Corría el año 2002 cuando un ingeniero agrónomo de nombre Fabián Ruggeri, a su vez también productor vitivinícola, comenzó a asesorar a las cooperativas Nueva California y Colonia California. Fue un contacto cercano que lo terminó llevando a asociarse como productor, presidir una cooperativa y ser elegido en noviembre de este año como presidente de la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas de Argentina (Acovi).
Su elección al frente de la entidad, que reúne a 31 cooperativas más Fecovita y por muchos años fue dirigida por Eduardo Sancho, se dio poco tiempo antes de iniciarse un 2023 que ya presenta varios desafíos. Ruggeri habló con Los Andes de algunos de ellos, como el impacto de las heladas en la cosecha, la tolerancia cero y la quita de subsidios a la energía.
- ¿Cómo fue el camino hasta la presidencia de Acovi?
- Después de entrar en el cooperativismo, llegué a ser presidente de Colonia California y hace tiempo participo en la comisión directiva de Acovi. Eduardo Sancho anticipó un poco antes su salida, vio la necesidad de un cambio generacional y el resto de la comisión consideró que yo era la persona indicada para seguir.
- ¿Cuáles serán las continuidades?
- Hay trabajos importantes que vienen desde hace muchos años, como el tema hídrico, la inseguridad en el campo, la conectividad en el campo. También la representatividad de la entidad con el gobierno, con las universidades, con el Departamento General de Irrigación. Estamos preocupados por la continuidad de las cooperativas y de los viñedos, por ejemplo, trabajamos con la UNCuyo sobre lineamientos sucesorios.
Nuestro principal objetivo es que el socio esté bien, buscamos representarlo en distintos lugares para que obtenga los máximos beneficios posibles. Para esto, debe querer quedarse en el territorio, que no se vaya la gente y que la ruralidad siga existiendo. Para que haya un anclaje en el territorio la persona tiene que tener seguridad, conectividad, y que su cooperativa funcione y le de un buen retorno en cuanto a su producto.
- ¿Y los cambios que vendrán?
- Lo que te decía son cosas que ya se hacían, ahora estamos redefiniendo qué impronta le daremos a toda esa masa de actividades. Nuestra comisión tiene muchos jóvenes nuevos, que vienen de las bases de la Juventud de Cooperativas Vitivinícolas (Jucovi), que participan en sus cooperativas. Quisimos darles la oportunidad de empezar a formarse como dirigentes y nos puedan ir sucediendo.
Cuando llegué a Fecovita por primera vez, había una mesa con muchas personas de más de 70 años y en algún momento se planteó el recambio generacional. Un dirigente en ese momento me dijo “Formar un dirigente cuesta muchos años, y formar un dirigente cooperativo cuesta mucho más”, por nuestra forma de ser e idiosincrasia, porque trabajamos en cooperación. Muchas veces tenés que ceder intereses personales por el bien común, cosa que no pasa en una empresa personal.
Por eso queremos que los jóvenes se incorporen al sector cooperativo (ya sea en Acovi o en el consejo de Fecovita), no que se vayan, por ejemplo por falta de conectividad. Queremos ir armando la próxima generación de dirigentes.
Los desafíos vitivinícolas de 2023
- ¿Cómo ven el panorama después de las heladas?
- Las evaluaciones que ha hecho el Gobierno de Mendoza, el INTA y las nuestras no están lejanas. Los daños son importantes, la producción macro va a ser baja y hoy el INV no tiene un dato certero. Lo concreto es que hay bastante menos uva, en consecuencia habrá menos vino y por una cuestión de oferta y demanda el valor de la uva y del vino deberían aumentar.
Lo que no sabemos es de cuánto puede ser eso, porque el bolsillo del consumidor final está destruido. Uno quisiera un valor en el cual al productor le sea rentable. La uva aumentará, la duda es hasta cuánto puede aceptar el consumidor. Cuando se aumentó mucho de golpe se generaron violentas caídas de consumo, y nunca pudimos recuperar esas caídas en su totalidad.
- ¿Se piensa en importar vino?
- Hoy traer un vino de Chile está mucho más caro que lo que pagamos nosotros. Lo que se hizo en 2016, que se trajo menos que un mes de despacho, fue una señal que dio el sector a algunos especuladores tenedores de vino que no estaban poniendo límite al precio. Hoy no se podría, primero porque hay un rechazo muy fuerte del sector productivo a la importación, segundo porque el vino traído desde afuera sale más caro, y tercero porque no hay dólares. Por más que tengas el cupo, no te los habilitan para traer vino de afuera.
- ¿Cómo afrontan el desafío de la “tolerancia cero” frente al volante?
- Algunos dicen que la industria del vino quiere el alcohol al volante, y de ninguna forma es así. El problema de esta ley es que solo modifica el nivel de tolerancia de alcohol de 0,5 a 0 (gramos de alcohol en sangre), no habla de prevención, control, educación, ni sanciones. Nosotros pedimos a los legisladores una ley integral donde se incluyan estos temas.
En las estadísticas, ningún accidente donde el alcohol intervino y hubo fatalidad estuvo entre 0 y 0,5, sino que todos figuran por arriba del 1. Muchos otros países tienen 0,8 de tolerancia, y la mayoría de los vitivinícolas tiene 0,5. En la ley no se estipulan las sanciones, así que no sé en qué puede beneficiar pasar de 0,5 a 0 si nadie te va a parar ni a controlar.
- Este verano se sumará otro recorte del subsidio energético. ¿Cómo lo ven?
- Hoy ya estamos pagando boletas entre un 80-90% más caras de lo que ya pagábamos. Participamos en las audiencias públicas, seguimos insistiendo en que no se caigan los subsidios provinciales y nacionales. Es una actividad productiva, una economía regional, no es el aire acondicionado de una casa. Necesitamos ayuda, más con la emergencia actual.
Tenemos excelente relación con el EPRE (Ente Provincial Regulador Eléctrico) y hemos trabajado en una estabilización de la factura. El sector primario productivo tiene picos de consumo en octubre-enero para los pozos y el elaborador tiene picos en febrero-abril en las bodegas. Entonces trabajamos con el EPRE para repartir estos picos a lo largo del año.
Además, se ha hecho mucho con el tema eficiencia energética, firmamos un convenio con el INTI para evaluar el consumo en cooperativas y productores. Gracias a eso, en nuestra cooperativa pudimos recontratar el servicio con un 30% menos de potencia. Cambiamos llaves, estructuras y ordenamos el uso de las maquinarias.
Perfil
Fabián Ruggeri cumple 55 años en enero. Ingeniero agrónomo y productor, es padre de tres hijos, casado. Realizó una diplomatura en Economía Social y Cooperativismo y cursó una maestría en Gerenciamiento de Empresas Agroindustriales.
Se hizo cargo con su hermano de una finca familiar, pero con un muy mal comienzo: perdieron dos de cuatros cosechas por el granizo. Con el tiempo y mucho esfuerzo, a la par que tenían otros estudios y trabajos, se recuperaron y fueron creciendo. La idea al retirarse es poder dedicarse por completo a la producción.