Exportaciones. Las frutas y hortalizas de Mendoza crecieron en el exterior

El primer cuatrimestre del año fue positivo para el sector exportador local, aunque algunos productores sufrieron por la pandemia.

Exportaciones. Las frutas y hortalizas de Mendoza crecieron en el exterior

En el primer cuatrimestre del año, las exportaciones mendocinas de productos primarios tuvieron un incremento de 26,5% en volumen y de 39% en valores FOB con respecto al mismo período de 2019. Este crecimiento se explica, en parte, por el aumento de las exportaciones de hortalizas a Paraguay, en términos de kilos. Pero también por la mejora que tuvieron los precios internacionales del ajo, con una participación del 70% del valor FOB de este rubro.

ProMendoza elaboró un comparativo de las ventas al exterior entre enero y abril de 2020, y de los mismos meses de 2019, de acuerdo a datos del Indec. Este año se exportaron 105.061.968 kilos de productos primarios versus los 83.025.720 del pasado, lo que da por resultado el incremento de 26,5%. El monto total de estas transacciones ascendió a 111.487.844 dólares FOB, es decir un 38,9% más que los 80.271.608 dólares del año pasado.

En lo que a volúmenes se refiere, los tomates para consumo en fresco tuvieron un aumento de 372%, seguidos por las calabazas y calabacines, con un 152% de variación positiva, y las cebollas, que aumentaron un 50% en comparación con las ventas al exterior del primer cuatrimestre de 2019.

Mario Lázzaro, gerente de ProMendoza, detalló que el 86% de las exportaciones de hortalizas sin elaborar (ají, pimiento, col, repollo, coliflor, brócoli, papa, lechuga, tomate y zanahoria) tuvieron como destino Paraguay. De hecho, más del 88% de los productos frescos que se enviaron a este país vecino fueron tomates.

Sin embargo, el crecimiento de los kilos de productos exportados no estuvo acompañado por una mejora en el precio, sino por una caída, ya que mientras el volumen de tomates vendidos trepó 372%, su valor FOB creció 239%. En el caso de las calabazas y calabacines, la suba en cantidad de 152% se tradujo en un incremento en dólares de apenas 70%. Y las cebollas, que aumentaron sus despachos un 50%, sólo implicaron una variación de 15% en los ingresos. En la práctica, con la devaluación, esto puede significar que la pérdida del valor no fue tan marcada o, incluso, que se mantuvo en pesos.

Por otra parte, aún dentro del rubro hortalizas sin elaborar, que tuvo en su conjunto una mejora de 173% en kilos, el comportamiento fue disímil, ya que mientras los mencionados subieron, otros tuvieron descensos en términos de volumen con respecto al primer cuatrimestre de 2019: ajíes y pimientos (-10%), coles y repollos (-27%), coliflores y brócolis (-34%), lechugas (-37%) y zanahorias y nabos (-95%).

En cuanto a las cebollas, el 81% de las ventas al exterior tuvieron como destino Brasil y el 19% restante Paraguay. Sobre esto, Guillermo San Martín, gerente de la Asociación de Productores, Empacadores y Exportadores de Ajos, Cebollas y Afines de Mendoza (Asocamen), comentó que quienes se dedican a la producción de esta hortaliza tienen buenas perspectivas para vender al exterior; aunque resaltó que la superficie cultivada en la provincia es mucho más reducida que la de ajo.

El ajo, marcó la diferencia

Precisamente sobre el ajo, Lázzaro indicó que, si bien tiene una disminución de 13,7% en el volumen exportado (se pasó de 47.158.160 kilos en los cuatro primeros meses de 2019 a 40.714.935 en 2020), el valor FOB trepó un 36%. Esto implica que el precio tuvo una mejora de 57%. El dato no es menor si se considera que el producto tiene una participación de 39% en el total de volúmenes de los primarios exportados y del 70% en el total de valores FOB.

El gerente de ProMendoza detalló que ambas situaciones –caída en el volumen y aumento en el precio- se explican por el contexto internacional. Sucede que China normalmente produce 5,5 millones de toneladas de ajo y consume 4, por lo que le quedan 1,5 millones de toneladas para exportar. Si se considera que España, el segundo exportador mundial, genera un promedio de 260 mil toneladas y Argentina, el tercero (con Mendoza como casi única productora), vendió al exterior en 2018, su mejor año en la década, 76 mil toneladas, se entiende que el gigante asiático fija el precio mundial.

Lo que sucedió en 2019 es que los chinos disminuyeron un 10% su superficie cultivada porque en 2018 los precios fueron muy bajos. Esto implica que hubo 500 mil toneladas menos de ajo chino en el mercado. Esto favoreció que los importadores anticiparan sus compras en el hemisferio sur y también que, por menor oferta, se tonificaran los precios.

En el caso del ajo mendocino, una delegación de Taiwan visitó la provincia en 2018 y se llevaron muestras. Cuando vieron que la producción china –que se cosecha en abril, mayo y junio- había sido menor, compraron el producto local en noviembre. De hecho, alcanzaron casi 2% de las exportaciones de ajo de la provincia. En tanto casi el 83% se fue a Brasil, 9% a Estados Unidos y 1,5% a México.

Es decir que no se puede hablar de caída en las exportaciones mendocinas de ajo, sino de un adelantamiento de los despachos, que se concentraron en noviembre, diciembre y enero de este año.

Sin embargo, Lázzaro advirtió que no es esperable que los precios tan favorables se mantengan en la temporada 2020/2021 y mucho menos en la siguiente. Es que China ya aumentó la superficie sembrada, aunque sin recuperar por completo la de 2018. Pero por otra parte, ya hay reportes de un incremento en el consumo por parte de la población asiática, ya que el ajo tiene propiedades que refuerzan el sistema inmunológico, algo muy apreciado con el coronavirus. Es decir, que los 4 millones de toneladas que consumen los chinos podrían convertirse en 4,2 o 4,3, el equivalente de lo que exporta España.

Guillermo San Martín expresó que la contracción de la oferta de ajo de China favoreció las exportaciones locales, como también el hecho de que la pandemia, que los afectó antes, demorara sus embarques y los dejara casi sin movimiento durante dos meses. Por otra parte, en un primer momento, cuando se conocía poco del Covid-19, algunos mercados, como Europa y Brasil, tuvieron temor de comprar el producto proveniente del foco inicial del virus.

De todos modos, a fines del año pasado, antes de que comenzara la temporada local, sabían que iba a ser una muy buena, con precios promedio elevados, porque los importadores ya estaban pagando más, debido a la menor disponibilidad de ajo chino. De hecho, hasta mayo, cuando comenzó a levantarse la cosecha en China, se habían vaciado los mercados y no había stock.

No obstante, el gerente de Asocamen mencionó que la próxima temporada local presenta un gran interrogante y no resulta sencillo proyectar lo que puede ocurrir. Es que todo lo que el país asiático no despachó durante el par de meses de inactividad lo está cargando ahora y los precios han bajado mucho. La caja llegó a superar los 10 dólares, mientras por estos días ronda los 5 o 7 dólares. A esto se suma el ajo nuevo.

Normalmente, planteó San Martín, después de una muy buena temporada viene otra positiva, aunque con un leve descenso. Pero lo mismo suele ocurrir con la recuperación: a una mala le sigue otra un poco mejor. En cambio, en 2019-2020 hubo una suba muy marcada en los valores y en este momento hay una oferta agresiva por parte de China, que ya está afectando a los productores brasileños. Por otra parte, la cosecha nueva en Mendoza sería entre un 10% y un 15% superior a la del año pasado.

El elemento a favor, indicó San Martín, es que los stocks siguen siendo bajos, por lo que si la oferta se contrae para noviembre y diciembre, cuando comienza a venderse la producción local, el precio podría rebotar.

El balance de las nueces

Algo similar ocurrió con las nueces, que muestran, en el primer cuatrimestre de este año, una disminución en los despachos al exterior de 67%, pasando de los 734.724 kilos de nueces con y sin cáscara exportadas de enero a abril de 2019 a los 243.120 de los primeros cuatro meses de 2020. Sin embargo, con este producto ocurrió lo mismo que con el ajo, ya que también se adelantaron las exportaciones. De hecho, 2019 cerró con un aumento de 71% en las cantidades vendidas al exterior en comparación con 2018.

Desde el sector han planteado que el año pasado se exportó más nuez de lo habitual, ya que se suelen vender unas 6 mil toneladas al extranjero pero en 2019 se pasó a 7.500. Por otra parte, Chile erró su pronóstico de cosecha y obtuvo 120 mil toneladas en lugar de las 144 mil esperadas. De ahí que ha habido poca disponibilidad de este fruto.

Frutas frescas

En las frutas de carozo, detalló Lázzaro, se observa el impacto de las heladas de los primeros días de setiembre en una disminución de la producción. Las exportaciones de ciruelas para consumo en fresco cayeron un 60% en volumen y las de durazno un 39%. Si bien las de manzanas y peras muestran mejoras sustanciales en los informes de Indec, se debe a que se utiliza una metodología desactualizada: se toma un porcentaje de los embarques en el puerto San Antonio como mendocinos, porque por ahí se obtenía un reintegro adicional, pero la realidad es que en Mendoza se pierden cada año montes con estos frutales.

Raúl Aruani, gerente de la Asociación de Productores y Exportadores de Frutas Frescas de Mendoza (Aspeff), planteó que el sector es una excepción al crecimiento de las exportaciones de alimentos. Es que estima que este año se exportará apenas un 60% de las frutas que se vendieron al exterior en 2019. Esto, porque ya prácticamente no queda mercadería.

A esto se suma el agravante de que mucho de lo que se exportó, principalmente a Brasil, aún no se cobra, por la situación adversa de la economía como consecuencia de la pandemia. Los destinatarios, añadió, “están pidiendo rebajas sustanciales y es probable que, para poder cobrar, los exportadores accedan, aunque esto implique que se liquide por debajo de los costos”.

Uno de los motivos por los que queda poca mercadería, indicó, es que hubo menor cosecha por las heladas. Pero el principal es que la falta de rentabilidad hace que el productor esté desfinanciado y que, por no tener recursos para realizar las labores necesarias, la fruta no alcanza la calidad suficiente para exportar. Además, la superficie implantada se reduce cada temporada.

Aruani comentó apenado que ha estado recorriendo la provincia los últimos días y ha visto cómo se siguen erradicando montes de durazno, manzanas y peras. Sólo se mantienen las hectáreas de durazno para industria, pero se trata de un cultivo que no admite crecimiento de superficie, porque se encuentra en el punto de equilibrio y, si aumentara, se saturaría el mercado.

En su opinión, de no haber medidas concretas para estimular el sector, la fruticultura de Mendoza va a desaparecer. Aruani detalló que se necesitan políticas para estimular la plantación, teniendo en cuenta que desde el momento en que se termina de plantar y hasta que se obtiene la primera cosecha, transcurren 4 años. Así, consideró fundamentales líneas de crédito blandas que permitan también acceder a tecnología para llevar el rendimiento promedio provincial, de 20 mil kilos por hectárea, a los 60 mil kilos necesarios para ser competitivos.

Sobre las exportaciones, comentó que el mayor inconveniente para los productores mendocinos hoy es la escala, ya que se ha reducido tanto la producción, que no resulta atractiva para los mercados. A esto se suma el costo para llegar al puerto. Para ilustrarlo, señaló que el flete hasta Buenos Aires, Bahía Blanca o San Antonio es más caro que desde ahí a Rotterdam (Holanda).

Entre las opciones para alentar las ventas al exterior, enumeró la posibilidad de que se exceptúe a la actividad del pago del impuesto a los combustibles (con lo que el costo de flete se reduciría en un 30%) y de que se eliminen las retenciones para el sector, ya que lo que significa en ingresos para el Gobierno Nacional es insignificante en comparación con los beneficios para las economías regionales.

Adolfo Storni, productor e integrante de la Unión Frutihortícola Argentina, planteó que Mendoza prácticamente ha dejado de ser una provincia frutícola y que ya no se ven ciruelas, manzanas o peras mendocinas en Brasil. Esto, pese a que la provincia cuenta con la ventaja de tener cosecha temprana con respecto al valle de Río Negro. Sin embargo, resaltó que no se está aprovechando y que tampoco existen grandes empresas dedicadas al cultivo de frutas para exportación. “Cuando no se exporta, la calidad empieza a decaer”, añadió.

En cuanto al panorama para las exportaciones frutícolas, indicó que el escenario para la producción nacional ha sido muy heterogéneo, pero que hubo mala producción en el hemisferio norte, lo que favoreció que se vendiera un poco más al exterior. Como contraparte, ha habido dificultades logísticas para los despachos, particularmente de las frutas que se enviaban en avión, y también inconvenientes para el traslado entre provincias, de personas que se dedican a la cosecha.

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