Suele decirse que la necesidad es la madre de los inventos, y algo así fue lo que pasó a Marcos Russo, quien tenía problemas para regar en su casa en El Challao por la lejanía de la zona. Pensar cómo solucionarlo fue el primer paso de una larga historia que incluyó abogados y diseñadores para conseguir la patente de una microcisterna con un tubo especial, con posibilidad de ayudar en el riego a muchos mendocinos.
“Es un proyecto que comencé de forma muy amateur y autodidacta, después le di participación a dos personas entendidas en el tema, vinculados a sistemas de riego”, comentó Russo a Los Andes. Tras no encontrar productos a baja escala que le ayudaran a regar, ya que era impensable instalar una red de riego por goteo para pocas plantas, empezó a investigar e hizo unos dibujos de qué le podía ayudar.
Después se puso en contacto con ACDE Mendoza (Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresas) y Fundación Universitas. Lo vincularon con otros profesionales -entre ellos, de diseño industrial-, inició los trámites legales de patentes y la semana pasada le llegó la certificación del Instituto Nacional de la Propiedad Industrial (INPI) por dos modelos industriales: la microcisterna y un tubo de riego que se incluye en ella.
Russo aclaró que el sistema está pensado para baja escala, no para regar una finca entera como haría un sistema de riego por goteo tradicional. Sin embargo, podría servir para fertilizar o curar plantas específicas dentro de una producción. También, podrían implementarse varias microcisternas de 180 litros en hilera para replantar árboles en rutas, ya que el sistema es mucho más eficiente que pasar todos los días con un camión cisterna.
Cómo funciona
Según la presentación ante el INPI, la “microcisterna para riego de fácil y rápida disposición” es una pequeña cisterna de riego autónoma, con un dispositivo de riego por goteo, una base con tacos y cámara estabilizadora. Puede almacenar agua para tener autonomía durante varios días, tiempo que puede variar de acuerdo al tamaño de la microcisterna y la regulación de agua del microgotero.
No utiliza el tradicional sistema de mangueras ni bombas de agua, es un producto de fácil traslado y no requiere procesos de instalación (es una única pieza lista para ser utilizada). “La salida del agua funciona por gravedad. La microcisterna se ubica junto a la planta o árbol a regar, y se la llena de agua con manguera, que puede ser con un camión cisterna si se trata de árboles ubicados en lugares donde no hay agua”, se lee en la descripción.
En cuanto al uso, se menciona que puede ser doméstico, urbano, semiurbano o rural, pero se destaca particularmente para campañas de forestación donde el árbol recién plantado requiere un regado constante hasta extender sus raíces y tomar fuerzas.
Un tubo especial para riego
Una parte de la microcisterna es otra invención en sí misma, el “tubo universal de riego por goteo”. La presentación en el INPI lo define como un producto diseñado para brindar de forma rápida y económica una solución de riego eficiente, valiéndose de un barril plástico, tanque, o pequeñas cisternas donde se pueda almacenar agua. Se hace un agujero y se coloca este tubo especial.
El tubo de riego mide 25 cm de largo tiene una regulación que permite definir cuánta agua sale por su exterior. La llave de corte y regulación de caudal de agua se encuentra al medio del tubo. Esto permite fijar de cuánto será el “goteo” dependiendo de lo que se necesite regar.
“La idea es que, en un futuro cercano, la microcisterna y el tubo estén a la venta en un vivero, un supermercado o un corralón grande o se pueda vender por internet. La idea es que se produzca a bajo costo y que se pueda usar el plástico que se desecha, otra forma de cuidar el medio ambiente”, concluyó Russo.