La Mosca del Mediterráneo es un dolor de cabeza para varios productores que quieren exportar, pero desde el Iscamen consideran que están dadas las condiciones para declarar como área libre a Ugarteche (17.000 ha) y a La Paz (14.185 ha), una superficie que, en su mayor parte, no está cultivada. El Senasa es quien determina el status y falta su evaluación para lograr la declaración.
Oficialmente llamada Ceratitis capitata, afecta a más de 40 especies de plantas, sobre todo frutales de carozo, pepita y hortalizas, con un gusano o larva de la mosca que come la pulpa hasta que la fruta cae del árbol. Tener Mosca del Mediterráneo implica hacer tratamientos de 40 días en el producto final antes de acceder a mercados como Estados Unidos, México, China y Japón.
En Mendoza, hay dos zonas que en 2016 fueron declaradas como libres de ese insecto: el Oasis Sur y Oasis Centro (Valle de Uco). Los oasis Norte y Este son zonas de baja prevalencia, es decir que la plaga está pero en baja cantidad. Como todavía faltarían varias campañas para declararlos libres por completo, en el Iscamen proponen ir avanzando por franjas.
Mariel Vanin, secretaria técnica del Iscamen, analizó que esta temporada (que va hasta julio) están viendo “muy buenos resultados” y destacó que las zonas libres pueden exportar a mercados exigentes en 48 horas, sin necesidad de hacer tratamientos de cuarentena.
“Este tiempo hemos trabajado en un avance por franjas. Hoy pedimos el reconocimiento a Senasa de una franja que va desde Ugarteche hasta La Paz. Para ubicarse de referencia, sería una zona al sur de la ruta nacional 7″, detalló. La siguiente etapa de trabajo implica los distritos de La Dormida - Las Catitas (4.391 ha) y el Carrizal (10.436 ha)
Por otro lado, entre marzo y abril, el Iscamen recibirá a una consultora para ver la posibilidad de declarar ciertos espacios como Sitio libre, de modo que (si el comprador está de acuerdo) un productor pueda certificar y exportar su fruta como área libre de Mosca del Mediterráneo. Eso sería una primera experiencia en Argentina, el Iscamen haría una tarea especial con trampas y avalaría que la finca haya hecho los controles.
Vanin aprovechó para pedir, a quienes viven en centros urbanos, que se involucren para evitar propagar la plaga, en especial quienes tienen árboles frutales en sus casas. Se trata de curar, sacar la fruta y, si no se puede hacer esto, remplazar el árbol por otro que no sea hospedador de la mosca. Están hablando con la Municipalidad de Ciudad de Mendoza para ver la posibilidad de intercambiar árboles.
Carpocapsa y Grafolita
Dos plagas históricas en Mendoza son la Carpocapsa, el tradicional gusano de pera, manzana, nogales y membrillos, y la Grafolita, también conocida como el gusano del brote del duraznero. Como son plagas instaladas, no se busca su erradicación sino generar condiciones para “mantenerlas a raya” y mejorar las condiciones para poder exportar.
El coordinador del programa Lobesia, Carpocapsa y Grafolita del Iscamen, Guillermo Azin, comentó que se sigue trabajando en emitir alertas sanitarias para que los productores apliquen las curaciones en momentos clave en cada zona. “Se mantiene una red de monitores para eso y hay personal de campo que muestrea la fruta para hacerlo lo más exacto posible”, describió Azin.
Actualmente, se trabaja en combatir la Carpocapsa en nogales, no por un tema de exportación (la nuez se procesa, no hay un riesgo de traslado) sino porque el insecto pica los frutos, los hace caer cuando todavía están chicos y se pierde mucho valor. La Carpocapsa tiene una dinámica distinta en el nogal respecto de otros cultivos, y por eso se hace un monitoreo especial en cada zona.
“En otros casos se erradican montes de frutales abandonados, refugios de Carpocapsa o Grafolita. En la producción activa se ha reducido bastante. Eventualmente, cuando han llegado recursos a nivel nacional (no este año), se pudo entregar difusores para control de Carpocapsa, priorizando a quienes exportan”, agregó el especialista del Iscamen. Brasil exige al productor tener difusores, como parte del protocolo para aceptar la fruta.
Cochinilla de la vid
En la Estación Experimental Agropecuaria (EEA) INTA Mendoza, además de Lobesia botrana, estudian el desarrollo de otras plagas en la región. Violeta Becerra, responsable del Laboratorio de Fitofarmacia y Manejo Integrado de Plagas, mencionó como ejemplo los estudios sobre la cochinilla harinosa de la vid, que puede afectar más o menos dependiendo del año.
También conocida como “chanchito blanco”, la cochinilla de la vid puede ocasionar daños severos en las viñas, atacando brotes, racimos y hojas, pero también es transmisora de distintos virus. “Además del daño directo, disminuye la calidad del racimo, por lo que algunas bodegas no comprarían una uva afectada con esta plaga”, señaló Becerra.
Por otro lado, esta investigadora del INTA comentó que las plagas Grafolita y Carpocapsa llevan muchos más años que la Lobesia botrana atacando, y los productores de carozo y de pepita deben estar atentos a las alertas del Iscamen para hacer las curaciones. Al respecto, se cuenta con modelos matemáticos elaborados en el INTA Alto Valle de Río Negro para analizar el movimiento de la Carpocapsa.
“En nuestro laboratorio trabajamos con la cochinilla de la vid, en el tema de insectos, y hay un grupo especializado en hongos que trabaja con oídio, peronóspora y podredumbre de los racimos, entre otros”, agregó Becerra.
