Como un sector muy importante para la producción mendocina, el durazno con destino a industria finalizó la temporada 2023-2024 con una cosecha de 118.040 t, mayor a las 104.887 que había pronosticado el Instituto de Desarrollo Rural (IDR). Se trata de un valor similar al año pasado y en línea con los últimos años, así que el sector busca mejorar la productividad en medio de un panorama complejo.
A diferencia del sector vitivinícola, donde el Instituto Nacional de la Vitivinicultura (INV) nuclea los datos, en el durazno era común ver distintas opiniones de cuánto se había cosechado. Así, por pedido de la Federación Plan Estratégico de Durazno Industria (Fepedi), el IDR analizó datos propios, de la Cámara de la Fruta Industrializada de Mendoza (Cafim) y de la Dirección de Fiscalización, Control y Tecnología Agroindustrial.
En principio, como se dijo, el IDR había pronosticado para la temporada 2023/24 una cosecha de 104.887 t de duraznos pavías amarillos. Ese número se repartía en 73.421 t de frutos con un tamaño superior a 57,1 mm (con buen destino para latas) y en 31.446 t con un tamaño menor y con un probable destino a pulpa.
Al terminar la cosecha, la Dirección de Fiscalización, Control y Tecnología Agroindustrial, que depende del Ministerio de Producción y Energía, informó que ingresaron como materia prima en plantas conserveras y pulperas unas 110.867.826 toneladas de duraznos. La diferencia entre este dato y el pronóstico del IDR es de solo 5,4% por encima.
Por otro lado, Cafim informó que sus socios consumieron como materia prima 115.000 t de duraznos, para elaborar 85 millones de latas de 1 kg, y 18.500 t de pulpa concentrada. A esa producción se suma un relevamiento del IDR a empresas no asociadas a Cafim, con 3.040 t de materia prima para elaborar 551.435 latas de kg de duraznos en mitades (o su equivalente en frascos) y 752 t de pulpa concentrada o sus equivalentes en mermeladas.
“Esto arroja una cantidad total declarada por las industrias del sector de 118.040 toneladas de duraznos amarillos pavías empleados como materia prima”, señala el balance del IDR. Esas 118.040 t significan un 6% más que las estimadas por la dirección provincial de fiscalización y representan un 11,1% más que el pronóstico inicial de cosecha.
Por qué hubo más durazno
El coordinador técnico del IDR, Alfredo Baroni, mencionó que todos los años había tres fuentes de consulta para ver los volúmenes de cosecha (el IDR, Cafim y la Dirección de fiscalización). “Este año lo que se hizo fue unir esas tres fuentes en un único informe, de manera de, primero, evaluar si la estimación de cosecha estuvo cerca o no, y poder determinar desvíos y posibles causales, como granizo o pérdidas de algún tipo”, comentó.
Entre las causas de un mayor volumen, el coordinador técnico explicó que esta temporada hubo una muy buena disponibilidad de agua y “eso se notó en un mayor tamaño de los frutos, entonces la estimación de cosecha se quedó un poco corta”.
El balance también tenía como objetivo unificar los volúmenes y por eso el especialista destacó el relevamiento a pequeñas fábricas que no son socias de Cafim, pero que también procesan duraznos. “Con todo ello se consensuó, digamos, una cifra que nos sirve mucho más para poder comparar y establecer patrones de conducta”, reflexionó Baroni.
Por su parte, Raúl Giordano, presidente de Cafim, analizó que el mayor volumen se dio porque las segundas variedades de duraznos lograron tener un poco más de tamaño y eso mejoró el rendimiento en kilos. “Además, no hubo muchas tormentas de granizo que afectaran a la cosecha en general”, apuntó el dirigente empresarial.
Giordano agregó que desde la entidad que preside ya preveían un número mejor que el pronosticado por el IDR, pero había que esperar hasta el final para confirmarlo. “Así que creo que el balance condice con lo que pasó, que al final hubo un poco más de cantidad. Por otro lado, la cosecha de 2024 en general fue relativamente tranquila. No hubo grandes acontecimientos”, analizó.
Ante la consulta, el actual presidente de Fepedi, José Luis Giuliani, repasó y analizó los valores: “Los números de IDR del pronóstico fueron de aproximadamente 105.000 t. Los datos de la Dirección de Industria son de 111.000 t y los de la industria de 118.000 t. El margen de error de los pronósticos del IDR es del 10% porque cuando se hace es en la época de raleo y todavía puede haber contingencias climáticas, como por ejemplo granizo”.
De ese modo, Giuliani consideró que si se tiene en cuenta el porcentaje de margen de error, la cosecha estuvo dentro de los parámetros esperados. “Para que esos datos sean más certeros, es importante realizar un censo de los montes frutales de durazno. Este censo se está organizando, queremos ver la posibilidad de hacerlo y tener datos más certeros”, comentó el presidente de Fepedi.
Un volumen similar al 2023
Más allá de que la cosecha de 2024 fue mejor a lo que se esperaba, es importante ver que el volumen es parecido al año pasado. Así, el presidente de Fepedi aclaró que esta última temporada se levantó un poco menos que en 2023. “Hubo algunos problemas con tamaños en algunas variedades y maduración despareja, debido a que faltaron horas de frío y otros problemas que ocasionaron dos situaciones de viento Zonda”, afirmó Giuliani.
Aquí nuevamente entra el problema de cuál es la fuente que se considera, ya que según el IDR el año pasado se cosecharon 105.645 toneladas, mientras que según los datos de Fepedi en la industria terminaron ingresando 118.000 t, como este año. De todos modos, si se considera un margen de error de 10%, se puede hablar de cosechas similares entre ambos años.
Desde el lado productivo, las miradas cambian según cada agricultor. Arturo Giaquinta, productor del Valle de Uco, comentó que él a nivel personal cosechó mucho menos que el año pasado porque tuvo distintas contingencias climáticas, primero le afectó el viento Zonda en octubre y luego le impactó una tormenta de granizo en diciembre.
“Sin embargo, en general por lo que he escuchado de otros productores, sí hubo la misma cantidad que en la temporada pasada. Destaco que el pago fue un poco más corto que el año pasado”, comentó Giaquinta.
Juan Manuel Manzano, al frente de la Asociación de Productores de Durazno de Mendoza, aclaró que no tienen estadísticas propias porque se basan en lo que informan las industrias. Su cosecha fue normal, pero no para otros: “Escuché a varios productores hablar de reducción de volumen, de alrededor del 15%. Hay industrias pequeñas que no trabajaron o procesaron menos. Dudo que hayamos superado las 110.000 toneladas”.
Manzano detalló pérdidas muy grandes para productores pequeños y grandes, y dijo que no hubo entendimiento en precios y debieron ajustarse a las pautas de los industriales. Además, lamentó la baja en el sector mendocino: “Ya el año pasado tuve disminución por heladas, este año igual pero por viento Zonda. Todas las cosechas son regulares. Supimos cosechar 170.000 toneladas, pero dudo que en un año excelente superemos las 130.000″.
Apuesta por la agricultura regenerativa
El pasado martes en el espacio Lodo se realizó el seminario “Fruticultura regenerativa y cultivos superintensivos”, con el durazno involucrado. “El cambio continúa y la fruticultura regenerativa abre un nuevo camino hacia la sustentabilidad del sistema, con un fuerte ahorro de recursos y la preservación del ecosistema” comentó Alain Boulet, presidente de la Asociación para la Innovación Agrícola (AIA), al presentarlo.
Lo habitual ha sido trabajar sobre suelos desnudos e inertes que sólo proporcionaban sostén a los árboles, mientras que se perdía mucha agua y se los nutría con químicos. Ahora se propone evitar laboreos, herbicidas y fertilizantes químicos para pasar a tener un terreno que se regenera, como un suelo vivo que aumenta su materia orgánica (de 0,3-0,5% a 3-4%).
“Por un lado, esto aumenta la retención de agua, eliminando la infiltración, lo que lleva a reducir hasta un 50% el agua necesaria. Por el otro, los microorganismos liberan nutrientes fijados en el terreno y en los cultivos de cobertura, y fijan nitrógeno del aire, poniéndolos disponibles para el cultivo en todo momento. Es decir que el suelo se auto fertiliza”, explicó Boulet.
Además de trabajar en el tema suelo, en el seminario se hizo hincapié en los cultivos super intensivos, que implican tener una muy alta productividad en espacios reducidos, con fuerte ahorro de recursos. Ya en los últimos años se vienen plantando más hectáreas de durazno con una mayor densidad de plantas.
El presidente de AIA explicó que, al combinar muy alta densidad de plantas con nutrición, “obtenemos un cultivo muy eficiente desde el punto de vista productivo y de ahorro de recursos”. Esto no es sólo para el durazno con destino a industria sino que también se puede aplicar, por ejemplo, en ciruelos, almendros y frutas de consumo en fresco.