Si bien todavía no están los resultados del primer semestre de despachos de vinos, muchos en la industria hablan de la caída del segmento de vinos masivos en tetra brik.
Los últimos datos disponibles al cierre de esta edición mostraban que en el periodo enero-mayo, la caída en volumen fue del 7,9%. Recordemos que el tetra representa el 36% del total de vino que se vende en el país y es uno de los segmentos más sensibles a las crisis económicas.
En este sentido, la cosecha chica que se registro, con altos precios pagados por la materia prima, a lo que se suma el aumento constante de los insumos y de la logística, ponen a los “masivos” en una situación única y compleja. Lo único que hace es generar incertidumbre en el corto y largo plazo.
Un reciente informe de la división vinos del banco Supervielle señala que “tanto en Argentina como en el mundo, el mercado vitivinicola concentra sus esfuerzos productivos y comerciales en franjas de precios mas elevadas y de menores volúmenes”.
Y agrega el reporte: “En la última década, el mercado doméstico de vinos va hacia categorias de precios más altas y solo las grandes compañías siguen compitiendo en los precios más bajos. La pirámide de consumo en los últimos cinco años se ha premiumizado en el mercado doméstico, siguiendo las tendencias internacionales, siendo más notable el fenómeno enlas franias intermedias donde existe más espacio para crecer en un mercado dominado por la caída de ingresos.
Con estos datos, da la sensación de que el negocio de los masivos en el mercado doméstico está en aprietos.
Son pocas las empresas que operanen este negocio y la baja comienza a dar señales.
Las perspectivas para el segundo semestre no son alentadoras y esto podría generar una fuerte caída en el mercado interno. La erosión de los salarios a manos de la inflación está generando duros resultados en la industria madre y ya hay quienes vaticinan problemas relacionados con algunas empresas a corto plazo.
Por ahora, lo cierto es que los segmentos masivos están sufriendo seriamente las subas en los insumos, en la logística y en la materia prima, a lo que se suma el contexto macroeconómico de Argentina, que poco ayuda y termina por generar más incertidumbre.