Heladas: la sequía preocupa más que una posible floración temprana

Especialistas y productores coinciden en que la falta de lluvias y los pronósticos de una primavera seca, pueden intensificar los daños en los cultivos mendocinos.

Heladas: la sequía preocupa más que una posible floración temprana
Especialistas y productores coinciden en que la falta de lluvias y los pronósticos de una primavera seca, pueden intensificar los daños en los cultivos mendocinos.

Con las altas temperaturas de este invierno, más de un productor se muestra preocupado por la posibilidad de que sus cultivos florezcan antes y se vean afectados por las heladas. Sin embargo, los especialistas creen que lo más preocupante no es el calor en sí, sino los pronósticos que describen a los próximos meses como secos y propensos a la formación de heladas.

Es difícil pronosticar el fenómeno climático, pero se pueden analizar otros factores. Los datos del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) indican que el trimestre agosto-setiembre-octubre se presenta con mayor sequedad y calor de lo normal. Es decir que será una primavera cálida y seca. A su vez, una menor humedad atmosférica predispone para que haya temperaturas frías en la mañana, con cambios más bruscos de temperatura.

Martín Cavagnaro, coordinador de investigación y desarrollo de la dirección de Contingencias Climáticas, recordó que se esperaba un invierno más cálido que lo normal y que ese calor tiene su efecto en los cultivos, por recibir ese estímulo antes de tiempo. De todas formas, bien ya detectan algunos botones florales visibles, el grueso de los frutales empezará a florecer en los últimos 10 días de agosto, con variedades de almendros.

“Estamos con una situación diferente, que tiene que ver con el calentamiento global. Ya hace un par de años que estamos teniendo estos inviernos y primaveras más cálidos, con precipitaciones más bajas que lo normal. Una estación seca y más cálida deja una predisposición al daño por heladas, porque puede adelantar el ciclo y dejar la planta disponible ante una helada tardía”, describió Cavagnaro.

El funcionario remarcó que setiembre y octubre suelen ser los meses con mayor peligrosidad, porque mientras el fruto crece va quedando más expuesto. En cuanto a cambios, señaló que en los últimos dos años Mendoza ha estado por encima de los promedios de hectáreas afectadas por daños de helada, aunque “venía de otros dos años en los que habían sido menores”.

Ante ese panorama, Cavagnaro sugiere a los productores sumarse al seguro agrícola: “El gobierno subsidia un 75% la prima del seguro. Va a haber compensaciones de 40.000 ha dañadas al 100%. Las boletas para adherirse ya están en la web (www.mendoza.gov.ar/contingencias)”. Además, recordó que se puede consultar por temperatura y pronóstico y que a partir del 1 de setiembre se harán guardias en las delegaciones para atender llamados por la noche.

Una primavera seca

Desde la Asociación para la Innovación Agrícola (AIA), su presidente Alain Boulet, afirmó que, desde el punto de vista agrometeorológico, no ven una diferencia sustancial en las fechas de floración, que es lo más importante en los frutales. Si bien junio fue más cálido que el mismo mes de 2020, en julio se detuvo esa tendencia y hay parámetros similares al año pasado.

En cambio, les preocupan las previsiones del SMN sobre una primavera seca, con frentes fríos con desarrollo continental. Estos frentes vienen desde la Patagonia y no traen humedad, a diferencia de los frentes fríos con desarrollo marítimo que vienen del océano Atlántico.

“Nos preocupa la situación macro de menor humedad en el ambiente. Eso aumenta la peligrosidad de las heladas. El temor este año no está en el adelantamiento de la floración, sino en esta situación meteorológica de baja humedad ambiente”, sintetizó Boulet. Esto puede afectar tanto a frutales como a viñas, aunque estas últimas brotan recién a fines de setiembre.

Por su parte, Javier Chaar, ingeniero agrónomo de la Agencia de Extensión Rural Guaymallén INTA, recordó que la floración depende de cada especie y variedad de cultivo, así como también de la zona donde se lo plante. Los primeros en florecer serían los almendros y damascos de las zonas norte y este, mientras que el Valle de Uco suele demorar un poco más.

“Depende mucho de la especie, la variedad y cada lugar. Es muy temprano para aseverar algo. Quizás en diez días uno podría fijarse en algunas especies como almendros, que son de las primeras en florecer. Ahora recién hay yema hinchada de algunas especies. No podría decir si estamos adelantados o atrasados”, explicó Chaar.

Un efecto a tener en cuenta es que la planta puede sufrir más una helada si justo en los 4 o 5 días previos hay temperaturas muy altas. Esto es porque la planta se desaclimata, y por ende el daño es aún mayor.

“La temperatura crítica de daño es el valor, el número bajo cero, que tolera esa especie y variedad. Pero ese valor puede variar con las temperaturas previas a la helada. Si hay días cálidos previos hay una desaclimatación, un proceso bioquímico que hace aumentar el contenido de agua y disminuir el contenido de sólidos solubles”, agregó el especialista del INTA Guaymallén. Boulet remarcó que mientras avanzan los estadíos de la planta (yema hinchada, botón rosado) los frutos van quedando menos protegidos y por ende son más susceptibles ante el frío. “En el caso del durazno de industria, a fines de setiembre y octubre es la mayor vulnerabilidad, pero para noviembre el fruto crece y el tejido protege la pepita”, aclara el presidente de AIA.

En ese sentido coincidió Chaar en que la posibilidad de daño aumenta mientras los órganos productivos bajan su resistencia: “Cuando antes florezcan los cultivos, más riesgo habrá ante la exposición. Pero, si la acumulación de calor ahora es más lenta, la floración se va a retrasar”.

Dudas desde el sector frutícola

Francisco Arturo Soriano, presidente de la Asociación de Frutos Secos de Mendoza, comentó que en este momento todavía se están contabilizando las horas de frío que necesitan los frutales para tener una producción adecuada. Respecto de las heladas, entiende que en este momento no hay daño, pero que a partir del 20 de agosto podrían afectar a algunas variedades de almendros. La falta de agua y de humedad le preocupa más que una posible floración temprana.

“Puede ser que haya algún tipo de heladas tardías, especialmente porque tenemos una muy baja humedad en el ambiente. Mejorando la humedad habría menos riesgo, pero eso únicamente puede ocurrir por lluvias”, señaló Soriano. La falta de nevadas en la montaña y de lluvias en el llano durante julio, es una señal de alarma para este representante de los frutos secos.

Por su parte, Fernando Cordero, productor de ciruelas de industria e integrante de la Unión Frutihortícola (UFHA) reiteró que es mejor esperar unas semanas para asegurar si habrá una floración temprana. Frente a las heladas, el temor que comparte con productores de damasco y durazno es la falta de humedad (considerando también las nevadas y las lluvias).

Los pronósticos que maneja este productor e ingeniero agrónomo no dan mejores perspectivas: “Hemos tenido un invierno muy seco en alta montaña y al parecer será una primavera muy seca. Cuando hay mucha humedad el descenso de temperatura es lento, por eso se hiela poco o no hiela. Cuando no hay humedad, el descenso es brusco. A eso se suma que la planta tendrá estrés, porque no la vamos a poder regar lo suficiente”.

Con la falta de nieve en la montaña, Cordero indicó que no van a poder llegar a asentar los suelos para hacer una defensa pasiva de toda la finca. “Desde ahora tenemos muy poca agua. Parece que va a haber una nevada pero Irrigación nos dice que habrá muy pocos turnos porque no hay mucha nieve en la montaña ni agua en la cuenca”, afirmó.

La cereza busca completar horas de frío

En líneas generales, los frutales necesitan acumular frío durante la época de dormancia y, para salir de ella, reciben un estímulo dado por la cantidad de frío acumulado en el invierno. En el caso de la cereza, este factor es clave para poder tener después los rindes esperados.

Así lo explicó Diego Aguilar, presidente de la Cámara de Cereza de Mendoza, quien indicó que “con un invierno más frío, las plantas ya habrían florecido, pero todavía no lo han hecho”. Durante estos días están acumulando las horas frío necesarias (van entre 400 y 800 horas), una variación que tiene que ver también con las zonas geográficas: “Un cerezo en el Valle de Uco, para el lado de la montaña, va a tener más posibilidades de acumular frío que uno en Maipú”.

Según Aguilar, el calor no es positivo porque la planta no termina de acumular el frío necesario. Además, este productor de cereza afirmó que la falta de lluvia y el calor pueden dificultar el cuaje, con una menor cantidad de fruta que la esperada. Todos estos factores (la falta de horas frío, más la sequedad) pueden reducir la producción en hasta un 25 %.

“La planta necesita de más humedad y que estén bien diferenciadas las estaciones”, sintetizó Aguilar. En cuanto a la floración, existe un agroquímico que permite emparejarla pero, como se corre el riesgo de anticiparla y de exponerse ante una helada, Aguilar prefiere no utilizarlo.

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