Innovación, una asignatura pendiente

La autora asegura que todavía hay mucho por hacer en cuanto a variedades primicias y packaging que se adapten la demanda del nuevo consumidor.

Innovación, una asignatura pendiente
Imagen ilustrativa

En los últimos veinte años el sector frutícola de Mendoza ha tenido idas y vueltas, pero con una franca caída en la producción de frutales de pepita en los últimos 10 años, manzana, pera y membrillo a la cabeza. También alguna mejora sustancial para los productos primarios con demanda exportadora, como es el caso de la ciruela, siempre signada por vaivenes en el precio pagado al productor.

Salvando ciertos casos y para evitar las generalidades que siempre son injustas, la mayoría de los productores e industriales del sector frutícola han innovado poco en cuanto a los productos que ofrecen a la cadena.

Se conoce que es factible que una empresa, que lanza al mercado propuestas innovadoras, tiene más posibilidades de obtener mejores resultados. Básicamente porque llegar primero significa que los consumidores están más propensos a pagar un precio “Premium” o superior por el producto y además permite una oportunidad de tener un monopolio temporal hasta que los competidores adopten ese mismo impulso.

Esto se ve claramente en el desarrollo de variedades tanto primicia como tardía que ofrece Chile a todos los destinos exportadores y que grandes réditos deja. También se puede observar en las góndolas de los países vecinos, en cuanto a la variedad y packaging de todo lo que tiene que ver con fruta industrializada.

En las góndolas de nuestro país, las opciones de fruta industrializada son básicamente las mismas desde hace años: latas para fruta en compota y frascos para las mermeladas. Hay que admitir que se ven algunas excepciones a esta regla pero no es comparable con la oferta que se ve en los países vecinos.

La falta de financiamiento y la baja rentabilidad de los montes frutales, muchos de los cuales han sido erradicados, es una clara evidencia de que es muy difícil ofrecer nuevos productos. Pero en este contexto vale la pena preguntarse si alguna de las grandes empresas que manejan este segmento no tienen espacio para repensar los productos. Hasta hace un año, nadie se imaginaba un mercado de venta de latas de vino y ahora, hay un consumidor interesado por ese producto. Quizás vale la pena innovar en este mercado.

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