Desde que Quilmes llegó al mundo del vino con la compra de Bodega Dante Robino, marcó su idea de hacer cosas distintas. Así, después de hacer un rebranding en todas sus marcas, sumó una nueva línea llamada Nave, con la que pretende instalarse como una de las referencias en la gama media. Todo eso en un marco de crecimiento exponencial que llevó la producción de tres millones de litros a unos 16 millones con los que cerrarán 2021.
Nicolás Bruno, gerente general de la bodega centenaria que se ubica en Luján de Cuyo, habló con Los Andes acerca de los planes de expansión que tienen en el mediano y largo plazo, con el objetivo de convertirse en una de las 10 empresas líderes del país.
- ¿Cuál ha sido el crecimiento de la bodega desde la llegada de Quilmes?
- Vamos a cerrar el año con una producción de 14 millones de litros, cuando comenzamos con 3 millones. La proyección es poder llegar a 20 millones anuales.
-¿Cómo se hace para mantener la calidad con un crecimiento tan grande en poco tiempo?
- Estamos ampliando nuestro equipo de agro y tenemos mucha experiencia de nuestro negocio anterior, de trabajar muy cerca de los productores. Queremos imitar y replicar muchas de las cosas positivas que hemos hecho a lo largo del tiempo con los productores con los que Dante Robino ha trabajado durante más de treinta años y con los nuevos que estamos sumando.
Estamos creciendo en equipo, poniendo mucha metodología similar a la que aplicamos con la cebada. Tenemos fe en armar programas que sean interesantes para nosotros y los productores en relaciones más a largo plazo, sobre todo en los vinos de más alta gama, donde necesitamos garantizar una calidad de la uva que nos permita crecer en ese segmento.
- En un mercado donde muchos apuestan por lo cualitativo o cuestiones específicas, ¿por qué ustedes van hacia el volumen?
- A nosotros nos gusta el concepto de democratización del vino. Hay vinos excelentes que son de un terroir muy específico. Están los fanáticos del terroir, los fanáticos de la genética o los que combinan las dos cosas. Son vinos de muy buena calidad que juegan un juego donde nosotros no participamos.
Nosotros estamos queriendo llevar a distintos tipos de consumidores propuestas que estén a su alcance y que sean superadoras. Por eso apuntamos al lanzamiento de Nave, una línea que va en la franja de los $ 450/$ 550, ofrece un packaging que llama la atención y un vino que está a la altura. Nuestro sueño es que los consumidores digan: “Wow, a ese precio no hay ningún vino como el de Dante Robino”. Es lo que buscamos en todos los segmentos de precios en los que nos movemos. Es un desafío gigantesco, por la diversidad de los consumidores, pero nos enfocamos en eso y no en tener una cosa súper específica de un terroir, porque no lo tenemos, o una uva determinada que tampoco tenemos.
Con el Bonarda estamos haciendo un trabajo un poco distinto, porque históricamente hemos tenido buenos vinos de ese varietal. Por eso nos apalancamos y por eso hacemos un espumante de Bonarda.
- ¿Qué cosas de su know how con Quilmes pueden aportar a la industria del vino?
- Creo que la obsesión por tratar de entender lo que el consumidor necesita en cada tipo de ocasión. Somos una compañía centrada en el consumidor y esa misma persona tiene a lo largo de su día y de su vida ocasiones diferentes. Queremos tener una propuesta para cada una de ellas. Ése es el gran desafío y lo que nos caracteriza.
A veces, cuando podés hablar de algo tan específico como un terroir o una altura, es algo que hace único al vino porque es irreproducible, pero no tiene mucho que ver con que un consumidor te esté pidiendo eso. Son negocios diferentes dentro de la misma industria.
- ¿Cuál ha sido la inversión que han realizado para poder llegar a los niveles de crecimiento que tienen?
- Hemos invertido para poder trabajar sobre la retornabilidad de Ping Vino y para mejorar algunos aspectos de la bodega, pero Dante Robino estaba preparada para una capacidad mayor, porque estaba acostumbrada a hacer servicios para terceros. Parte del por qué la elegimos fue por eso, por lo que no hemos hecho grandes inversiones.
Estamos incorporando una línea de latas. Obviamente sí hemos invertido y lo vamos a seguir haciendo porque para eso estamos acá, para proyectarnos hacia el futuro. No es que tuvimos que quintuplicar la capacidad de la bodega. Hemos hecho distintas inversiones para adecuar las líneas, buscar más espacios y mejorar los accesos, porque multiplicar por seis o por siete una bodega no es tan fácil.
- ¿Cómo van a lograr el objetivo de pasar de un puesto cercano al 50 en la producción a estar entre los primeros diez? ¿Cómo se lo han planteado?
- Hay dos cosas que son nuestra guía y no son negociables: la seguridad de la gente que trabaja en la bodega y la que entra, y la calidad. Todo lo demás, lo podemos charlar o cambiar. Ésa es nuestra guía. Después, es mucho esfuerzo y coordinación. Se da una entrega y compromiso de los equipos, algo que quisimos homenajear en Nave.
- ¿Tienen la idea de poder adquirir nuevas fincas?
- Tenemos cuatro hectáreas alrededor de la bodega y trabajamos con uva de terceros. Es algo que estamos evaluando siempre. Hacemos planes de tres y cinco años y la verdad es que cuando uno proyecta todas son opciones válidas. Para 2022 no tenemos la idea de adquirir fincas, pero creo que si queremos hacer algo muy específico y entrar en segmentos de alta gama, es una condición necesaria. Está siendo evaluado como todo lo que hacemos y no descartamos nada.
- ¿Cuáles son esos planes que tienen a tres y a cinco años?
- El objetivo es llegar a Marte -risas-.
- ¿Qué es Marte para Dante Robino?
- Es un lugar accesible, pero que nos va a llevar mucho esfuerzo llegar. Queremos ser uno de los grandes jugadores de la industria. Ése es nuestro sueño, que nos elijan la mayor cantidad de consumidores posibles.
A cinco años es mucho tiempo, pero es el mismo plan, llegar a Marte. Hasta el momento no ha llegado ninguna persona ahí.
- ¿Y en lo terrenal?
- Creo que podemos hacer una historia muy linda, sobre todo desarrollando el comercio exterior, con toda nuestra redistribución en el mundo. Hemos tenido muy buena experiencia en Uruguay, Paraguay, y estamos entrando a Brasil. Creo que podemos hacer cosas muy buenas para nosotros, el consumidor y la industria en general.
- Desde su arribo llegaron con polémica e ideas disruptivas. ¿Cómo es la situación hoy?
- Estamos enfocados más en el consumidor que en las distracciones de la industria. Estamos aprendiendo de los aciertos y los errores, pero una cosa que nos caracteriza es que queremos ser distintos. Eso no significa que somos mejores o peores. Hay extraordinarias bodegas en Argentina que hacen trabajos espectaculares y llegar a eso nos costaría muchísimos años. A nosotros nos gusta sorprender por otro lado. Creo que hay espacio para todos.