Las contingencias climáticas cambiaron el panorama para la cereza

Contra lo esperado, la cosecha será un 14% menor a la de 2020. Sin embargo, con 4.100 toneladas pronosticadas, el número sería mejor que los de 2018 y 2019. Hay dudas respecto de los precios y la mano de obra.

Las contingencias climáticas cambiaron el panorama para la cereza
Contra lo esperado, la cosecha será un 14% menor a la de 2020. Sin embargo, con 4.100 toneladas pronosticadas, el número sería mejor que los de 2018 y 2019. / Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

Con nuevas hectáreas de cultivo y la entrada en producción de cerezos jóvenes, se esperaba que la cosecha de este año superara a la de 2020. Sin embargo, el Zonda y las heladas de los últimos meses complicaron la situación y ahora se estima cosechar 4.100 toneladas, un 14% menos que las 4.751 toneladas del año pasado.

Recientemente, el Instituto de Desarrollo Rural (IDR) publicó la estimación de producción de cereza para este año, con una cosecha que se inició hace un par de semanas y que continúa en marcha. En el informe se indica también que la cereza es un frutal de primicia de Mendoza junto con el damasco.

Cecilia Fernández, técnica del IDR y parte del equipo que elaboró el informe, señaló que para este año se estima una cosecha de 4.100 toneladas de cerezas. “Es un 14% menos respecto del año pasado (4.751 t) pero, en términos generales, es un volumen similar”, apuntó Fernández.

Si se miran los distintos años, los volúmenes son muy variables. En 2015 se hablaba de 2.035 toneladas de cereza, pero en 2017 había 5.901 t. Ese número cayó a 2.346 t en 2018 (menos de la mitad respecto del año anterior) y siguió bajando a 2.245 t en 2019. En ese sentido, parece cierto consuelo que las últimas dos cosechas se mantengan por encima de las 4.000 t.

“La cereza tiene mucha variabilidad, sobre todo por el tema de heladas y de viento Zonda en floración”, explicó Fernández. Puntualmente, en este año hubo heladas en el momento de floración del cerezo y eso afectó de manera diferente, según las variedades, la zona, el manejo de las parcelas, entre otros factores. En el momento de monitoreo en octubre, se encontraban árboles con carga completa y otros afectados por las contingencias climáticas.

Para Diego Aguilar, presidente de la Cámara de Cerezas de Mendoza, los problemas climáticos cambiaron el buen panorama que había para este año: “Encontramos menos cuaje que el habitual, debido a la helada y al viento Zonda previo. Cuando hay Zonda, baja la humedad y deshidrata, entonces el polen no encuentra cómo cuajar y eso implica menos fruta”.

En cuanto a la helada, Aguilar remarca que es muy difícil de estimar el daño, porque hay frutas afectadas que manifiestan el daño en el momento, pero otras frutas siguen creciendo hasta 15 días y de repente se caen. Además, se puede producir un raleo natural, por el cual (dicho en términos generales) algunas frutas mueren, pero la planta agranda las que continúan con vida.

“Se nota que hay una menor cosecha. Estamos con menores rendimientos. Algo que no sé si va a incidir a final de temporada es que las frutas tempranas son las que han sufrido más daño, con lo cual la gente, al norte del río Mendoza, prácticamente está terminando su cosecha. A lo sumo le quedará una semana más. Están terminando más temprano que lo habitual”, analizó Aguilar.

Otra duda es cómo podría afectarse el precio en el mercado interno, ya que la cereza es muy consumida para las fiestas de fin de año. Eso dependerá de los números finales de la cosecha y de la temporada en la Patagonia, con buenas perspectivas. Además, como es considerada un consumo “de lujo”, muchas personas la “dejan de lado” cuando los precios aumentan.

Volumen y mano de obra

En el caso de Fragapane Hermanos, productores y exportadores de cereza con tres fincas en Maipú y el Valle de Uco, iniciaron la cosecha hace tres semanas con poca fruta pero, a partir del 6 de noviembre, aumentó el volumen. En su caso, combatieron la helada y sus pérdidas fueron del 20% en cereza, aunque no pudieron salvar otros cultivos por el alto costo del combate.

“Es un año extraño porque hubo heladas y la mayoría de los productores con los que contamos sufrieron pérdida de volumen”, comentó Damián Garro, su gerente comercial. Como se dedican a exportación, el lado positivo fue que la fruta que quedó en la planta creció en tamaño, y eso les beneficia ya que la fruta de exportación es la de mayor calibre. La contracara es que habrá menos fruta para industria, que aprovecha las cerezas más chicas.

El gerente comercial de Fragapane Hermanos comentó que, respecto de la misma fecha del año pasado, ya llevan entre un 17% y 19% más en volumen exportado que el año pasado, con casi un 70% de sus ventas a Reino Unido. “Tenemos más fruta con calidad de exportación y menos con calidad de industria o mercado. Con la máquina diferenciamos calibre para industria (que después venden al mercado interno) y para exportación”, afirmó Garro.

Un productor mediano de cereza que en su momento llamó a ser precavidos con las expectativas es Juan Martínez, tesorero de la Unión Frutihortícola Argentina (Ufha). En una nota previa con este medio, comentó que era importante moderar las perspectivas debido a la falta de agua por la actual sequía.

“Con el clima seco estamos más expuestos a que venga una helada y nos arruine todo. No podés hacer mucho. Hay que esperar a que pasen 25 días para tener una idea mejor acabada”, afirmó Martínez. A eso se sumaban otros problemas en el sector como las invasiones de catas y la falta de mano de obra (el cultivo es muy sensible y no se mecaniza la cosecha).

En cuanto a la mano de obra, Garro explicó que en un principio faltaron trabajadores en empaque y cosecha, pero ahora, con una menor competencia con el ajo, la situación está más estable: “El ajo nos mata porque paga mejor y con más volumen. Ahora han liberado mucho personal de cuadrilla para cosecha. Eso nos va a aliviar”.

Aguilar recordó que la cosecha es manual (“de una cereza a la vez”) y esto implica muchos trabajadores, especialmente de los que viajan del norte del país. En su caso, no ha tenido problemas ya que muchos cosechadores no tuvieron temporadas importantes de arándanos ni de limón. Entonces han venido antes de lo habitual para aprovechar las cosechas de damasco y cereza y el raleo del durazno.

Los números de la cereza

La historia de la cereza en Mendoza ha tenido varias idas y vueltas, siendo una fruta primicia muy bien valuada a nivel internacional (en especial, en China y Europa). En el Censo Nacional Agropecuario de 2018, Mendoza figuraba como la principal provincia productora con 784 hectáreas, seguida por Chubut (338 ha), Río Negro, 264,5 ha), Neuquén (220 ha) y Santa Cruz (208 ha).

Desde el IDR aclaran que, de esas 784 hectáreas mendocinas, son productivas unas 659 ha, es decir que son montes productivos comerciales, de más de 7 años de implantación y buen estado vegetativo. Este frutal se encuentra implantado en la zona Norte (Luján, Maipú y Las Heras) y en el Valle de Uco (Tunuyán y Tupungato). La zona valletana concentra el 84% de la producción provincial.

Anualmente, el IDR realiza un pronóstico para estimar la producción local. Este año, para determinar la evolución de la floración, se monitorearon 18 parcelas de las tres variedades en estudio: Bing, Lapins y Santina. Para el caso de pronóstico se monitorearon las mismas variedades, en 94 cuarteles.

El pronóstico para 2021 señala una producción menor que en 2020 por efectos de Zonda en la floración y por las heladas de setiembre (madrugadas del 14 y el 15) y de octubre (madrugadas de 3, 4 y 7). En cuanto a variedades, mientras que la Bing disminuirá su producción un 21 % (pasará de 2.177 t en 2020 a 1.728 t este año), la Lapins aumentaría su producción esperada en un 48% (de 462 t en 2020 a 684 t este año).

“Los volúmenes esperados de las dos zonas productivas presentan una distribución de calibres con el 41% de frutos mayores a 26 mm. Este porcentaje es mayor en el Valle de Uco, que alcanza un 48% de los frutos en este rango”, se lee en el informe del IDR. Cuando se analizan los calibres teniendo en cuenta el volumen que representan, 1.681 toneladas son de calibres más grandes (> 26 mm).

“Finalmente podemos decir que se espera una cosecha, en términos generales normal, de 4.100 toneladas, con una disminución de un 14% respecto de la temporada anterior”, concluye el pronóstico.

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