Haber ganado la Copa del Mundo de fútbol también tiene un efecto positivo para la marca “Argentina” y para las exportaciones de sus productos en general, un escenario que bien puede ser aprovechado por la industria vitivinícola y Mendoza para maximizar su intención de llegar a nuevos mercados durante el 2023.
El economista Gonzalo Diez explicó que este escenario abre otras perspectivas para los negocios en el mercado internacional, porque “gozás de una prensa internacional que hace que tu país sea un poco más conocido en general y que las exportaciones suban”.
“En los diarios internacionales hay notas sobre Argentina y la gente se pregunta qué hay en ese país. Si a ello le sumas que somos muy baratos para los extranjeros que vienen con dólares a consumir, es una gran oportunidad”, puntualizó Diez.
Un análisis realizado por la Universidad de Surrey, del Reino Unido, que toma en cuenta datos económicos desde 1961 en adelante, señala que quién gana la Copa del Mundo suele recibir un impulso adicional que se transforma en el crecimiento de 0,25 puntos porcentuales en su Producto Bruto Interno (PBI) durante los dos trimestres posteriores a la victoria.
Antes de la rompiente de la ola mundialista, diversos jugadores comenzaron a gestionar un lugar en el mercado exportador. Un ejemplo de ello es el de Bodega López, que supo tener contactos con el comercio internacional en la década del ‘90 y que en diciembre regresó a las misiones comerciales en Europa. Eduardo López, CEO del establecimiento maipucino, señaló que “es el momento de retomar las ventas al exterior, pero bajo un proyecto que se extienda en el tiempo”.
Mercado exportador
En la misma dirección, Wines of Argentina (WOFA) realizó una actualización de su estrategia de comunicación para promover en el exterior la realidad vitivinícola Argentina desde un enfoque más integral. La meta es continuar fomentando la imagen positiva del “Vino Argentino” en audiencias clave en los mercados de Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, países nórdicos, China, México y también Brasil.
Sobre las perspectivas de este año, Alejandro Vigil, presidente de WOFA, remarcó que los destinos de los despachos siguen siendo Estados Unidos, Inglaterra y Brasil, “pero veo un potencial enorme en Asia. Allí tenemos que trabajar en otros aspectos que no tienen que ver con la vitivinicultura y el vino en sí”.
Por su parte, el presidente del Instituto Nacional de la Vitivinicultura, Martín Hinojosa, señaló que Argentina deberá enfrentar el 2023 con una coyuntura especial producto de las contingencias por heladas tardías que afectaron sus cultivos en octubre 2022. En ese sentido, el nuevo año presenta “bastante incertidumbre respecto del comportamiento que tendrá la producción y la comercialización de vinos y mostos”.
Otro punto que destacó el presidente del INV fue la improtancia de monitorear los productos que demandan los consumidores, con algunas tendencias que merecen atención como el crecimiento de vinos orgánicos, blancos varietales, vinos rosados y espumosos. Desde la entidad aseguran estar atentos para “escuchar a todos los sectores y poder ayudar a suavizar el impacto de esta coyuntura, junto con los productores y bodegas, como lo hemos hecho hasta hoy”.
Por último, Fabián Ruggeri, presidente de la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas (Acovi), explicó que hay un aumento de los costos “tanto en los insumos secos como en la materia prima vino, que deja fuera de negocio a aquellos vinos que están por debajo de los U$S 2,50 la botella”. Esto complicará la venta de los segmentos de “entry level”, mientras que se mantendrían los vinos de mayor valor.
De todos modos, Ruggeri comentó que “estamos fuertes y mejorando nuestra posición en Latam, obteniendo muy buenos precios y contratos. Europa está un poco discontinuado por el tema de los fletes y contenedores, que encarece aún mas el costo para exportar”.
