Que las previsiones de cosecha sean favorables en el campo mendocino para la temporada que se avecina, debido a una mayor disponibilidad de agua en las zonas de cultivos y una menor cantidad de eventos climáticos desfavorables –entre otros factores–, es un hecho que, a lo largo del circuito de producción, también refleja un panorama alentador para las empresas proveedoras de recursos mecanizados y servicios para el agro.
Es que, tal como ha sucedido a nivel nacional, donde en general se registró un repunte generalizado durante el último trimestre de 2024 en todos los segmentos de maquinaria agrícola, en Mendoza la tendencia crece hacia la intervención de la tecnología y la mecanización.
Justamente –coinciden tanto especialistas como gerentes y titulares de empresas proveedoras de recursos y servicios–, a lo largo de la cadena que sostiene a su principal fuerte en materia de industria (la vitivinicultura), la maquinaria agrícola se ha posicionado como un recurso clave que viene a dar respuesta a la necesidad de reducir costos y abrir paso a métodos más eficaces de cosecha (entre otros procesos clave) y lograr mejores resultados en la relación “costos/beneficios”.
Todo, en un contexto en el cual la disponibilidad de mano de obra que se dedica al agro ha ido en franco retroceso a través de los años. En menor medida, pero no con menos impacto, las zonas donde predominan las plantaciones de frutales y hortalizas se suman como destinos en los cuales comienza a primar la innovación.
Un reciente informe de la Fundación Mediterránea indica que, en el país, el crecimiento del sector de maquinaria agrícola registrado en los últimos tres meses de 2024 fue de 17% para las cosechadoras, 12% para los tractores, 8% para implementos y 5% en lo que respecta al uso de sembradoras. El trabajo, titulado “Con mejores perspectivas, repuntan las ventas y la producción de máquinas agrícolas”, apunta que entre los factores que permitieron ese repunte se ubican un mejor acceso al crédito y mejores perspectivas agrícolas (que al mismo tiempo impulsaron las ventas). En ambos casos, se aclara, esas dos situaciones favorables se combinaron con números que se mantuvieron en alza a lo largo de tres trimestres consecutivos.
Pese a estos logros y al gran dinamismo registrado, el informe aclara que entre los desafíos para el año que acaba de comenzar se destaca la competitividad frente a monedas de países competidores y la evolución de los precios en commodities.
Acceso al crédito y capacitación para garantizar el crecimiento
Alejandro González es el gerente de Viñas Mendocinas Don Víctor SRL, una empresa dedicada al sector vitivinícola que presta servicios con prepodadoras, podadoras, despampanadoras y desoladoras. Además, ofrece asistencia de cosecha mecanizada con cosechadoras de alta tecnología y realiza tratamientos en plantaciones mediante la aplicación de herbicidas.
En relación con el uso de maquinarias previsto para esta temporada, González destacó que, debido a la menor incidencia de heladas registradas en 2024, se espera una mejor campaña gracias a las buenas perspectivas sobre los volúmenes de uva, que actualmente continúan en su etapa de maduración en las viñas. “Al haber más uva, los productores y bodegas se inclinan por las máquinas, ya que la cantidad de uva hace que el servicio de cosecha mecanizada sea más económico que el manual”, afirmó González, quien vislumbra mejores perspectivas que en años anteriores, cuando la rentabilidad para las empresas del sector no alcanzó las expectativas.
Sin embargo, señaló que las altas tasas de interés para el sector afectan el acceso a financiamiento, por lo que aún no se observa una mejora significativa en los precios, tanto de maquinarias como de repuestos.
Patrice Barrere, presidente de Barrere Argentina S.A., una compañía que distribuye cosechadoras, pulverizadoras e implementos para viñas fabricados en Francia, con operaciones enfocadas en la vitivinicultura en Argentina y Chile, comentó que Mendoza no está exenta de la necesidad de invertir en maquinaria. Esta inversión es clave tanto por la falta de mano de obra como por la importancia de abaratar costos y, al mismo tiempo, aumentar rendimientos y calidad.
“En los últimos años tuvimos muchos pedidos, pero resultaron difíciles de concretar debido a las trabas financieras y otras limitaciones al momento de importar”, puntualizó Barrere, haciendo un repaso de los desafíos que enfrenta este sector.
La necesidad de formar al personal, el retroceso en las zonas plantadas y los costos de producción cada vez más elevados son algunas de las problemáticas que, desde el punto de vista de Barrere, han dificultado que los productores mendocinos logren un crecimiento sostenido que les permita decidir invertir en maquinaria.
La maquinaria que ofrece Barrere Argentina incluye tractores, vendimiadoras, cosechadoras, implementos para viñas, intercepas y pulverizadoras de bajo volumen. “En general, la producción de maquinarias para la vitivinicultura ha caído fuertemente en los últimos años. Según datos de los fabricantes, se habla de una disminución del 20% al 30%”, indicó Barrere.
Finalmente, subrayó que, siempre y cuando Argentina logre generar confianza para invertir y alcance estabilidad financiera, se espera poder “seguir vendiendo maquinaria, importar los repuestos necesarios para su buen funcionamiento y mantenimiento, y capacitar permanentemente a nuestros empleados en las nuevas tecnologías”.
Para 2025, la mayor preocupación de la compañía se centra en ofrecer un servicio postventa a la altura de las exigencias de los productores, acompañado por una capacitación de excelencia para los operarios que utilizarán maquinarias de alta tecnología. Durante los años de la pandemia, los precios en origen de estos recursos aumentaron significativamente. En Argentina, los costos actuales dependen de los tipos de cambio y los impuestos aplicados a la importación.
“Los costos de los fletes marítimos también han aumentado en general”, destacó Patrice Barrere, presidente de Barrere Argentina S.A., quien agregó que sería muy positivo que los productores locales pudieran acceder a créditos ofrecidos por bancos nacionales u otros organismos con tasas accesibles. Asimismo, mencionó que existe la posibilidad de utilizar cartas de crédito, facilitando los pagos anticipados.
Desde el punto de vista de Federico Blasco, gerente comercial de Frontline S.A., una empresa proveedora de servicios agrícolas durante todo el año, incluyendo la cosecha mecanizada, hay expectativas positivas respecto al posible repunte en la demanda de maquinaria debido a la baja incidencia de inclemencias climáticas.
Blasco recordó que la cosecha 2024 fue particularmente compleja en cuanto a disponibilidad de uva en las fincas, lo que llevó a muchos productores a recurrir a la cosecha manual. Sin embargo, analizó con optimismo que, para esta temporada, si no se presentan mayores inconvenientes, es probable que aumente la demanda de maquinaria por parte de los productores, especialmente de vid y frutales. Este incremento incluiría tractores, máquinas de cosecha, así como implementos y servicios para la prepoda, despampanado y poda.
“Nuestro objetivo es acompañar al productor durante todo el año”, puntualizó Blasco, quien detalló que, aunque los precios de estos recursos se han mantenido relativamente estables, la realidad del sector en 2024 presentó desafíos que hicieron de ese año uno particularmente complicado.
El gerente comercial de Frontline S.A. aclaró que, en el contexto actual, la opción más efectiva para los productores consiste en recurrir a los servicios del sector. Esto les permite alcanzar mayores niveles de eficiencia y productividad, reducir los costos operativos finales y optimizar los procesos en las zonas cultivadas.
Mecanización: una tendencia que se afianza
Raúl Novello, licenciado en economía y técnico del Área de Economía Agraria del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) en Junín, analizó los cambios en la tecnificación del agro a lo largo de los años y cómo las transformaciones culturales han modificado las formas de producción. Mendoza, según explicó, no ha estado exenta de esta dinámica.
“La mecanización en nuestra agricultura responde a la necesidad de adaptarse a una nueva era. Hoy vivimos en una era tecnológica que ha cambiado la valoración del ocio en la sociedad, lo que ha reducido significativamente la cantidad de personas dispuestas a trabajar en el sector agrícola bajo condiciones laborales similares a las del siglo XX”, señaló Novello. Advirtió que, sin avances hacia modelos tecnológicos de producción que mejoren la productividad del trabajo manual mediante el uso de máquinas, los costos de producción seguirán en aumento, debido a la falta de mano de obra disponible.
El especialista también afirmó que la mecanización contribuye a generar mejores condiciones laborales para quienes desean trabajar en el agro. Destacó que, en la actualidad, el uso de maquinarias en el campo mendocino está presente principalmente en la horticultura, la producción de forrajes, los cultivos de olivos y viñedos, y, en menor medida, en la fruticultura. Estas maquinarias están diseñadas para tareas tradicionalmente intensivas en mano de obra, como la siembra o el trasplante, la poda y la cosecha.
En Mendoza, dijo Novello, se percibe un avance significativo en la mecanización de diversos cultivos. Resaltó el empleo de cosechadoras para tomate, papa, zanahoria, aceitunas para aceite y uvas destinadas a la industria. “También es cada vez más común ver transplantadoras hortícolas, podadoras y prepodadoras de viñedos”, agregó.
La estructura agraria de la región, explicó, está compuesta mayoritariamente por pequeños productores, lo que condiciona el acceso a estas tecnologías. En este sentido, subrayó la importancia de las economías colaborativas, como los consorcios de maquinaria, las cooperativas de uso compartido de equipos y la prestación de servicios. Estas iniciativas, señaló, son clave para que los productores de menor escala puedan incorporar tecnologías y mejorar su competitividad.
Para ello, aclaró, “es importante el acompañamiento de políticas de incentivo para eso. Es decir, no pretendemos que un productor de 10 hectáreas compre una vendimiadora de varios millones de pesos, sino que el acceso de él a esa tecnología venga de la mano de prestadores de servicio o uso conjunto de maquinarias. No estamos acostumbrados a esto, y por eso, es difícil el camino”, reconoció el especialista.
Por su parte, Alejandro García, director del INTA-Junín e ingeniero agrónomo coincidió en que la mecanización en el agro de Mendoza está avanzando en producciones hortícolas, forrajeras y vitícolas principalmente. Y en menor medida, en el sector frutícola. Indicó que, de acuerdo a datos oficiales del Instituto Nacional de Vitivinicultura, la cosecha mecánica de vid en Mendoza creció sistemáticamente durante los últimos años, marcando una clara tendencia creciente. “Para los demás sectores, no hay datos oficiales, pero al ver la dinámica de sectores hortícolas o forrajeros, claramente se ve un aumento notable de la mecanización”, aclaró García.
El ingeniero agrónomo de larga trayectoria aportó que, en la actualidad, la maquinaria más demandada en Mendoza viene de la mano de algunas tareas clave en los distintos sectores productivos. “Por ejemplo, en horticultura, las sembradoras, transplantadoras y cosechadoras son las principales. En vid, las que tienen que ver con mecanización de poda y cosecha”, puntualizó. Respecto de los cambios que a lo largo del tiempo han marcado los avances tecnológicos, destacó que éstos son notables. De hecho, mencionó que hoy por ejemplo, “hay máquinas que vienen acompañadas de alta tecnología en sensorización y esto hace que tengan mayor automatización y precisión en las tareas que realizan”.
Desde el INTA, destacó García, hace casi diez años que se viene trabajando en temas de mecanización. Ejemplos de ello incluyen la adaptación de cultivos, el uso de sistemas de conducción, el logro de avanzar hacia variedades más aptas, la disponibilidad y puesta en marcha de portainjertos como así también el descubrimiento de formas más óptimas de riego y de los cultivos. Se suman en este grupo de avances los trabajos de desarrollos de algunas maquinarias o adaptaciones de ellas. “Estos temas se siguen profundizando para mejorar las respuestas al sector productivo, para anticiparnos a demandas que surgen con el empleo de modelos mecanizados”, indicó el especialista.
En relación a las líneas de financiamiento factibles de poder ser alcanzadas por el sector productivo para lograr optimizar su rendimiento y capacidad operativa (y por lo tanto su rentabilidad), García destacó que en la actualidad existen algunas, que si bien no son específicas, colaboran. Sin embargo, destacó, “no hay líneas adaptadas a la realidad productiva local. Las tasas blandas y los plazos de gracia son claves para motorizar el uso de crédito para compra de maquinaria”.
En este sentido, analizó que las condiciones estructurales de la agricultura en Mendoza hacen que sea necesario buscar alternativas que permitan garantizar el acceso de los productores al uso de máquinas. Mencionó como ejemplo que el empleo de economías colaborativas es importante, como así también la prestación de servicios. Para ambas cosas, detalló, es necesario el apoyo de políticas de incentivo que permitan a los productores o prestadores de servicio avanzar en ese camino.