Con los cierres y avances de las principales cosechas, los números de la temporada 2020-21 muestran una mejoría general respecto de las magras cosechas de la temporada 2019-2020. Estos números son también la base para hacer las cuentas en el nuevo ciclo productivo, con panoramas distintos según cada producción.
Iniciando por la vid, pueden verse los datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), al 9 de mayo de 2021. A esa fecha, en Mendoza ya se habían cosechado 15 millones de quintales, un valor superior a los 14 millones de quintales del total provincial del año pasado. El crecimiento va en consonancia con el nivel nacional, con unos 22,1 millones de quintales de uva cosechados, más que el total nacional del año pasado, con 20,5 millones de quintales.
Si se miran otros cultivos, un análisis del Ministerio de Economía con datos del Instituto de Desarrollo Rural (IDR) destaca un crecimiento en casi todos los cultivos provinciales respecto de la temporada 2019-20, tanto en volumen de cosecha como en precio pagado a los productores. Esto incluye a productos como durazno para industria y hortalizas.
Valentina Navarro, directora provincial de Agricultura, aclara de base que la temporada de 2019-20 fue muy negativa en volumen. Las razones fueron diversas según cada producción: desde la reducción de superficie cultivada hasta las contingencias climáticas. La temporada de 2020-21 fue menor incluso que muchos de los promedios históricos, pero en general hay una mejoría respecto del período anterior.
“En lo que es frutales, estos últimos dos años han sido negativos en volumen. Esto se nota por ejemplo con la ciruela, con rindes muy por debajo del promedio histórico”, explica Navarro. Los datos que analiza son del Programa Precios pagados al productor, del IDR, donde se estudian las proyecciones de cosecha y los pagos a productores.
La directora de Agricultura destaca que en donde sí ha habido un aumento neto más allá de los niveles históricos es en hortalizas: “Dentro de lo que es ajo y tomate sí hubo aumento de precio y producción en base a una demanda mayor del mercado. La superficie ha ido en aumento y el precio ha crecido por el crecimiento de la demanda”.
Mirando hacia el nuevo ciclo productivo 2021-22, desde la dirección de Agricultura coordinan para tener mesas sectoriales con distintos actores y organismos como ProMendoza, Iscamen y el IDR. “Esta semana tenemos la primera mesa sectorial con el ajo, en consonancia con las mesas de precios. La idea es coordinar acciones para mejorar el trabajo de lo privado, con apoyo de lo público. Ver demandas y qué necesita el sector, relevar las necesidades”, explica Navarro.
Una cosecha inesperada
La actual cosecha vitivinícola generó sorpresa ya que el INV había pronosticado para este año a nivel nacional unos 19,3 millones de quintales, un número menor al volumen nacional del año pasado 20,5 millones de quintales y se presentaba como una de las peores cosechas en 60 años. Ese valor no fue así, sino que incluso ya se ha superado a la cosecha de la temporada 2019-2020.
Patricia Freuler, presidente de Bodegas de Argentina, destaca que el aumento de la cosecha permitirá recuperar volúmenes de reserva: “Más allá de los pronósticos, tuvimos una cosecha superior a la esperada, lo cual fue positivo ya que el aumento de ventas en 2020, traccionada fundamentalmente por los graneles, nos había dejado sin stock”.
Desde la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas (Acovi), su subgerente Nicolás Vicchi afirma que “como productores queremos que nuestra producción vaya aumentando, no estar especulando a que haya granizo, helada o que merme en alguna zona para beneficiar a otra”. Además, cree que a nivel internacional hay mercado para sus productos y habría que mejorar aspectos en materia arancelaria, de presión tributaria, logística y acceso al crédito, entre otros.
En lo que se refiere al precio (el estudio del IDR no incluye la vid ni al vino) se pueden tomar los números de la Bolsa de Comercio de Mendoza. Comparando los precios sin IVA de mayo de 2020 a mayo de 2021 registrados en esa entidad, el vino tinto genérico creció de $ 11,91 a $ 37,87 y el vino blanco genérico de $ 12,32 a $ 37,37. Además, el vino Malbec de las zonas Norte-Este creció de $ 19,93 a $ 46,02 y el del Valle de Uco de $ 23,14 a $ 58,16. Finalmente, el precio sin IVA del vino Chardonnay en un año pasó de $ 21,34 a $ 53,52.
Vicchi señala que el precio del vino ha venido incrementándose desde hace un poco más de los últimos 6 meses con una lógica de equilibrio en los stocks. “Sí es necesario que el precio del vino al productor continúe en una tendencia de aumento, por lo menos equivalente a la inflación, porque si no, con el aumento de los costos, se pierde todo lo que recuperó del precio del vino después de años de miseria”, apunta el subgerente de Acovi.
En lo que se refiere al valor de las transacciones entre bodegas y productores, la presidente de Bodegas de Argentina prefirió no opinar al haber tantas variaciones. “Respecto de los precios, desde Bodegas de Argentina no hacemos comentarios ya que son transacciones entre particulares, con muchas variables como para poder estandarizar”, comentó Freuler.
Subas y bajas en el durazno
Vale recordar que el durazno que se cultiva en la provincia tiene dos fines: para industria y para consumo en fresco, con dos esquemas productivos distintos. Si se mira primero el durazno para industria, los datos del IDR señalan esta temporada un crecimiento en cosecha de 111.253 tn frente a 64.463 tn de 2019-20, más un aumento del precio que pasó de $ 8 a $ 17,77 el kilo.
Para Arturo Giaquinta, productor y presidente de la Federación de Plan Estratégico de Durazno para Industria (Fepedi), el volumen de cosecha va en línea a ese informe, aunque duda en el precio: “Si hacemos un promedio este año entre el durazno de primera, de segunda y de pulpa, al productor se le dio en promedio un total de $ 32 a $ 33. El año pasado nos pagaron un promedio de $ 12 a $ 13 el kilo. Fue una porquería el año pasado, y este año fue más que el doble”.
Si bien el precio del durazno creció de manera considerable, Giaquinta remarca que también subieron los insumos y por eso sigue sin ser una actividad rentable. “No sé qué va a pasar. Te digo la verdad es un año muy preocupante para nosotros”, apunta el presidente de Fepedi. Además, le preocupa las advertencias meteorológicas de que será un invierno más cálido, porque eso adelantaría la floración e implica un mayor riesgo de sufrir heladas.
En cuanto al durazno para consumo en fresco, el informe del ministerio señala una cosecha esta temporada de 64.439 tn frente a 36.596 tn de la anterior, con un precio que cambió de $ 36 a $42,25 por kilo. Sin embargo, para Gustavo Renzi, productor y parte de la Unión Frutihortícola Argentina (UFHA), la cosecha no fue mayor que la del año pasado.
“La temporada de lluvia fue enero y febrero, en plena cosecha. Eso deterioró mucho la calidad y se perdió mucho en el piso. El IDR, que es el que hace las estadísticas, las hace en diciembre y para entonces no teníamos los problemas climáticos”, comenta Renzi. En lo referido al precio, confirma que sí se pagó un poco más, pero si se mira la inflación interanual se observa que el valor neto está por debajo de la temporada anterior.