Aunque su idea era dedicarse a la fruticultura, el destino, y casi de manera inconsciente la herencia familiar, la llevaron a la vitivinicultura, donde hoy se ha convertido en una de las referentes de la biodinámica en el mundo del vino. Estamos hablando de Maricruz Antolín, la enóloga e ingeniera agrónoma de Krontiras, una de las bodegas pioneras en este tipo de cultivo, quien en 2022 fue elegida por Tim Atkin como la “Jovén Enóloga del Año”.
Sobre el final de una compleja cosecha, Antolín charló con Los Andes acerca del manejo biodinámico y orgánico de la vitivinicultura, el funcionamiento y los aportes del grupo Vinodinámicos y más.
- ¿Cómo ha sido la cosecha 2023 para Krontiras?
- Ya terminamos hace más de una semana y fue una cosecha bastante dura por los daños de heladas y granizo. En algunos lugares perdimos más del 70% y donde menos del 50%. Ha sido complicado desde el punto de vista económico y un poco decepcionante porque uno trabaja todo el año con ciertas expectativas que no se cumplieron.
Tuvimos que salir a comprar uva, algo que nosotros hacemos muy poco y el mercado estuvo complejo, sobre todo para las bodegas chicas como nosotros. Por suerte, encontramos algunos productores que nos apoyaron y son con los que nosotros apuntamos a trabajar a largo plazo. Queríamos comprar 90 mil kilos de blanca y nos tuvimos que ir a buscar a La Rioja uva blanca.
- ¿Qué condiciones tiene que cumplir un productor para que ustedes puedan comprarles uva?
- No compramos uva que no sea orgánica certificada o que esté en transición.Obviamente, tenemos que conocer al productor y confiar en él o por lo menos tener a alguien en común que lo conozca y nos garantice que sea orgánico. Además, nos gustaría que tenga una filosofía como nosotros en cuanto al cuidado de los viñedos, con suelos cubiertos, vivos. Por eso es que queremos crear relaciones a largo plazo. Con uno de los productores lo pudimos hacer, pero con otro nos dijo que vino una bodega grande y le compró toda la producción. Con eso nosotros no podemos competir.
- ¿Por qué te inclinaste hacia la vitivinicultura biodinámica?
- En mi familia siempre hemos tenido un contacto muy estrecho con la naturaleza. Elegí ser ingeniera agrónoma no porque en algún momento pensé en hacer vino, sino porque me gustaba la biología o estar en el campo. Siempre me interesó el medioambiente y de muy chica, pero empezar a trabajar la vitivinicultura biodinámica se dio por casualidad, cuando apliqué para trabajar en Krontiras. Ellos me dijeron que trabajaban con esa filosofía y al principio no tenía ni idea qué significaba. Todo mi aprendizaje se dio a través de la bodega, por la misma experiencia, leyendo, haciendo cursos, compartiendo conocimiento con otros proyectos. Es algo que no me costó porque siempre tuve una mirada muy orgánica de la vida y lo mismo que hago en el trabajo es también mi filosofía de vida.
- ¿Cuánto influye en la calidad de los vinos el manejo biodinámico?
- Un montón, no solo en la calidad del vino en sí, porque no vamos a decir que los vinos convencionales son malos, porque hay algunos excepcionales, así como también hay biodinámicos malos, sino en el tipo de producto que nos estamos metiendo al cuerpo. Estás tomando un vino más sano, así como cuando comés un tomate orgánico. La diferencia de la calidad está ahí. Después, si el vino te gusta o no, es otra cosa, porque eso puede ser por el estilo del enólogo, no por el tipo de agricultura o la biodinámica.
- ¿Por qué crees que no es algo que más bodegas adopten?
- Porque es más caro, más complicado, más arriesgado y demanda más tiempo y atención. No es lo mismo tener un calendario fijo que decir ‘a partir de los 10 cm de brote entramos con oxicloruro cada 15 días, vamos al campo, vemos las condiciones climáticas, etc.’. Hay veces que por más que se tomen todas las precauciones, hay cosas que no se pueden controlar.
Además, los ingenieros agrónomos y los enólogos, somos facilistas y nos gusta dormir tranquilos y estar tranquilos.
- ¿Por qué crees que un crítico como Tim Atkin te reconoció como la joven enóloga del 2022?
- Creo que hay un montón de enólogos jóvenes con carreras quizás más importantes que las mías, con sus proyectos propios o que han hecho más cosas que yo. Pero creo que ha sido porque en Krontiras somos los pioneros en la agricultura biodinámica, en hacer vinos sin sulfito y fundadores del grupo Vinodimámicos. Creo que no es un reconocimiento a mí como enóloga, sino al movimiento. Y me tocó como representante de los productores biodinámicos y orgánicos. No creo que sea exclusivamente para mí, sino al grupo en sí.
- ¿Cómo es el trabajo de Vinodimámicos?
- Empezamos siendo seis y hoy somos un grupo de diez bodegas. Nació más o menos en 2017, pero desde el año 2011 nos juntamos con productores orgánicos y biodinámicos de Chile, una vez en cada país, donde hacemos un seminario para capacitarnos. A raíz de eso, decidimos hacer un grupo en Chile y uno en Argentina. Acá ha funcionado muy bien y tiene la estructura de un grupo CREA, con reuniones mensuales donde compartimos problemáticas y soluciones. Además, elegimos temáticas para tratar y solucionar, por ejemplo la plaga de la hormiga, una de las más grandes en este tipo de agricultura. Todas las bodegas hicimos un aporte económico y junto con el INTA hemos hecho una investigación sobre el tema con dos focos: el tratamiento a partir de productos permitidos por la normativa y la dieta de la hormiga .
Cuando empezamos a compartir los resultados fue cuando hicimos un click y pasamos de ser orgánicos a ser biodinámicos, porque dejamos de interesarnos en qué producto podíamos usar para controlar la plaga a entender por qué las hormigas nos atacaban. Años después nos centramos solo en la dieta. Si bien no hemos solucionado el tema, pudimos entender que a medida que disminuye la biodiversidad en el viñedo aumenta el daño. Con toda la información que generamos desde el grupo, encontramos algunas herramientas que podemos emplear para paliar los daños.
Uno de los objetivos es tratar de difundir y promover la agricultura biodinámica, por lo que todas nuestras investigaciones son libres, los seminarios son abiertos a cualquier persona y tratamos de enseñar a los productores que se puede y que hay un camino mejor para producir.
Perfil
Maricruz Antolín (39) es ingeniera agrónoma recibida de la Universidad Nacional de Cuyo. Su experiencia laboral se concentra en Krontiras desde sus comienzos como responsable de la agronomía del proyecto, siempre estuvo en contacto con la parte enológica y en 2012 asumió la responsabilidad total de esa área. Para el año 2014 sus responsabilidades aumentaron asumió la gerencia general del proyecto, aunque prefiere que la definan como la enóloga e ingeniera agrónoma de la bodega.