Las trabas a la importación han puesto en alerta a toda la cadena agroindustrial. La producción depende de los insumos que no logra abastecer el mercado: fertilizantes, agroquímicos, vidrio, hojalata, etiquetas, tintas, mangueras para riego por goteo, insumos para combatir heladas, tractores, soda solvay (para producir botellas), barricas e insumos enológicos, entre otros. Más allá del material, la incertidumbre por el precio también condiciona la capacidad de inversión.
En octubre del año pasado el sector agrícola encendió luces de alerta de cara al inicio de un nuevo ciclo productivo. Señalaron entonces que había desde faltantes de cubiertas para las camionetas hasta el acceso a maquinarías de trabajo, pero también hablaron sobre otros problemas claves, como lo son la carencia de fertilizantes y agroquímicos (que además sufrieron aumentos de precios por razones cambiarias); sin olvidar las restricciones para la exportación.
Mientras tanto, las grandes empresas -por falta de dólares- temen un posible default comercial, por mercadería que ya han recibido desde el exterior y aun no pueden pagar. Desde las organizaciones de productores se motorizan los reclamos al Gobierno para que destrabe la situación. En el último reporte de la Confederación Intercooperativa Agropecuaria (Coninagro) se señaló que “los productores buscan amortiguar estos efectos con cambios en los planteos para ahorrar insumos y llegar al momento de cosecha o de la faena”.
Cuadros sobre cuadros
En el ámbito local, los productores también han golpeado las puertas del gobierno buscando ayuda para resolver el conflicto. A finales de julio, se realizó una reunión en casa de Gobierno con el ministro de Economía, Enrique Vaquié, en la que se volvió a plantear la problemática de la falta de insumos para la producción. El reclamo se sostiene porque la falta de insumos no solo impacta en el rinde por hectárea, sino también en la calidad del producto.
“Es necesario ordenar las importaciones de fertilizantes, de maquinaria, insumos para riego por goteo y también repuestos”, había explicado en ese contexto Guillermo San Martín, el representante de la Asociación Tomate 2000 y de la Asociación de Productores, Empacadores y Exportadores de Ajos, Cebollas y Afines de Mendoza (Asocamen). El dirigente también había manifestado que tienen problemas por la falta de hojalata y de vidrio, principalmente. “El sector de la producción viene de un crecimiento sostenido”, sostuvo.
Una cadena tirante
“Cada día crece más la necesidad de la automatización y es menor la cantidad de productos disponibles para hacerlo, debido a las restricciones a la importación. Esto es un cuello de botella que vamos a sentir en poco tiempo”, afirmó Martín Sánchez, gerente general de Agromaq Virdó (representante de las máquinas New Holland). El referente de la marca destacó que antes de las restricciones el ritmo de ventas de las cosechadoras mecánicas era de 14 unidades anuales y que en la actualidad es menos de la mitad. “Por el desgaste lógico, hay máquinas que van saliendo de circulación y esto obliga a una reposición; pero por las trabas este proceso se ha relentizado”, concluyó.
“Con las importaciones de materiales hemos tenido algún que otro problema, fundamentalmente en esta época, en la cual la gente necesita plantar y estamos demorados con algunos insumos”, señaló Sebastián Halpern, propietario de la empresa Halpern, que proveé insumos para la conducción, el control y el filtrado del agua. Entre las novedades de sus productos importados se destacan las mangueras para riego por goteo enterrado, una tecnología que está funcionando en España y que permite un ahorro de más del 20% de agua además de fertilizantes y agroquímicos.
Por su parte, Mauricio Bay, representante de Nutrien Ag Solutions, una firma multinacional con sede en Argentina, comentó que en su caso no hay grandes problemas de abastecimiento. Sin embargo, las compañías que importan, como es su caso, tienen dificultades para pagar los fletes internacionales por las trabas vigentes para la salida de dólares. En tanto, desde el sector importador aseguraron que “nunca habían tenido tanta incertidumbre y variaciones en los costos de una semana a otra.
Desde la industria
El pasado 20 de julio Bodegas de Argentina le solicitó al Banco Central que facilitase los pagos de insumos y servicios al exterior. La misma dificultad se hace extensiva a toda la industria local. De hecho, las restricciones cambiarias también han afectado a las grandes compañías.
Gerardo Córdoba, Gerente de Della Toffola, explicó cuál es el impacto que han tenido estás restricciones en el sector industrial: “Nos afectan para poder hacer los pagos al exterior, más precisamente, a nuestra casa matriz que está en Italia. Debemos contar con cupos, a medida que importamos y nacionalizamos equipos y/o repuestos los vamos utilizando. Es decir, vamos día a día, tratando de poder cumplir con las metas y los objetivos que no hemos propuesto”. Córdoba agregó que “se ha hecho difícil operar con normalidad”, pero destacó que se pueden encontrar formas de seguir adelante.
“Con respecto a los insumos, estoy teniendo problemas con aquellos con los que trabajamos y son importados”, comentó Luciano Palumbo, de Monteño Insumos Cerveceros. El ingeniero agrónomo destacó que es importador y sobre todo hay demora en la provisión de barriles de acero inoxidable, lúpulo proveniente de Estados Unidos o Europa, y con todo lo relacionado al material para los bares. “Los insumos nacionales se consiguen en el mercado, pero hemos tenido movimientos importantes en los precios a causa de las variaciones del dólar. No se nos ha hecho fácil seguir en el último tiempo”, concluyó.
Por último, en algunos casos el faltante de insumos obligó a un rediseño en la presentación del producto para poder llegar hasta las góndolas. Ignacio Girdini, elaborador de aceites de oliva, explicó que debido al faltante de vidrio debieron ajustar las presentaciones de sus aceites, porque no había envases suficientes del modelo que habían planeado inicialmente. El productor, radicado en Lavalle, agregó que, para los pequeños productores, que no tenían un gran acopio, se les presentó un nuevo problema, el de pensar en alternativas para cumplir con los clientes. “Se trabajó en una nueva presentación y el rediseño de las etiquetas”, señaló.