El agro es el sexto sector económico que más aporta al Producto Bruto Geográfico (PBG) de la provincia (entre nueve que se miden estadísticamente), pero históricamente ha estado siempre en el podio de los que más empleo generan. Incluso hablando solo de empleo privado registrado, es uno de los que mayor participación tiene en el mercado laboral.
Sin embargo, una rápida mirada del largo plazo permite comprobar que el agro está perdiendo fuerza, y mucha. Según la Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas de Mendoza (DEIE) entre 2004 y 2019 (aun no se encuentra disponible el dato de 2020) la agroindustria se contrajo 15,6%, en tanto que la economía de Mendoza en su totalidad creció 23%. Esto provocó que el sector perdiera más de tres puntos de participación en el PBG, pasando del 10% en 2004 a 6,8% en 2019. Dicho de otra manera, hace 16 años la agroindustria local producía $10 de cada $100 que generaba Mendoza y hoy solo aporta $6,80 de cada $100.
Esta contracción en el nivel de actividad del agro, impactó negativamente en su capacidad para generar empleo. De acuerdo al Ministerio de Trabajo de la Nación, en el período analizado la agroindustria perdió 2,6 puntos porcentuales de participación en el mercado laboral registrado mendocino. Si bien es cierto que logró crecer (creó 3.481empleos entre 2004 y 2019), no lo hizo al ritmo del resto de los sectores. Concretamente, la agroindustria antes era responsable de 13,3 puestos de trabajo de cada 100 que había en Mendoza y ahora explica solo 10,7 de cada 100 empleos formales.
¿Qué sectores cayeron dentro del agro? . El último Censo Agropecuario del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) demuestra que entre 2008 y 2018 se perdió el 45,8% de las hectáreas de frutales de pepita y el 22,1% de las hectáreas implantadas con frutas de carozo, por citar algunos ejemplos. También se perdieron más de 77.500 cabezas de ganados bovinos en ese período.
Así, el análisis de largo comprueba que, más allá de las variaciones coyunturales de cada año, la agroindustria se está achicando en Mendoza y junto con ella, se está perdiendo unos de los más grandes motores de empleo con que cuenta la provincia. Los extensos período de alta inflación, la caída del consumo, la falta de inversiones y la pérdida de competitividad en el mercado externo, explican gran parte de esa caída.
El mayor problema, es que las causas principales de la retracción de nuestra economía regional son consecuencia de las políticas macro del Gobierno Nacional, pero eso no significa que no se pueda hacer nada internamente. El año de la vitivinicultura, que logró crecer en plena pandemia, demuestra que todo es posible. Ya una vez Mendoza venció el desierto. Ahora toca vencer la crisis y salvar a nuestra agroindustria.