“Soy tercera generación de productores”, ante la pregunta sostiene Enzo García casi como una tarjeta de presentación. El ingeniero agrónomo, en la localidad de Bowen, General Alvear, impulsa un establecimiento agrícola con cuarteles dedicados a las ciruelas, duraznos, tomate y vid.
“La idea surgió casi de forma natural, empecé asesorando algunos proyectos y un día nos planteamos, con unos socios, agruparnos y mejorar las condiciones competitivas de la finca para volcar su producción al mercado interno, en una primera etapa”, recuerda García.
El asesor de Frutas Escartin, por temporadas está presente en las redes sociales para dejar plasmado en alguna imagen el círculo continuo de la vida. Él forma parte de la tercera generación de una familia que se ha dedicado al campo. Sus abuelos maternos llegaron de Italia y se dedicaron a la viticultura y fruticultura, actividad que compartían sus abuelos paternos.
Su pasión por la agricultura nació en su infancia, participando en las actividades de la finca familiar. “Mis abuelos fueron referentes, me crié con ellos y siempre transmitieron la imagen de personas perseverantes”, agregó. Después decidió estudiar agronomía, y cuando pudo se hizo productor. “Hoy sigo asesorando y trabajo mi propia finca”.
El cultivo de ciruela se concentra mayoritariamente en Mendoza, especialmente en la zona sur, donde se desarrolla el 80% del total de la superficie cultivada y el 90% de la fruta destinada a industria. Mientras que el consumo interno es bajo, con alrededor de unas 2.000 toneladas por año, más del 90% de la producción se destina a la exportación, a mercados que incluyen Brasil, Rusia, Estados Unidos y Europa.
En septiembre el ciclo biológico de las plantas, de la mano de la primavera, comienza a dar indios de futuro.
-¿Cómo viene la floración del ciruelo?
—La floración del ciruelo viene un poquito adelantada, unos 3 o 4 días. Y presenta una floración mucho más discreta que la del año pasado. Además, estamos teniendo algunos fenómenos que están haciendo que se superponga con la brotación de la planta. Esa es la mala noticia, ya que no tenemos un golpe de floración neto, que primero florezca, cuaje y después brote la planta. Cuando eso no se cumple y la brotación se adelanta un poco, como ahora, se amontonan las etapas. Entonces, empieza a haber competencia entre el fruto y los brotes, y normalmente los cuajes disminuyen. Eso es una lucecita roja que tenemos ahí.
—¿Y cuáles son esos fenómenos que llevan a esta superposición?
—Básicamente, hoy tenemos 27 grados. El viento zonda eleva la temperatura y hace que las plantas empiecen a superponer puntos fenológicos, acortando los ciclos. Al haber temperatura, la planta entiende que todo está bien para brotar, y brota. Así que, bueno, eso es un llamado de precaución.
—Había entendido que esta temporada esperaban mejores rendimientos en cuanto a la ciruela, ¿es así?
—No, a ver... es difícil anticiparlo. Pero bueno, por lo menos en nuestra zona, lo que observamos es que hay un menor número de yemas florales por metro en las ramas. Entonces, esperábamos, en comparación con el año pasado, una pequeña disminución en la cantidad de flores.
—¿Cuál es la actualidad de la ciruela de industria?
—Mirá, en la ciruela de industria han aparecido algunos nuevos compradores de Chile, al menos en nuestra zona. Pero los números que se ofrecen son discretos. Si bien hay una demanda normal para esta época, los números no están acompañando esa demanda.
—¿Son precios ajustados? ¿Te permitirían cubrir los costos?
—Te permitirían cubrir los costos, pero no llegan a la media histórica. No llegan a los valores históricos que ha tenido la ciruela anteriormente. No hablo de picos, te hablo de los valores promedio que ha tenido la fruta. Así que, bueno, la cuestión es quién sabe cuáles serán los costos este año. Ese es el desafío, llegar a la próxima cosecha y tener disponibilidad de recursos para realizar el secado.
—La campaña pasada hubo un incremento de producción, tras cinco temporadas criticas, sobrellevando hasta una sequía...
—Es como que nos acostumbramos. Los años raros son cada vez más comunes, y todos los años tenemos algún fenómeno. El año pasado, gracias a Dios, se compuso relativamente la crisis hídrica que veníamos atravesando, y eso se notó a lo largo del ciclo vegetativo. Las plantas pasaron la temporada mucho mejor que en los años anteriores, muchísimo mejor.
La ciruela es un caso particular porque el año pasado hubo buenos rendimientos. En aquellos sectores en donde la fertilidad estaba baja o donde no se repusieron los nutrientes que se consumieron, la planta normalmente produce una disminución del rendimiento para la próxima temporada. Pero, para el resto de los frutales, este año se nota, generaron mejor madera. Todo lo que son frutales de carozo, como los damascos y duraznos, tienen una mejor madera productiva este año que el anterior.
—¿Y en cuanto al durazno, cómo se ha presentado la floración?.
—Dependiendo de las variedades de producción, algunas más tempranas incluso se adelantaron hasta unos 10 o 12 días en su floración, pero vienen con buenos cuajes, de buen tamaño. La temporada arrancó muy bien, hemos tenido pocos fenómenos de helada, así que hasta ahora la temporada viene de manera normal y productiva.
—Vi unas fotos de sandías y melones. ¿Eso también es parte de tu producción?
—No, esos son asesoramientos que hago a otros productores. En mi finca además de los frutales, también cultivo tomate para deshidratado. Pero, yo soy de naturaleza curiosa, siempre tengo un poco de todo y pero no en grandes cantidades. Me he quedado con frutales, viñedos y tomates, eso es lo que manejo.
—¿Y el viñedo cómo viene?
—El viñedo todavía está dormido, recién lo comenzamos. El año pasado tuvimos una muy buena temporada y esperamos que este año también sea así. Hubo algunas heladas el año pasado, que en algunos casos llegaron a comprometer las plantas de viña, pero por ahora el viñedo viene bien.
—¿Qué variedades tenés?
—Tengo Malbec y Bonarda. Son las dos variedades que mejor funcionan en esta zona. Gracias a Dios, muchos bodegueros están aprovechando más el potencial del Bonarda, a pesar de que históricamente se consideraba como una uva de segunda categoría, están logrando algunos vinos que verdaderamente son muy buenos a partir de esta variedad.
—¿Qué perspectivas tenés hacia el final de la temporada?
—Necesitamos urgentemente una recomposición de los precios de la fruta. Los números que estamos manejando hasta ahora no te diría que son catastróficos, pero están lejos de ser favorables. En verdad necesitamos que el mercado se recomponga, tanto para la fruta fresca como para la fruta seca. Hoy en día es muy difícil afrontar la temporada debido a la variación que hemos tenido en los costos. Esperemos que los precios se ajusten y que la naturaleza nos acompañe.
—Tenés razón, hay que tener en cuenta ambos aspectos.
—Si, porque uno siempre trata de mejorar; pusimos riego por goteo, instalamos mallas antigranizo... hemos hecho lo que hemos podido, hasta donde las rentabilidades nos han permitido invertir. Pero ahora, de aquí en adelante, es la naturaleza la que decide. Uno puede hacer el mejor esfuerzo posible para tener una mejor producción, pero después estamos en sus manos.