La seguridad alimentaria y el cuidado del medio ambiente son centrales en la actualidad. Por esto, el manejo integrado de plagas y enfermedades en nuestros cultivos y haciendo foco en el olivar, colaboran en esta demanda, tanto de los consumidores directos como de la sociedad en su conjunto.
La inocuidad de los alimentos debe responder a una lógica productiva que vaya de la mano con una protección del olivar de la incidencia de agentes patógenos ya sean plagas (insectos o ácaros) como enfermedades (hongos, virus o bacterias) mediante un adecuado monitoreo de las mismas.
El manejo integrado es un procedimiento que permite una significativa interrelación con la gestión del olivar y constituye un requisito fundamental para la implementación del sistema de alertas de peligros y puntos críticos de control en el campo.
Los monitoreos son fundamentales en el proceso de gestión y de gran importancia para la toma de decisiones porque se registra la presencia o no de los agentes nocivos, su evolución y las zonas críticas donde comienzan los focos de ataque y propagación. Son la base fundamental a la hora de decidir una aplicación fitosanitaria, la cual se debe evitar siempre que sea posible, o minimizar su impacto para no producir posibles desequilibrios biológicos así como la aparición de resistencias o fitotoxicidad, por mencionar algunos.
El manejo integrado tanto de plagas como de enfermedades, no es más que la aplicación de varias técnicas que, en conjunto, logran mantener a los causantes de daños en los olivos por debajo del umbral de daño económico (esto ocurre cuando el daño producido por la plaga no justifica económicamente llevar a cabo una medida de control), basándose en la protección ambiental.
Se debe entender al olivar como un sistema complejo donde intervienen muchas variables, de las cuales el ambiente domina la gestión de los recursos donde está inserto el cultivo.
El agro ambiente donde se encuentra el olivar y la gestión del mismo, deben enfocarse hacia estrategias que respeten el ecosistema y se aprovechen las oportunidades que éste brinda.
El manejo integrado nos estimula a identificar el problema. Esto requiere, periódicamente, realizar muestreos adecuados que representen la situación real de los lotes o cuadros de cultivo y determinar la posible incidencia de la plaga o enfermedad y los niveles de población de estos agentes nocivos. Definir luego las estrategias de intervención adecuada a través de medidas directas de control, cuando se superan los umbrales de daños económicos trazados.
Se deben realizar labores en forma planificada y de manera preventiva para brindar la máxima seguridad en la inocuidad de las olivas a obtener mediante procesos trazables por el productor buscando un sistema de registro del plan diseñado y del programa implementado para una mejora continua de la gestión del olivar.
Plagas y enfermedades
El sistema olivícola reviste cierta complejidad que brevemente señalaré, mencionando las principales plagas y enfermedades que afectan a nuestros olivares.
Las estrategias en este manejo integrado están enfocadas al control de estos organismos nocivos que incluyen al control cultural, realizando algunas labores que mitiguen la problemática; al control biológico, haciendo uso de la fauna benéfica que ayuda a mantener por debajo del daño económico a la plaga que afecta el olivar; el control químico, haciendo uso de los agroquímicos que se encuentran registrados para este cultivo y buscando la especificidad de la plaga o enfermedad a tratar y ser además de baja toxicidad para respetar el ambiente y la fauna del lugar. También se puede hacer uso de pinturas con agroquímicos, en cortes realizados en la poda, o la desinfección de los elementos de poda.
Una de las plagas más significativas en los olivares es la conocida vulgarmente como cochinillas. Bajo este término se engloba a varios géneros y especies. El daño más frecuente es el debilitamiento de las plantas, disminuyendo con esto la producción. Algunas de ellas provocan el desarrollo de hongos perjudicando en algunos casos fuertemente la fotosíntesis; otras ocasionan la disminución de la calidad en los frutos ya que producen manchas a las aceitunas, incluso algunas hasta la deformación de los frutos.
Debemos recordar y enfatizar que no se deben realizar aplicaciones con productos liposolubles a partir de la acumulación de aceite en el fruto, cosa que ocurre a partir del endurecimiento del carozo porque estos residuos quedan en el producto final.
Otra plaga que se observa, sobre todo en olivares abandonados y mal nutridos, es el taladrillo del olivo, un insecto que causa la muerte de las ramas y brindillas (ramitas de un año de edad) debido a que cava galerías longitudinales internas. Esto disminuye la producción y altera el crecimiento.
Una buena forma de control es podar hasta 10 centímetros hacia la parte viva de las ramitas. destruyendo la madera afectada y manteniendo el cultivo con riegos y fertilizaciones adecuadas.
Los eriófidos son también una plaga. E este grupo pertenecen algunos géneros que afectan a nuestros olivos, los cuales provocan deformaciones en las hojas. Uno de ellos además afecta al fruto. Esta plaga se debe tener más en cuenta cuando el destino de las aceitunas es para conserva, porque se ven deformaciones en el fruto. Dentro de las plagas, también aparecen moscas blancas y nematodos dentro de las más frecuentes.
La cercosporiosis es una enfermedad fúngica, que se presenta más frecuentemente en primaveras y otoños lluviosos, produciendo la caída temprana de las hojas. Debilita la planta y disminuye los rendimientos. También se presentan otras enfermedades como las llamadas ojo de pavo, fumagina y verticilosis.
La tuberculosis es otra enfermedad que, en algunas variedades, es más significativa que en otras, producida por una bacteria. Se observa formación de tumores, que disminuyen el crecimiento vegetativo, decaimiento de la planta y defoliación.
Compromiso socioambiental
Las actividades agrícolas tienen que estar gobernadas por el respeto al ambiente, buscando alimentos inocuos por métodos sostenibles, manteniendo la rentabilidad y contemplando las demandas sociales.
Tradicionalmente, el manejo de los agentes patógenos (plagas y enfermedades) ha sido realizado mediante la aplicación de productos químicos (fitosanitarios), según “calendarios fijos establecidos”, sin una visión holística de la situación, pero la sociedad y el ambiente nos demanda un uso más comprometido con los recursos naturales y es ahí donde la ingeniería, el profesionalismo y la responsabilidad socio ambiental, nos llevan a repensar a la agricultura.