El mercado inmobiliario argentino está imposible para los bolsillos locales y el segmento rural no es la excepción. Según un informe de la Cámara Argentina de Inmobiliarias Rurales (Cair), se necesitan miles de dólares para poder comprar una hectárea en las zonas más productivas del país. Pero la cifra parece barata si se compara con lo que sucede en Estados Unidos. El sueño americano de convertirse en propietario de un pedazo de tierra para sacarle todo el provecho con los cultivos es mucho más caro, incluso sale el doble.
Pese a que en el documento destacan que la actividad productiva “transita por grandes dificultades, generadas por decisiones erróneas en políticas para el sector tomadas a lo largo de los últimos años, llegando incluso, a perder mercados y desalentar inversiones a largo plazo”, rescatan que “Argentina tiene el potencial y la capacidad” para producir alimentos.
Este escenario ha provocado que los precios de los campos argentinos se vean afectados: “Mientras el mundo va en un sentido, nosotros fuimos en el contrario. En Argentina, el valor de la tierra productiva ha bajado mientras que en otros países se ha afirmado”.
Cuánto cuesta una hectárea de campo
Conforme a lo publicado por el sitio especializado Agrofy News, en la Zona Núcleo del país (ubicada en el norte de Buenos Aires, sur de Santa Fe y sudeste de Córdoba), donde están los suelos de mayor potencial, los campos tienen un valor aproximado de entre 13.500 y 15.000 dólares la hectárea.
En tanto, en el Cinturón Maicero de Estados Unidos (Iowa, Illinois, Indiana, por ejemplo), con la misma calidad de tierra, potencial y recursos hídricos, el valor oscila entre 27.000 y 30.000 dólares por hectárea, es decir, un 100% más caro.
¿Conviene comprar o alquilar un campo?
El informe de Cair indicó que en el último semestre las ventas del mercado inmobiliario rural tuvieron una baja del 31% interanual, mientras que los alquileres mantuvieron una buena demanda. Por efecto de la inflación, las restricciones cambiarias, la incertidumbre de las negociaciones del Gobierno con el FMI, las retenciones, las elecciones de medio término y otras políticas públicas desfavorables para el sector, el volumen de operaciones concretadas durante la última parte del año fue “escaso”, con inversiones que no sobrepasan los U$S 3,5/4 millones.
En cambio, en el caso de los alquileres agrícolas, “los cierres de operaciones fueron muy rápidos, incluso en valores del orden de un 10% a 15% en producto por encima de la campaña anterior, con una demanda que quedó insatisfecha”, como lo explicaron en el documento.