heladas), con suelos aptos para dar respuesta a este pedido.
Las demás regiones vitícolas del país, al ver el avance de este estudio quisieron sumarse a la iniciativa. Actualmente, con fondos del CFI (Consejo Federal de Inversiones) se está realizando la caracterización de zonas vitícolas en las provincias de Jujuy, Catamarca, La Rioja, Río Negro, Chubut, Córdoba, Entre Ríos, La Pampa, Buenos Aires, entre otras. Lo interesante es que vamos a tener caracterizadas a todas las regiones vitícolas del país con la misma metodología, logro que pocos países productores de vid han logrado en el mundo.
- ¿Han descubierto algo en estos estudios que pueda mejorar la gestión del agua en los cultivos?
- El proyecto de caracterización de zonas vitícolas, no se pensó como una contribución directa a la gestión del agua. Si bien los datos climáticos permiten determinar zonas donde ha aumentado la temperatura promedio y por ende se demandará mayor cantidad de agua para sostener los cultivos. Además, el contar con información integrada de suelo y clima, facilita la planificación de la gestión del recurso hídrico. De todas maneras, para nuestro Centro Regional el tema hídrico tiene la mayor prioridad. El INTA es una institución que, en un país con tanta incertidumbre, planifica, lo que no resulta una tarea sencilla. Contamos con un plan estratégico institucional hasta el 2030 y planes de mediano plazo a nivel regional hasta 2026. El principal eje de trabajo para el INTA en la región es el agua.
Claramente estamos en un ciclo de escasez hídrica, por suerte este año vamos a alcanzar unas precipitaciones níveas iguales a las medias históricas, lo cual es bueno, porque veníamos de muchos años debajo del promedio. Pero igual el escenario de acuerdo a los científicos que estudian el cambio climático, muchos de ellos están en nuestra provincia, no es el mejor. Se estima que en los próximos 10 años va a persistir esta escasez hídrica, el pronóstico más preocupante es que la situación puede empeorar, y el más optimista es que sigamos en igual. Entonces, claramente es un tema a abordar, no solo en la parte agrícola, sino por toda la sociedad que vive en los oasis del oeste argentino.
En nuestro caso, priorizamos la eficiencia del uso del agua de riego, sobre todo a nivel de fincas. En conjunto con el Departamento General de Irrigación y otras instituciones monitoreamos la eficiencia del uso del agua de riego, recomendamos los momentos, la cantidad de agua que necesita cada cultivo durante su ciclo. Tenemos proyectos vinculados al reúso de efluentes domésticos en agricultura. Entre otras acciones, evaluamos diferentes cultivares de especies frutales, hortícolas, pasturas, por su resistencia a condiciones de sequía, seleccionando los más aptos.
- ¿Cómo se está manejando el riego para los cultivos con la sequía?
- Hay distintas maneras de regar, tal el caso de riegos gravitacionales, que es lo que tradicionalmente se hacía y se hace todavía, en muchas propiedades, que es entregar el agua y distribuirla por acequias. Y la otra es implementar riegos presurizados, es decir, riegos por goteo, riegos por aspersión, que son sistemas más eficientes. Pero aún estos sistemas eficientes, muchas veces no se usan adecuadamente y se utiliza más agua de la necesaria. Entonces, hasta en sistemas de riego presurizados se puede mejorar la eficiencia del uso del recurso. Inclusive, en los gravitacionales hay técnicas sencillas, poco costosas, para utilizar mejor el agua de riego. Nosotros colaboramos con capacitaciones, parcelas demostrativas para contribuir al uso más eficiente del recurso.
- ¿Se ha mejorado la eficiencia del uso del agua para riego?
- En muchas zonas de Mendoza con derecho de riego, sobre todo en los últimos años, el caudal que entrega irrigación no alcanza para regar toda la propiedad, y los productores tienen que tomar la decisión de qué superficie van a cultivar con el caudal de agua que reciben. Por la escasez, la gente está más preocupada por el uso del agua y se ha mejorado la eficiencia.
No puedo proporcionar un porcentaje exacto de esta mejora, ya que varía de acuerdo a la zona y agricultor, pero vamos, no con la velocidad que necesitamos, hacia un uso más eficiente del agua. La agricultura usa gran parte del recurso en nuestra región. Algunos estiman que alcanza al 80%, otros dicen que es del 90% del total del recurso. Entonces es evidente que debemos hacer un uso más eficiente en la agricultura, porque impacta en la disponibilidad de agua para otros usos. Dicho esto, también es cierto que en el uso de agua potable se tiene muy baja eficiencia.