Se acerca el 2022 y con él nuevos proyectos. Si uno de ellos fuera iniciarse en el agro, ¿cuánto habría que invertir? Por supuesto, hay múltiples respuestas en base al cultivo, la zona y el rendimiento que se busque, pero este medio buscó mostrar un pantallazo general con números del Instituto de Desarrollo Rural (IDR) y la mirada de algunas asociaciones.
Jonathan Manjon, técnico del IDR, explicó que se basan en datos propios y en proyectos presentados en el programa Mendoza Activa con asesoría del IDR. Se tuvieron en cuenta cultivos relevantes y algunas zonas donde se producen, además de incluir riego por goteo y considerar un dólar a $ 105 (los insumos deben venderse a precio de dólar oficial).
“Hay que aclarar que para la fruta no se tiene en cuenta los costos operativos que son los que se desarrollan cada año para tener activo el cultivo, sino solo los costos de inversión”, aclaró Manjon. Eso es importante ya que se debe esperar a que la inversión así rinda frutos, y eso después debe analizarlo cada interesado según el cultivo y el manejo.
Empezando por el cultivo central de Mendoza, el análisis de la vid se dividió en un cultivo con espaldero y otro con parral. Para el de espaldero, se consideró una finca de 20 ha en Tunuyán, con un valor de US$ 30.000 o $ 3,15 millones por ha.
Siempre hablando por ha, en una viña con espaldero se debe invertir en labranza previa a la implantación ($ 126.000), sistema de conducción ($ 518.517), riego por goteo ($ 420.000) y malla antigranizo ($ 367.500). Serían necesarias unas 3.333 plantas por ha ($ 618.738) con su plantación ($ 174.983) y sus protectores ($ 56.249).
Haciendo las sumas, el costo por ha sin incluir la tierra sería de US$ 21.733 o $ 2,28 millones, pero incluyéndola sería de US$ 51.733 o $ 5.431.987. Si el valor con la tierra se multiplica por las 20 ha consideradas y se suma un tractor, implementos y herramientas ($ 5,78 millones), el valor de instalar una finca de 20 ha vid con espaldero sería de US$ 1.09 millones o de $ 114 millones.
Análisis vitícola
Otro cálculo dentro de la vid es el costo con parral. Considerando 20 ha de una finca en San Martín por un valor de US$ 20.000 por ha, se incluyen inversiones de labranza previa implantación ($126.000), sistema de conducción ($ 682.500), 1.600 plantas por ha ($ 297.024) con su plantación ($ 84.000) y sus protectores ($ 34.802). La malla antigranizo (opcional) tendría un costo de $ 1.168.650 y el riego por goteo vale $ 420.000.
Entonces, el costo por ha para vid parral sin contar la tierra es de US$ 26.790 o $ 2,81 millones, y sumando el terreno es de US$ 46.790 o $ 4,91 millones. Si el último número se multiplica por 20 ha y se le suma un tractor, insumos y herramientas ($ 5, 78 millones), se habla de una inversión de US$ 990.805 ($ 104 millones) en tal unidad productiva.
Nicolás Vicchi, subgerente de la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas (Acovi), consideró que hay muchas variables tener en cuenta, pero una recomendación es que la inversión tenga en cuenta la mecanización: “Ya sea para establecer la prepoda, poder abonar mecánicamente o cosechar mecánicamente, eso hace que la eficiencia y la reducción de costos sea considerablemente mayor”.
Eso incluye tecnificar el riego, que permite ser más eficientes con el agua y se puede emplear en la fertilización. En cuanto a maquinaria, Vicchi aclaró que no siempre es necesario tener una máquina propia, sino que se puede alquilar o utilizar en conjunto con otros productores. Además, si no se invierte en tela antigranizo, sería importante “tener un sistema de seguro, puede ser el provincial o el fondo solidario que tenemos en el sistema cooperativo”.
En el Centro de Viñateros y Bodegueros del Este consideran que es clave definir qué lugar de la cadena se quiere ocupar, si solo producirá uva o si trabajará también en elaboración y fraccionamiento. “Hay que estudiar muy bien los datos y tener un buen asesoramiento, tener los números afinados, porque hablamos de invertir en una actividad muy cambiante, y en un país cargado de incertidumbres”, comentó Mauro Sosa, su director ejecutivo.
Sosa consideró que una inversión de este tipo debe pensarse en el lago plazo, ya sea produciendo uva o buscando la forma de ir hacia la comercialización de vinos, ya sea a granel o fraccionado (con o sin marca propia), que es donde está el valor agregado más importante.
Dentro de las incertidumbres, la Lobesia botrana o Polilla de la vid es un factor a tener en cuenta. “Se necesitan fondos nacionales suficientes para un programa de erradicación de esta plaga, considerando que las fincas abandonadas terminan siendo un problema para los vecinos y toda la actividad”, reclamó Sosa.
Invertir en durazno
Un frutal central en Mendoza es el durazno para industria, como principal provincia productora en el país. En este caso, el IDR analizó un escenario en base a una finca de 20 ha en Tunuyán, con un valor de la tierra en US$ 30.000 por ha. Se debe invertir en la labranza previa a la implantación ($ 147.000) y en 500 plantas ($ 213.265) con su implantación ($ 125.000) más unas 286 polainas ($ 14.218) por ha.
Otros costos en la inversión para el durazno son la defensa de helada con riego subarbóreo ($ 262.500), el riego por goteo ($ 367.500), la instalación ($ 1.860) y la malla antigranizo ($ 1.170.750). Si se suma esto, el costo por ha sin tierra daría $ 2,3 millones o US$ 22.107, y más la tierra daría $ 5,45 millones o US$ 52.107. Multiplicando el último valor por 20, una finca con 20 ha de durazno industria en Tunuyán costaría US$ 1,04 millón o $ 109 millones.
José Luis Giuliani, productor de durazno e integrante de Fepedi (Federación Plan Estratégico de Durazno para Industria), analizó los números y cree que “algunos costos podrían ser menores, pero como promedios están bien”. Una sugerencia a la hora de invertir sería buscar espacios donde las condiciones climáticas sean favorables, por ejemplo evitando zonas frías donde la helada pueda hacer daño.
También es importante contar con disponibilidad de agua, ya que es difícil conseguir la aprobación de nuevas perforaciones (salvo que sea para reemplazar otros que ya existan, pero se debe analizar).
El análisis contempla 500 plantas por ha, pero Giuliani recomienda incluir más: “Conviene trabajar con altas densidades de plantación. Unas 500 plantas por ha es un esquema muy tradicional, en vez pondría 1.000 por hectárea a trabajar con dos brazos”. No se genera el doble de producción, pero los principales costos operativos como fertilizantes, desinfección y poda se mantienen por ha y resulta conveniente.
El boom de los nogales
Con un aumento de las exportaciones de nueces en los últimos años y la llegada de nuevas inversiones en el sector, más de uno puede preguntarse cuánto hay que invertir en un nogal. Recordando que no se incluyen los costos operativos sino solo los de implantación, el IDR consideró un terreno de 20 ha en Tunuyán con un valor de US$ 35.000 por ha.
Cada ha requiere una labranza previa implantación ($ 210.000), 286 plantas ($ 398.198), con plantación ($ 71.500), polainas ($ 26.547) y tutores ($ 4.767). A eso se incluye un riego por goteo especial, mayor a otros cultivos, de $ 525.000 por ha. Esa suma da un costo por ha de US$ 11.772 o $ 1,23 millones, que si se le suma la tierra llega a US$ 46.772 o US$ 4,9 millones. Multiplicado por 20, daría una unidad productiva por US$ 935.431 ($ 98,2 millones).
“En el nogal, de acuerdo al objetivo productivo que quieras conseguir, te tenés que plantear algunas inversiones específicas. Si haces una menor inversión, no vas a alcanzar los resultados óptimos”, señaló Manuel Viera, coordinador técnico de la Asociación de Frutos Secos de Mendoza.
Algunos aspectos que señaló Viera y que diferencian al nogal es que, como figura en el conteo, los costos de preparación del suelo son mayores porque requieren de mayor profundidad y potencia, se emplea “casi maquinaria vial”. El riego por goteo para el nogal lleva el doble de mangueras laterales que otros cultivos, por ser una planta de mayor tamaño.
Viera aclaró que también se pueden cultivar nogales fuera del Valle de Uco, en tierras de menor costo, pero con una preparación adecuada del terreno. Además, el coordinador técnico consideró que quien analice la inversión debe contemplar los costos de espera hasta cosechar: “En el caso del nogal son 3 años, en el caso del pistacho son aproximadamente 5 o 6 años hasta la primera cosecha. Ahí los costos de inversión aumentan bastante”.