En un vagón de un tren de alta velocidad desde Shanghái, junto a la ventana, una mujer china de 37 años está leyendo el Aleph, libro de cuentos de Jorge Luis Borges. Dos hombres de negocios comparten la misma línea de asientos en el vagón. Esta escena no pasa desapercibida para Maximiliano Postigo, uno de los protagonistas de aquel viaje, quien meses después, en el Espacio Arizu, en Mendoza, ante un foro de pequeños bodegueros, habló sobre la penetración que tiene en la actualidad los productos de Argentina en China.
A lo largo de tres días, organizada por la fundación ProMendoza y por el Consejo Federal de Inversiones (CFI), La Ronda de las Américas fue un encuentro de networking en el que participaron más de 80 pequeñas bodegas locales (que abonaron $ 300 mil para garantizar su participación) y 15 importadores y distribuidores de vinos provenientes de Aruba, Bolivia, Brasil, Estados Unidos, México, Perú y Paraguay. Además, un par de empresarios de Polonia que fueron invitados a este evento.
Esta ronda inversa, que tan también tuvo el jueves un episodio en el Valle de Uco, visibilizó las etiquetas de las pequeñas bodegas que no han tenido la posibilidad de viajar a las grandes ferias para establecer e iniciar contactos comerciales. En tres días, en La Ronda de las Américas, convergieron cientos de historias y desarrollaron 500 entrevistas con expectativa de negocio.
En estas ruedas, no solo solo se buscó consolidar a las bodegas ya posicionadas en el comercio exterior, sino también incentivar a aquellas que, forman parte del programa Ágil NEX y “están iniciando contactos en mercados latinoamericanos y emergentes”, señalaron desde la organización.
Desde los viajes en camioneta a una etiqueta boutique
A media mañana del martes, proveniente del aeropuerto, con una camisa blanca y traje oscuro, Gloria Galvagno carga en su equipaje una selección de botellas. Por la noche, ella regresará a Buenos Aires para el casamiento de su hija.
Este viaje es especial porque tendrá la oportunidad de contar la historia de su emprendimiento en la rueda de negocios. La empresaria de 63 años, oriunda de la localidad bonaerense de Pilar, decidió radicarse de a poco en Monte Comán, en San Rafael, a medida que fue creciendo finca La Glorieta, lugar donde también da empleo a otras mujeres.
“Mi proyecto lo inicie hace 10 años, plantando unos cuadros de bonarda, de malbec, de cabernet sauvignon”, relata luego de participar en reuniones, en el marco del programa Ágil NEX, con importadores de Brasil y Polonia. Cuenta que empezó sin saber nada de la actividad, pero decidida.
“Viajaba desde Pilar, de noche, en mi camioneta, con mi perro, solo para venir a ver cómo estaba la viña, para ir aprendiendo”, recuerda. A medida que fue creciendo pasó de elaborar vino casero, de manera artesanal, a darle forma a una bodega boutique que elabora 11.200 kilos de bonarda y 4.800 kilos de malbec para los caldos de su autoría.
“Tuve la oportunidad de mostrar mis vinos y de poder exportar, quiero llegar a restoranes, a vinotecas; no quiero estar en supermercados, quiero recorrer el camino de un vino boutique, lograr que la gente lo busque y disfrute del Felicitas Bonarda”, dice.
Gloria comenta que la etiqueta es la niña bonita de su bodega, porque a partir de ella “fui descubriendo el mundo del vino, un mundo lleno de pasión y que me está dando muchas satisfacciones. Quiero mostrarle a mis hijos que una mujer puede”, agregó la propietaria de la etiqueta Solo Ella.
Aunque Galvagno Estate aún es un proyecto muy joven, su vida no adolece de “intensidad”. Ante los importadores, Gloria cuenta que Felicitas lleva el nombre de su primera nieta, y luego de rueda agrega que “Me prometí que cada nieto tendrá un fruto. el nuevo proyecto es aceite de oliva que envaso bajo el nombre de Clara, mi segunda nieta. Veremos hasta dónde nos lleva la vida”, concluye.
Apasionadas y reincidentes
María Elena Salomón, Viviana Lencina y Graciana Poloni son parte del colectivo Mujeres de la Viña, un grupo de productoras del Valle de Uco que se unió con el objetivo de mejorar la rentabilidad de sus pequeñas fincas (entre una y 20 hectáreas) y compartir su pasión por el vino.
Este grupo, que elaboró su primer vino en 2020, en 2023 participó en la primera ronda inversa que ProMendoza organizó en todos los oasis de la provincia. Allí surgió la oportunidad de negocio y despacharon, en febrero de este año, dos palés de vinos, con su etiqueta “Apasionadas” rumbo a Texas, Estados Unidos.
María Elena Salomón, mientras recogen las muestras de sus malbec y blends de tintas y blancas, explicó que las expectativas “son altas, porque ya que han logrado concretar posibilidades de exportación a Houston, México y Perú”.
Por su parte, Graciana Poloni, quien proviene de una familia con una larga tradición en la producción de vino en la región de Altamira, agregó que la transición hacia prácticas más agroecológicas “es un desafío que enfrentan las pequeñas bodegas. A pesar de la falta de certificaciones, el cuidado minucioso de cada cepa es fundamental en sus prácticas”.
Estas mujeres asumen cada etapa del proceso, desde la producción hasta la venta. Con su proyecto, buscan que sus vinos reflejen la pasión, el trabajo en equipo y el amor por la tierra que las une como productoras. Mientras que al hablar de un motivo por el que descorcharían una de sus botellas, Viviana Lencinas agregó: “Porque son complejos. Como complejas somos nosotras, que somos muchas. En la diversidad de los varietales que componen esas mezclas está nuestra diversidad también. Y bajo una de nuestras etiquetas vas a encontrar todo el amor y la pasión que tenemos por la tierra, por las plantas y por nuestras familias. Todo eso en un blend”.
A las puertas del oriente
En lo que va de 2024, Mendoza exportó a Brasil productos por un valor de 275 millones de dólares FOB, 30% más que en 2023. Los principales productos despachados a esos mercado, los encabezan ajos, materias plásticas -y sus manufacturas- y vinos.
Sin embargo, la apertura hacia el mercado de China sigue despertando el interés de la industria madre y moviliza los deseos de los envíos. Hace 20 años, la composición poblacional en el Gigante de Asia era mayoritariamente rural y un 30% urbano. Hoy, esa relación se ha invertido y la población de las ciudades, en constante crecimiento, representa una oportunidad para los pequeños actores de la industria local.
Se estima que entre 20 y 40 millones de personas migraron a las ciudades en China, impulsando cambios en las costumbres de consumo. Aunque aún queda mucho por avanzar, esta tendencia facilita la penetración del vino en ese mercado.
Maximiliano Postigo, oriundo de Buenos Aires y radicado en Shanghái desde 2004, es un empresario con una amplia experiencia en el mundo financiero. Ha trabajado en la compra y venta de empresas para compañías estadounidenses y en la actualidad es parte de Panda Corporation, una empresa basada en Hong Kong dedicada a servicios financieros y al comercio internacional, especialmente con Latinoamérica.
Su foco principal es el financiamiento de transacciones de importación y exportación. En los últimos tres años, Postigo ha diversificado sus actividades al sector del vino, con la participación en una empresa que importa vinos en China. Además de financiar estas operaciones, organiza actividades bajo la plataforma “We Wine”, un espacio en el centro de Shanghái dedicada a facilitar negocios del sector.
Según Postigo, el mercado chino está atravesando una recuperación después de varios años de baja en las importaciones de vino. Este año, se espera cerrar con importaciones de vino extranjero valoradas en 1.200 millones de dólares, una cifra que, si bien es menor a los 4.000 millones de 2018, representa una mejora respecto a la realidad de los años anteriores.
El empresario destaca que el vino argentino, especialmente el mendocino, tiene una gran oportunidad en China debido a “su excelente relación precio-calidad y a su capacidad para maridar con la gastronomía china, como es el caso del malbec con el famoso Pato de Pekín”.
Sin embargo, mencionó en su charla que es importante adaptarse a las preferencias del mercado local, donde los consumidores prefieren vinos con taparrosca y botellas más pequeñas, ideales para el estilo de vida urbano y para ocasiones de regalo, una tradición arraigada en su cultura.
“Íbamos en un viaje de negocios, eramos tres en la fila de asientos, nuestra vecina tenía un ejemplar del Aleph, traducido al chino, y le preguntamos si Borges era conocido, nos explicó que sí, Hay que aprovechar la penetración que tiene la cultura argentina en China”, reflexionó Postigo, mucho antes del momento de esta charla.