Se estima que más del 80% de la producción mendocina de durazno tiene como objetivo al mercado interno nacional, pero la caída general del poder adquisitivo y el aliento a las importaciones de alimentos ponen en alerta a más de uno. Desde el sector analizan el panorama y plantean algunas formas de mejorar la situación.
“El mercado interno está bastante aquietado, en general todo el país está bastante quieto. Hay empresas que están exportando y bueno, teóricamente se va a equilibrar un poco”, reflexionó Raúl Giordano, presidente de la Cámara de Fruta Industrializada de Mendoza (Cafim).
Entre noviembre y diciembre de 2023, con todo el trayecto electoral y mucha incertidumbre, varias empresas ajustaron sus programas de producción. Según el análisis de Giordano, “el mercado interno está resentido todavía, creemos que eso va a ir cambiando”. Aparte, muchos consumidores en el verano compraron y reservaron alimentos para resguardarse de la inflación, y ahora ha terminado la época fuerte de fruta fresca.
“Por normativa de consumo, el durazno empieza a consumirse más después de agosto-septiembre cuando los cítricos empiezan a disminuir y se acercan las fiestas y demás. Así que estimamos que lo que se ha producido se va a poder vender tanto en el mercado externo como en el mercado interno, con cierta lentitud”, comentó el presidente de Cafim.
Además, la esperanza del sector duraznero, compartida por otros, es que la actual desaceleración de la economía cambie en los próximos meses, no solo por el consumo sino por los proyectos en vista. “Creo que se está esperando el tema de la Ley de Bases (que se discute en el Congreso) como para dar un puntapié”, afirmó Giordano.
Por su parte, Juan Manuel Manzano, presidente de la Asociación de Productores de Durazno Industria de Mendoza, comentó que “el consumo interno está retraído y hasta existe la posibilidad que se importen latas, algo no confirmado aún”.
En la visión de Manzano, no hay grandes expectativas de mejorar ventas en lo que queda de este semestre, y “quizás en el segundo haya más comercialización”. Además, el productor destacó que es una industria muy pujante en la provincia y que genera mucha mano de obra directa e indirecta, por eso hay que darle la importancia que se merece.
Arturo Giaquinta, productor duraznero del Valle de Uco, recordó que el durazno no es un alimento de primera necesidad, sino que es un postre, y como está la economía argentina en la actualidad es entendible que baje el consumo. “Por supuesto, tenemos la esperanza de que pueda mejorar todo con este nuevo gobierno, al que particularmente le tengo fe y esperanza”, comentó Giaquinta.
Consumo e importación de alimentos
Desde la Federación Plan Estratégico de Durazno Industria (Fepedi), entidad que reúne a productores e industriales, su presidente José Luis Giuliani consideró que “el mercado interno está deprimido debido a la situación económica que tenemos en el país” y recordó que el consumidor prioriza otros alimentos más imprescindibles y deja en segundo lugar otros que se consumen como postres.
“La esperanza es que se reactive la economía, mejore un poco el poder adquisitivo del consumidor y de esa manera se reactive el consumo interno. Otro factor son las exportaciones, estas se tendrían que incentivar para descomprimir el mercado interno”, analizó Giuliani. El durazno local hoy apunta más al mercado internacional y la idea es hacer programas a mediano y largo plazo para vender al exterior.
En cuanto al mayor estímulo de la Nación a importar alimentos, con facilidades en el pago para intentar contener la inflación, Giuliani consideró que eso puede tener un impacto desfavorable, ya que el durazno enlatado está entre esos productos. “Al momento de producir en Argentina estamos en desventaja con otros países productores. Nuestros costos de producción son más elevados y eso nos desfavorece”, dijo el referente de Fepedi.
Raúl Giordano comentó que de momento no se ha importado durazno y consideró que si ocurriera deberían quedar en igualdad de precios con el nacional. Si bien es algo que puede “doler internamente”, para el presidente de Cafim si Mendoza quiere expandirse hacia afuera y exportar, va a tener que competir con productos del mundo.
“Es un juego en el que hay que empezar a jugar, si no sería un juego con trampa. Lo que hay que tratar es que sea en iguales condiciones, pero por lo demás, te diría que estamos todos esperando que se pueda, que se genere más mercado interno y se termine de definir la ley de Bases como para saber bien cómo vamos a caminar en los próximos meses”, reflexionó Giordano.
Sumar promoción y tecnología al durazno
Desde el Instituto de Desarrollo Rural (IDR), su coordinador técnico Alfredo Baroni consideró que el mercado nacional viene afectado desde hace tiempo por una inflación acelerada, asociada a la pérdida de poder adquisitivo. Todo eso “hizo mella sobre el mercado interno argentino”, a donde va cerca del 80% de la producción, mientras que se mantiene estable el 20% que se exporta (en especial al Mercosur y México).
“El promedio histórico anual era de dos latas por habitante. Hoy tenemos 45 millones de habitantes, deberíamos tener 90 millones de latas y la verdad es que no es tan así el consumo”, comentó Baroni. Si bien se elaboran por año entre 100 y 120 millones de latas, el consumo se mantiene en alrededor de 80 millones, pese a que la población creció.
Según estudios de consumo, muchos jóvenes ven al durazno como “un postre de viejos” y asocian la palabra “conserva” a tener conservantes. En ese sentido, el coordinador técnico del IDR detalló que buscan promocionarlo a través de recetas, programas televisivos de cocina, spots publicitarios y participación en ferias, para darle “una dinámica un poco más joven y ágil al producto en sí mismo”.
Aparte, Fepedi desde hace tres años trabaja para incorporar un esquema de fruticultura de precisión, en un proyecto con el ministerio provincial de Economía para incorporar tecnología. Así, hoy existe una red de fruticultura con 27 estaciones agrometeorológicas con sensores automatizados, conectados vía internet, que permiten seguir todo el tiempo en línea las variables climáticas y aspectos como riego y suelo.
“En aquellas zonas donde no había internet o había algún problema, se instalaron antenas para poder acceder a internet en tiempo real”, detalló el coordinador del IDR. También se hicieron análisis de suelo y demás aspectos para poder hacer un manejo diferenciado en los distintos lotes, en términos de fruticultura de precisión.
En ese proceso se sumaron grupos de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNCuyo y del INTA para ajustar los sensores y los resultados, así como para capacitar a productores en manejo diferenciado. Ahora se busca ampliar esa red con más sensores, interpretación de la información, construcción de mapas de calor y de frío (por las heladas) y continuar con la capacitación a los productores.