El “Semáforo de Economías Regionales” con datos del mes de abril muestra que, de las 19 monitoreadas, 3 se encuentran en verde, 5 en amarillo y 11 en rojo. El relevamiento que realiza Coninagro (Confederación Intercooperativa Agropecuaria Limitada) evidencia que, en el último año, en promedio, los costos de producir se elevaron un 86%, mientras los precios pagados al productor subieron apenas un 57%.
En el cuarto mes del año, las economías regionales que están en rojo se encuentran en esta situación por la suba de los insumos y la inestabilidad de los mercados, especialmente de la exportación. Como contraparte, hay dos actividades que recuperaron levemente, pero resta que eso se traduzca en señales concretas a la cadena productiva.
El análisis de Coninagro suma que la incertidumbre por el acceso al combustible y su precio es transversal a todas las producciones. Y que la guerra Rusia-Ucrania ha afectado nuevamente la logística internacional, tanto para exportar productos de las economías regionales, como manzanas y peras, como para importar insumos necesarios, como botellas.
Sube el precio del vino y el mosto
“Hubo una merma en la producción y una cosecha a la baja. Puesto en números, es casi el 20% menos en relación al año pasado. Esto ha equilibrado el mercado y ha dejado los stocks mas reducidos, lo que ha provocado una subida en el precio del vino y del mosto de manera marcada”, explicó Carlos Groselj, productor de vinos en Mendoza, que es secretario de la cooperativa Altas Cumbres y consejero de Coninagro por Fecovita.
Y agregó, sobre las buenas perspectivas: “Esto en una primera instancia marcó una pérdida de consumo en mayo pero ahora está recomponiéndose un poco, y el productor vitivinícola percibe esa suba en su renta y ha sido un alivio”.
“En contraposición, los costos han aumentado considerablemente, ya sea los vinculados a insumos, combustible y fertilizantes, en algunos casos con subas de más del 100%, sumado a la dificultad para conseguir algunos productos por restricciones a las importaciones. Pero aun así el panorama es positivo para el productor, solo juega un poco en contra el stock acotado para competir en el mercado externo”, agregó Groselj.
En tanto, en lo referido a exportaciones, Groselj indicó que el precio en el mercado interno es elevado y esos valores llegan a un techo debido a que el precio internacional está emparejado y eso complica la competitividad con el dólar atrasado. “El precio del mosto ha subido, el mosto principalmente se exporta y esto acompaña la suba del vino en el mercado interno”, redondeó.
Asimismo, el productor y cooperativista mendocino expresó la preocupación del sector por los elevados aranceles en los países de destino, que, por ejemplo, en Europa rondan el 20%, en China el 25%, en Sudáfrica el 20% y en el caso del mosto en EEUU paga U$S 150 dólares por tonelada, lo que representa casi un 15% del precio.
“Enfrentamos dificultades para conseguir contenedores y la logística tiene altos costos. Un tema que preocupa es una demanda de una empresa mostera estadounidense, que importa nuestros productos y está pidiendo al gobierno de Estados Unidos que interceda como compensación de lo que ellos consideran una supuesta competencia desleal del mosto argentino en el mercado de USA. Ahora, este tema está en una incipiente etapa judicial, hemos pedido a Coninagro y al ministro Domínguez que interceda porque bajo nuestro punto de vista el pedido de esta empresa no tiene lugar”, cerró Groselj.
Frutas y hortalizas en una realidad compleja
“En Bahía Blanca fue un año hortícola medio desparejo por el factor climático. Veníamos bien, con precios razonables y buena producción, pero nos pegó duro el calor del mes de enero. Costó reponerse de ese calor y comenzamos a cultivar, pero con producción no tan buena. Y con ello aparecieron problemas para vender esos productos. Además, empezó a aparecer mercadería de otros lugares y Bahía Blanca como plaza productora comenzó a atorarse. Al fin costó más, pero igualmente se pudo colocar la producción hortícola y frutícola”, describió Ricardo Vitale quien es tesorero de la Cooperativa de Horticultores de Bahía Blanca, presidente de Acohofar y vocal en Coninagro y Fenafrut.
“Donde el calor no golpeó tanto hubo buena producción y eso bajó el precio regulado por la ley del mercado, regido por la oferta y la demanda. Hay que tener compromiso en poner precios e intentar fijarlos, porque de un día para el otro todo cambia muy rápido”, describió. Y sumó que Mar del Plata, La Pata y otras zonas productivas de la provincia de Buenos Aires han tenido vaivenes de precio. Así, el precio del tomate estuvo muchos meses por debajo de los costos de producción y solo “a cuentagotas” tuvo buen rendimiento desde el punto de vista comercial.
“En la zona de valles hubo una producción muy buena de frutas, pero en algunos campos quedó en la planta por falta de gente para cosechar. Y toda esa producción está alojada en cámaras que tienen un costo muy importante de frío, mantenimiento, y luego deben ser enviadas a embalar, lo que implica mano de obra y fletes que deben padecer el problema de gasoil”, analizó sobre la situación en otras partes del país.
A propósito del tema transporte de mercadería, Vitale reclamó que desde la zona de los valles de producción de manzana hasta Buenos Aires, son más de mil kilómetros y eso requiere un flete. Ahora que se va terminando la producción de los valles, los bonaerenses y el mercado central dependen de producción que viene del norte, como Salta, La Rioja, Catamarca y los invernaderos de Corrientes. “El flete para traer esa fruta desde Salta, en relación, termina siendo más caro que un cajón de mercadería pura”, planteó.
Finalmente, Vitale reconoció que sostener los ciclos productivos en su área se ha vuelto complejo desde el punto de vista de la imprevisibilidad. “Sembrar, volver a producir, cuesta mucho dinero, porque los insumos están en dólares y nosotros vendemos en pesos. Cuesta conseguir dólares y tenemos que comprarlo a valor cambiado. Volver a encarar una nueva campaña es muy difícil. Históricamente soy también productor triguero y ganadero, conozco la zona del sudeste de la provincia, zonas marginadas, pero estamos produciendo y poniéndole el hombro; a tal punto que desde la cooperativa de frutihorticultores de Bahía Blanca estamos proyectando construir un mercado cooperativo, ya tenemos mas de 28 hectáreas de superficie para poner en marcha el proyecto, algo que apuntalará la zona y la región”, expresó.