Durante esta semana en Mendoza, el INTA ha estado en el ojo de la tormenta. Es que tanto referentes nacionales de gran peso en el sector agropecuario, como referentes locales han encendido una luz de alerta sobre las designaciones en el reconocido instituto de injerencia nacional.
Qué sucede: se está acusando al INTA haberse convertido en una entidad politizada y que en teoría está desvirtuando su objetivo principal. De hecho, durante la última reunión del Consejo Regional Mendoza - San Juan, al menos una entidad, la sociedad Rural del Valle de Uco, presentó una carta dirigida a su presidenta en donde se denuncia una supuesta politización de la EEA Inta La consulta, lugar en el habría desembarcado con una pata fuerte el peronismo militante.
En una línea mucho más conciliadora, Carlos Iannizzotto presidente de Coninagro, sostuvo en una nota publicada por Los Andes que “hay pautas”, aunque no confirmó un posible avance con objetivos intervencionistas.
Lo cierto es que tanto en Córdoba como en Santa Fe las movidas políticas en el seno de la institución han estado en el candelero y varias entidades nacionales lo han denunciado como un “avance camporista” sobre el INTA.
Al margen de lo que suceda en Mendoza, hay algo en lo que la mayoría estaría de acuerdo, convertir al INTA, un instituto de prestigio dentro del sector del agro, en un espacio para que se dirima la política, básicamente es perjudicial para todos.
Es que un plan militante terminaría por socavar la credibilidad de las investigaciones y aportes serios que hace el instituto de manera regional en cada punto de la provincia en donde está presente.
Vale la pena destacar que en muchos puntos de la provincia el INTA es referente no sólo del sector agropecuario sino de la comunidad en donde está inserto.
Por lo tanto, es hora de cuidar las instituciones que funcionan, que tienen prestigio y que generan innumerables aportes de I+D a nuestra comunidad.
Es increíble como la mezquindad de un puñado de “vivos” puede poner en jaque las pocas cosas que se hacen bien este país. Como sociedad tenemos que revelarnos ante este tipo de ataque a las instituciones.
Es que sin importar de qué lado de la grieta uno se encuentre, ensuciar la credibilidad del INTA no le “conviene” a nadie.
