La fruta industrializada en la provincia vive un proceso de retracción y achique muy complejo. Así lo definió Leandro Roldán, gerente de la Cámara de la Fruta Industrializada de Mendoza (Cafim) en una entrevista con Los Andes, en la que contó que muchas empresas han cerrado sus plantas o han reconvertido su producción, principalmente hacia el tomate.
El representante del sector dio cuenta de las complicaciones que sufren en el mercado interno y la falta de inversión y financiamiento que enfrentan en una campaña que terminó con buenos niveles de fruta pero reducción de producción por el incremento de los costos.
Además, Roldán habló con optimismo de las posibilidades que representan las exportaciones, sobre todo en un año cuando la producción europea se ha visto afectada por las inclemencias climáticas, aunque remarcó que hay que esperar a lo que suceda en China.
-¿Cuál es la situación hoy del sector?
-La campaña de fruta fuerte terminó bien en febrero para durazno y en marzo/abril se desarrolló la pepita. Se dio con un poco menos de fruta de la esperada. No todas las industrias pudieron completar los programas que se habían previsto el año pasado, pero no tuvieron mayores inconvenientes. Fue un año con un poco menos de lo esperado, aunque normal en el abastecimiento de fruta.
Lo que hemos tenido es un aumento importante en los costos de la materia prima. Eso ha repercutido en la producción y la capacidad de las industrias. De hecho, algunas, por el elevado precio de la materia prima -durazno- tuvieron que acortar sus planes. No por falta de fruta sino por costos. La expectativa está puesta en que, con estos nuevos valores, podamos exportar, algo que sigue siendo complejo.
-¿Cómo se han comportado las exportaciones?
-Las heladas y los accidentes climáticas de Europa, principalmente España, Italia y Grecia, nos da una perspectiva de oportunidad, pero nunca sabemos qué pasa con China y eso genera incertidumbre.
Las expectativas son positivas por la menor producción europea, pero ellos tienen su cosecha en agosto y todavía falta. La información preliminar es que ha habido daños y la producción va a ser menor que en otros años. Eso genera optimismo, pero hemos tenido altos costos en la producción. También hay que tener en cuenta que si China tiene una buena cosecha, va a tener la misma idea de remplazar los mercados que los europeos no van a poder abastecer.
-¿Cómo fue el consumo interno durante la pandemia?
-Los alimentos han mantenido la demanda, pero todo el rubro se ha visto alcanzado por el programa Precios Máximos. Hemos tenido una inflación importante en todas las etapas productivas que no se han podido trasladar a las listas de precios.
Hay un proceso de baja o inexistencia de rentabilidad para el sector. Es una situación muy compleja.
-¿Qué tiene que pasar para lograr la rentabilidad del sector?
-El financiamiento es fundamental. Somos un sector que concentra la mayor parte de los requerimientos financieros en una determinada época del año. Entre diciembre, enero y febrero, se agrupa el 80% del financiamiento que requiere la industria. Nunca lo conseguimos en su totalidad en el mercado financiero, lo que hace que la industria tenga que recurrir a otros métodos como la preventa, donde se ofrecen descuentos que generan hasta pérdidas en algunas ocasiones.
La presión impositiva y los costos que genera la burocracia en todos los estamentos, ya sea a nivel municipal, provincial o nacional, son otros aspectos que incrementan los gastos.
También necesitamos dejar de pagar derechos de importación y, por lo menos, acelerar los trámites de reintegro. Esos serían los ejes principales del sector para recuperar la rentabilidad.
-¿Cómo está funcionando el abastecimiento de hojalata?
-Todas las industrias recibieron sus pedidos bien. No ha presentado inconvenientes. Tampoco el papel tetra. Sí hubo algunos problemas con el abastecimiento del vidrio, sobre todo en la industria del tomate triturado que es donde se ocupa el grueso de las botellas de vidrio. Hubo varias empresas que tuvieron que reducir sus programas de producción porque no tenían los envases.
-¿Cuáles son las industrias más afectadas por el achique del sector?
-La industria está en un proceso de retracción muy complejo. Arcor, por lo menos en durazno, abandonó directamente el negocio. Muchas empresas han achicado sus plantas de procesamiento o se han dedicado a otros productos.
Las industrias sufren un proceso de concentración, de achique de los márgenes de rentabilidad, y repercute en menos industrias y menos producción. El último dato del IDR habla de 1.000 hectáreas menos de durazno que fueron plantadas, lo que también genera escasez en la materia prima. Toda la cadena industrial está repensando su desarrollo a futuro. Son muy pocas las que tienen en sus planes ampliar sus plantas de procesamiento de frutas.
-¿Quiénes son los que sí han podido ampliar su capacidad productiva?
-Quienes han ampliado y han hecho inversiones importantes en el último tiempo, es la gente de Fénix, en General Alvear. Ellos construyeron una planta nueva para el procesamiento de pulpa para hacer uno de sus productos. Ésa es la última inversión que ha tenido el sector de la fruta industrializada. El resto están todos en reducción, con algunas industrias que han cerrado, otras que se han reconvertido. Han achicado sus plantas o han vendido la maquinaria a otras más pequeñas que, de alguna forma, han ocupado el lugar en el mercado, pero no hay grandes inversiones.
-¿Cómo influye la concentración en algunas empresas del sector?
-Ante el achique del sector, los que quedan son los que pueden soportar las presiones tributarias, fiscales, laborales. Nosotros tenemos un muy buen mercado interno que se mantiene para el durazno, las jaleas, con un alto consumo. Eso es lo que hace que algunas empresas se mantengan, porque el mercado de exportaciones es para muy pocos, sólo los que pueden lograr un precio competitivo.
