Después de la cosecha y con los fríos de la mitad del año, en esta época se recomienda trabajar los suelos de los cultivos para tener una mejor producción. Aprovechando el menor movimiento de las raíces, esto incluye primero las labores para descompactar el suelo y después aplicar abonos.
Desde la Asociación para la Innovación Agrícola (AIA), su presidente, Alain Boulet, comenta que los suelos que no están preparados deben ser descompactados. Se trata de romper con distintas herramientas las capas compactadas para que luego la raíz pueda crecer mejor y el momento ideal de hacerlo es el invierno, porque la planta está ‘dormida’ y se evitan perjuicios.
“Los trabajos de descompactación van a provocar roturas de raíces. Si yo lo hago con toda la fruta encima, puedo tener problemas”, señala Boulet. La sugerencia del presidente de la AIA, tanto para viñedos como frutales, es hacerlo después de que caen las hojas: “El tiempo ideal para hacerlo es junio, julio, y hasta el 15 de agosto. Después de mediados de agosto tenés movimiento de raíces”.
Juan Pablo Mestre, gerente del Área de Investigación y Desarrollo (I+D) de Bioaggil Argentina, cree que las labranzas verticales para romper capas compactadas de suelo son fundamentales en esta época. “Romper esas capas te va a permitir que las raíces puedan explorar más el suelo y mejorar la infiltración del agua para que el lavado de sales, mediante riegos de lavados, sea más eficiente”, sostiene.
Mestre explica que se puede utilizar un subsolador doble yendo con las dos púas por donde pisan las ruedas del tractor normalmente, la zona que más compactación sufre: “Algunos lo hacen por el medio, pero rompés lejos, donde no llegan las raíces. Es una labor que muchos no le dan importancia y es fundamental para el desarrollo del cultivo, porque después vas a poder lavar las sales mucho mejor, y explorar más suelo, aprovechando al máximo el agua y los nutrientes”
Limpiar y nutrir los suelos
Después de descompactar los suelos, una labor que se hace en terrenos con salinidad es el lavado de sales, que consiste en aplicar una lámina de agua con un volumen específico (depende de la zona y el cultivo) de manera de sacar las sales fuera del perfil de las raíces. Esto se hace especialmente en el Este y el Norte provincial.
Mestre explica que en suelos mendocinos es común la acumulación de sales y por eso, previo a la primavera, lo que se hace es regar el perfil de suelo. “Hablamos de la zona de exploración de raíces, que en un nogal puede llegar hasta los 3-4 metros de profundidad. Se lavan las sales del suelo y a su vez se llena de agua para que la planta empiece nueva la temporada con un perfil lleno de agua”, detalla el gerente de I+D de Bioaggil Argentina.
Después de descompactar y lavar las sales, el último paso es la nutrición. Boulet explica que en este mes de junio “desde el punto de vista nutricional no se puede hacer nada muy efectivo”, y hay que esperar a que la planta tenga hojas para que pueda absorber los nutrientes.
“En el período 15 de abril a 1 de octubre no puedo hacer nada efectivo nutricionalmente con la planta, pero sí puedo agregar abono a los suelos. Está el agregado de estiércol a granel de animales, de aves, cabra y en menor medida de vaca. También tenés guano peletizado que se incorpora directo en donde se ha descompactado”, explica Boulet.
Es importante aclarar que la planta no “toma” los abonos de manera directa, sino que transcurre un tiempo para que se mineralicen y estén disponibles para que sean asimilados por la planta. En otras palabras, en la degradación de la materia orgánica (el guano), los nutrientes se van poniendo en disponibilidad. Eso requiere también humedad y temperatura, y suelen estar disponibles en la primavera.
Verdeos para estructurar
Otra recomendación respecto al manejo de suelos es la de hacer verdeos con cultivos como centeno o cebada, que se siembran en otoño y persisten durante el invierno. Se hacen en el espacio entre planta y planta, en el callejón entre dos hileras, y el objetivo es ayudar a que el suelo incorpore materia orgánica y tenga un efecto de estructuración. “Para decirlo de manera más visual, hace que el suelo te quede más esponjoso”, explica Mestre.
Si bien se necesita de agua durante la siembra, son verdeos que después durante el invierno requieren de poca humedad. Además, más adelante en el tiempo se pueden moler e incorporar dentro de la tierra para sumar nutrientes al suelo de los frutales o las viñas. “Un verdeo no tiene altos costos más allá de la semilla y la mano de obra. Tiene su complejidad logística, pero no es una labor cara comparada con otras labores como la poda”, agrega.