Forrajes: alternativas para la alimentación del ganado bovino en Mendoza

A la hora de pensar en una cadena de forraje en Mendoza, las alternativas siempre van a depender de la capacidad del suelo, del riego y otras variables a considerar como pueden ser las contingencias climáticas.

En caso de trabajar a corral, cada productor es quien regula la ración. “Definís tus objetivos y determinás los ingredientes para lograrlo. Lo que nosotros buscamos, dadas las características de la hacienda que se vende acá en Mendoza, con un tamaño pequeño, para que no se pasen de engorde o se engrasen rápidamente, son raciones que estén alrededor de 14,5 puntos de proteína en etapa de recría, con valores de energía que no superen los 2,4/2,5 megacalorías”, detalló el ing. zoot. Adrián Orozco, investigador de la EEA Rama Caída INTA.

Mientras que, en terminación, la cosa es totalmente distinta: se apunta a raciones con aproximadamente 3 megacalorías y valores de proteína que están entre los 12,5 y 13 puntos. Eso es en corral, donde podés manejar, según el investigador.

Sobre el rendimiento de cada tipo de forraje, el experto del INTA estimó que cuando se trabaja con alfalfa, se parte del conocimiento de que tiene mucha más proteína de la que el animal demanda. Por lo tanto, con una pequeña corrección energética, se puede lograr una ganancia de peso muy buena con pastoreo. “Si no, se deja y se asume un animal que está con exceso de proteína en su alimentación, algo que no debe preocupar demasiado.

En el verdeo de invierno, depende de la época del año, hay momentos en los que se puede y otros en los que no", manifestó

Al momento de elegir “la mejor alternativa”, Orozco comentó que no se puede inclinar por una y mencionó algunas opciones con muy buenos rendimientos: "Desde el INTA se han evaluado alrededor de 30 cultivares de alfalfa distintos.

En términos generales, hay muy pocas diferencias en términos de producción. Podés usar una alfalfa de variedad Regina que, bien regada, produce mucho y es relativamente barata, o podés usar una WL919 que es cara y produce un montón. También podés usar una del INTA que es la Traful. Es muy amplio el abanico de alfalfa que hay en el mercado", resaltó.

Algo parecido pasa con el maíz. "La estrategia pasa por elegir una semilla destinada a ensilaje y ahí aparece otra idea: la contención del paquete tecnológico, porque es un cultivo anual que transcurre en 120 días en los que hay que evaluar los costos. Hay una brecha de precios muy grande entre las opciones.

Si uno no dispone de recursos financieros para poder fertilizarlo de manera correcta, por ahí conviene bajar las pretensiones genéticas. En Mendoza, a pesar de estar lejos de las zonas núcleo maiceras, se pueden conseguir maíces de punta con potenciales de rendimiento alto", agregó Orozco.

Además del forraje, existen otros insumos y uno muy requerido en Mendoza ha sido la papa. Por ejemplo, Fabio Tacchini, profesor de Producción Animal de la FCA de la UNCuyo, hizo referencia a un productor de Santa Rosa que hace poco expuso en unas de sus clases, quien ha comprado los residuos de la papa como las cáscaras o papa de descarte, que deja una compañía que se dedica a la producción de papa congelada instalada en la provincia.

“Eso es una fuente energética similar al maíz que tiene un costo muy inferior. También se valen de otros productos de la Pampa Húmeda como puede ser burlanda, torta de oliva, chala de ajo, orujo de uva, etc”, mencionó el docente.

A modo de ejemplo, una fórmula muy utilizada en este momento es en recría: pastoreo y suplementación acorde a ajuste de carga. Para hacer 0,65 a 0,7 día (1% pv en grano). En tanto que en terminación se puede utilizar en base seca, 75-80 % maíz grano, 10-15 heno para fibra bien cortada, 2,5% corrección mineral con ionóforo incluido y hasta 100 corrector proteico mezcla de torta proteica y que puede contener parte mínima de úrea.

Cómo mejorar los rendimientos

La expansión de la producción de forraje en la provincia de Mendoza tiene un alto potencial, más si se tiene en cuenta que la provincia cuenta con unas 420 mil hectáreas que tienen derecho de riego, de las cuales 96.600 están en desuso (23%), de las cuales, según Damián Carbó, director de Ganadería de la provincia, muchas de ellas pueden ser utilizadas para estos cultivos.

“Para mejorar el rendimiento del forraje nosotros tenemos condiciones naturales fantásticas: muchas horas de sol, amplitud térmica y manejo del agua y la fertilización”, destacó el investigador del INTA, Adrián Orozco.

El experto en ganadería bajo riego argumentó que “hay tres elementos que son centrales a la hora de incrementar los rendimientos: por un lado oferta, disponibilidad y manejo del agua (interpretar las demandas de los cultivos, interpretar las características del suelo y hacer una gerencia del agua); por otro lado, dadas las características del suelo, por lo menos en la zona Sur, el manejo de la fertilización y el trabajo del hombre.”