El año pasado, un pequeño grupo de productores realizó ensayos sobre el cultivo de cebolla dulce en la provincia, San Juan y Santiago del Estero. Recientemente, concretaron el envío de seis contenedores con este producto al exterior y plantean que, si bien tienen una demanda asegurada para 150, priorizan la calidad por sobre la cantidad. Nicolás Musa, director de Desarrollos Agrícolas de Fresh Garlic Produce Corp y Agrícola Markalen, cuenta que están creando la Asociación de Cebolla Dulce Argentina, para poder compartir su experiencia y conocimientos con quienes deseen incursionar en el negocio.
-¿Por qué empezaron a producir cebolla dulce en la provincia?
-Surge desde la demanda de gente vinculada a la producción y comercialización hortícola en Estados Unidos, que se puso en contacto con el INTA, a través del ingeniero Aldo López, y con ProMendoza. Dio la casualidad de que yo también estoy en la actividad agrícola y conozco a la empresa norteamericana que recibió los contenedores y a otra establecida en La Florida.
A partir de ahí surge la inquietud de producir cebolla dulce, que tiene un gran auge en Estados Unidos como producto gourmet o de alta calidad. Decidimos, con un grupo de productores amigos, empezar a sembrar esta cebolla, a partir de un proceso integrado de toda la cadena: desde la parte agrícola, hasta la comercial y logística, incluyendo la homologación de calidad.
Somos cuatro productores: Agro López, de San Juan; Miguel Ángel Fernández, de Mendoza, que también tiene actividad en Santiago del Estero y se ha asociado con un productor santiagueño; Agropecuaria María Vicente, de Cristian Puebla, otro mendocino; y yo. Hicimos todos los ensayos y el proceso comercial juntos, y logramos enviar cinco contenedores a Estados Unidos y uno a España.
Además, el mes que viene vamos a viajar a Berlín para participar de una de las ferias más importantes de frutas y hortalizas. Estamos haciendo un esfuerzo importante, económico y de tiempo, para lograr posicionar este producto y que Mendoza, como provincia, logre identificarse a través de este desarrollo de cebolla dulce.
-Se habla de que los suelos mendocinos no son los más apropiados para cultivar cebolla dulce. ¿Cómo lograron hacerlo?
-Desde el INTA nos comentaron que los primeros ensayos de cebolla dulce en la región se hicieron hace más de 15 años. Hoy hay variedades nuevas, diferentes tecnologías. Lo que hicimos nosotros fue ejecutar. El cultivo no tiene alguna complejidad especial. Sí se tiene que pensar en el cliente, que es extranjero y tiene sus condiciones de cosmética, normas de calidad y procesos higiénicos para que el producto llegue en condiciones al mercado de destino. Hay que respetar eso. La cebolla producida acá ha pasado inspecciones, desde calidad a marketing.
-¿Qué cuestiones cosméticas demandan estos mercados?
-Son cebollas de ciclo temprano que, en general tienen una menor cantidad de catáfilas (capas) y que necesitan estructuras de post cosecha que nos permitan manejar volúmenes sin tanta manipulación. Pero acepta muy bien el frío y eso nos permite desplazarlas en el tiempo para lograr menos presión en el mercado. No es lo mismo caer con 150 contenedores en una semana, que desplazar la oferta en 60 días, para que los precios no sufran grandes diferencias.
-¿Qué ventajas tiene Mendoza y Argentina respecto de Perú?
-Perú es el líder. Estamos replicando el modelo de calidad de ellos y expandiendo comercialmente el proceso. Queremos corregir ciertos detalles para que sea un negocio de largo plazo. La ventaja comparativa es la superficie, la cantidad de tierra disponible, que nos permitiría buenas rotaciones y un cultivo más sostenible. En Perú tienen regiones agrícolas pequeñas, con una presión mucho más grande y una demanda increíble por parte de los países del Norte, que no pueden atender porque va en aumento. Y, al igual que a ellos, nos beneficia la contraestación.
-¿Hay productores interesados en sumarse?
Creo que es importante la comunicación, para que la gente empiece a entender esto. Estamos creando la Asociación de Cebolla Dulce Argentina, que nos va a permitir comunicar estándares de calidad para que no se distorsione el negocio de largo plazo y que sea asociativo desde el lugar de la información. Nosotros hemos puesto la inversión inicial, hemos hecho la parte exploratoria, con bastante audacia, pero también con el acompañamiento del INTA y hemos tenido éxito cualitativo.
También vamos a poder tener representación internacional, no sólo a nivel local, porque en Estados Unidos hay una asociación que fija estándares, las variedades de semilla que permiten entrar a ese mercado. Son muchas variables que, a través de la asociación que estamos organizando, vamos a poder transmitir y vincularnos con más productores.
-¿Se necesitan más productores?
-Ya tenemos una demanda de 150 contenedores. Lo que no vamos a hacer es llevar el volumen a un nivel con el que no podamos manejar la calidad. Entonces, estamos pensando en afianzar unas 40 a 50 hectáreas, que producirían el volumen de cebolla dulce para llenar unos 70 a 80 contenedores. Hoy ya estamos sembrando los almácigos para esa superficie, con semilla que llegó hace tres días a Mendoza y se importó de Holanda.
-Imagino que otra ventaja es que se trata de un cultivo anual…
-Es una cebolla de ciclo corto: desde el invierno a principios de primavera. Si bien el tiempo de la cosecha es muy parecido al del ajo, para la época de trasplante hay poca demanda de mano de obra en la provincia, porque se realiza a partir de mayo. Este tipo de cultivo podría ser demandante de mano de obra en forma muy importante.