Las heladas son una contingencia climática que involucra a la mayor parte de la producción mendocina, pero en el caso de la cereza el problema es aún mayor ya que el sector apuesta por las variedades tempranas, con una gran posibilidad de verse afectadas. ¿Cómo se preparan los productores para combatirla y qué avances hay en el tema?
En principio, más allá de las defensas tradicionales, hay que tener en cuenta que la cereza de primicia es un producto con un muy alto valor y por eso a veces se justifica emplear otros métodos alternativos de mayor costo. De ese modo, por ejemplo, en el sector es posible ver el uso de helicópteros para “bajar” el aire caliente que está más arriba y así neutralizar el frío más cerca de la superficie.
“A nosotros en la finca de Alto Agrelo, en una helada, la capa de inversión térmica nos dio a los 14 metros de altura. Entonces hacíamos volar el helicóptero a 14 metros, cambiábamos el aire caliente que había arriba con el aire frío de abajo y promediábamos la temperatura”, explicó Diego Aguilar, presidente de la Cámara de Cerezas de Mendoza o “Mendoza Cherries”.
De todos modos, el referente aclaró que en otra helada fue necesario volar hasta 40 metros de altura y ahí la mezcla del aire no fue tan efectiva. “Al no tener una regularidad en la capa de inversión térmica, la seguridad de combate es menor”, afirmó Aguilar. Si bien también se está ofreciendo mucho instalar grandes ventiladores para cambiar el aire, se deben estudiar muy bien las condiciones climáticas para ver si realmente vale la pena.
En la tecnología que más se trabaja ahora es en la defensa con agua contra heladas, usando la menor cantidad posible. Ya sea protegiendo el fruto congelando agua por fuera y creando un “iglú” para protegerlo, como aprovechando las calorías que se liberan cuando el agua pasa del estado líquido al sólido (un fenómeno físico), la idea es hacerlo cada vez más con menos mililitros.
“En general estos sistemas producían ‘lluvias’ de 6 o 7 milímetros por hora, era un montón de agua y eso implicaba tener un gran reservorio muy grande. Ahora hay micro picos más pequeños que te permiten proteger igual de bien con 2 milímetros, un tercio de lo que se utilizaba anteriormente. A eso se está apuntando ahora desde el sector”, detalló Aguilar.
Microaspersores y diagnóstico
La protección de estos cultivos fue uno de los puntos centrales del III Seminario Internacional de Cerezas Frescas Tempranas, incluso con presentaciones de distintas empresas. Así, Juan Carlos Mora, gerente regional para Sudamérica de Senninger (empresa de Estados Unidos), mostró sus sistemas de aspersores y diseños de proyectos contra heladas.
Mora explicó que el suelo es capaz de perder un millón y medio de kilocalorías por hora por hectárea y, por eso, se debe poder generar o agregar energía a través de la aplicación de agua para así equilibrar la pérdida de calor del suelo. “Debemos ser capaces de entregar por lo menos 2.5 mm/hr de agua por hectárea en proceso de congelamiento con alta eficiencia, baja presión y generando un domo de protección”, comentó el especialista.
Además, un punto que destacó el gerente regional de Senninger, antes de planificar un proyecto de lucha contra las heladas, fue la importancia de estudiar y conocer bien la zona donde se encuentra la finca, con los registros históricos. “Debemos conocer cuál es la temperatura mínima registrada históricamente en nuestra área”, afirmó Mora.
Ese último punto se vincula con otra entidad (esta vez, una pública) que viene trabajando en el diagnóstico para enfrentar esta contingencia: la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNCuyo. Incluso, las investigadoras e ingenieras agrónomas Regina Aguilera y Vanesa Hidalgo estuvieron en el seminario internacional hablando sobre el tema.
Las especialistas explicaron que el efecto de las heladas depende de varios aspectos, como la ubicación geográfica del cultivo, la época de ocurrencia, la magnitud, duración y frecuencia, el estado fenológico, el desarrollo de los órganos, la sensibilidad y el estado general del cultivo.
Además, Aguilera e Hidalgo destacaron dos factores determinantes. El primer grupo son los de tipo macrometeorológicos: las circulaciones que se pueden esperar en Mendoza, como un frente frío con o sin Zonda. Los segundos son de tipo micrometeorológicos, como la topografía de la finca y la humedad del suelo. Al respecto, es importante identificar las zonas bajas y tener en cuenta que el suelo seco es “lo peor” en estas situaciones.
Financiamiento contra heladas
A la hora de prepararse contra las contingencias, una pregunta muy común es si existen fondos disponibles para poder hacerlo. En ese sentido, el Consejo Federal de Inversiones (CFI), en conjunto con el Instituto de Desarrollo Rural (IDR), presentó una serie de créditos para “Mitigación del riesgo climático y manejo de los recursos hídricos”.
Las inversiones financiables son equipos completos de riego (goteo, aspersión, microaspersión), obras complementarias, construcción y arreglo de perforaciones, malla antigranizo y equipamiento anti heladas (también hay para disponibilidad hídrica para ganado, pero está fuera del tema contingencias).
“Un punto importante es que se financia como máximo el 80% de la inversión total. Por lo que antes de establecer el monto se necesita saber cuánto es la inversión total”, aclararon desde el CFI. En cuanto a los plazos, los pagos pueden ser de hasta 60 meses incluyendo 12 de gracia (esos doce meses se paga el interés equivalente a la primera cuota), y las cuotas pueden ser mensuales, trimestrales o semestrales.
El financiamiento puede ir desde $ 1 millón a sola firma hasta $ 120 millones. Sin embargo, a partir de los $ 80 millones se necesita contar con el aval de una Sociedad de Garantía Recíproca (SGR), como Cuyo Aval, que analiza la situación de Pymes que lo soliciten y, de ser favorable, asegura las condiciones de financiamiento. Para más información de los créditos se puede consultar al correo financiamiento@idr.org.ar.