Al hablar con distintos referentes de la olivicultura, la sensación es que el frasco de aceite se puede ver medio lleno o medio vacío. El medio vacío no es una novedad: la producción ha continuado con su inercia negativa y es otro año con bajas cosechas. El medio lleno lo dan algunos emprendimientos privados que se proponen replantar hectáreas de olivos, incluyendo además un apoyo especial del Estado.
Como ocurre desde hace años, el sector no logra celebrar buenas cosechas por motivos tan diversos como la reducción de hectáreas, la dificulta de conseguir mano de obra o una baja rentabilidad que a su vez no invita a mejorar las labores culturales. Esta temporada también se sumaron problemas climáticos como la helada, una de las causas de la también baja cosecha de vid.
“La cosecha de aceituna ha sido muy magra en Mendoza, y eso hace que los volúmenes de aceite bajen. En general este año varias cosechas han sido malas y la nuestra no fue la excepción”, señaló Mario Bustos Carra, gerente de la Asociación Olivícola de Mendoza (Asolmen). Además, si bien se aclaró que no se suspenderían los planes sociales a quienes trabajaran en blanco, fue difícil conseguir mano de obra para la olivicultura.
Según datos de Asolmen, en la temporada 2020-2021, Mendoza tuvo una cosecha estimada de 23.000 t de aceitunas para aceite y 16.500 t de aceituna de mesa. El primer grupo se destinó a elaborar casi 3.500 t de aceite, cerca de un 10 % de los 30.000 t nacionales (la mitad de ese total, de San Juan). Todavía falta cosechar las últimas aceitunas en julio para definir el volumen de este año, pero de momento la tendencia es menor.
Gabriel Guardia, gerente de Olivícola Laur, coincidió en que a nivel general Mendoza está en situación crítica en cantidad de aceitunas. “Eso se acentúa año a año mientras los productores siguen cayendo. Este año las plantas cargaron aceituna con kilos y muy buenos rendimientos, pero aun así no consiguieron en la provincia la cantidad para trabajar a pleno y esa tendencia a la baja sigue paulatinamente”, lamentó.
Expandir la producción
Si se quiere mirar el vaso medio lleno, también hay empresarios privados que siguen apostando por sumar hectáreas de olivos. En el caso de Laur, tienen un proyecto de plantación para el corto y mediano plazo, además de analizar la posibilidad de hacer un equipo móvil para moler (montando maquinaria ociosa en un transporte y llevándola a otras fincas lejanas).
“Como necesitamos aceite ya, compramos las aceitunas que podemos, pero para los próximos años tenemos un plan de plantación. Necesitamos sí o sí aumentar nuestra cantidad de plantas. Para este año queremos sumar 100 ha, y de ahí en más ver como evolucionamos todos los años”, detalló Gabriel Guardia.
Otro caso a destacar es el de Finca La Celina, propiedad de Grupo Dibiagi, que hoy cuenta con 300 ha de oliva en Lavalle y ha empezado con un desarrollo de 250 ha en la misma zona. De las nuevas hectáreas, planean trabajar el 80 % como súper intensivo y el otro 20 % con la variedad Arauco.
La inversión implicará también la instalación de 1.000 paneles solares, ya que todo el proyecto usa energía solar. “Seguimos con la intención de incorporar tecnología, y estamos con el problema de importación de maquinaria, sistema de riego por goteo y paneles solares, que son los pilares de nuestro sistema de costos”, comentó Edgardo Dibiagi, presidente del grupo.
Un dato llamativo de Finca La Celina es que siempre se pensó la cosecha mecanizada, empezando primero con un sistema de vibración en los troncos. Hoy para un sector utilizan una cosechadora cabalgante llamada Colossus y para otro sector dos cosechadoras New Holland que llegaron este año.
Un nuevo apoyo estatal
En abril de este año, miembros de Asolmen tuvieron una reunión en la legislatura con el vicegobernador Mario Abed, el subsecretario de Industria y Comercio, Alejandro Zlotolov, y el gerente del Instituto de Desarrollo Rural (IDR), Armando Camerucci. Allí se les comentó que el Gobierno provincial analizaba la posibilidad de destinar a la actividad productiva unas mil hectáreas de un terreno en Las Heras, que hoy pertenece a Irrigación.
“Se estudia ahora para ver si las características del suelo serían adecuadas para trabajar frutos secos y olivicultura. Esto es algo que requiere su tiempo y cuidado. Lo está llevando adelante el ministerio de Economía con nuestro apoyo”, comentó Mario Bustos Carra. Desde esa cartera comentaron que actualmente se tramita el paso del terreno de Irrigación a Economía.
Gabriel Guardia ve con buenos ojos la propuesta, sobre todo pensando en productores chicos que podrían hacer una especie de consorcio y compartir gastos, aunque, repite, todavía queda definir la idea. “Se han perdido 15 mil hectáreas y esto serían 1.000. Falta mucho, pero es un avance, y hoy ves una intención concreta del gobierno en ayudar, con el sector privando también participando”, analizó el gerente de Laur.
También los municipios de Lavalle y Maipú trabajan en proyectos olivícolas y apoyo al sector. Desde el primero, Juan Jaime, director de Desarrollo Económico y Turismo, señaló que hay fincas “produciendo y tratando de tecnificarse”, aunque otras continúan con un sistema tradicional. Con apoyo del INTA, el municipio lavallino capacita sobre poda, riego y trabajos en olivar.
Marcos Zipione, director de Desarrollo Económico de Maipú, comentó que cosechan aceitunas del Parque Metropolitano para hacer aceite propio y promocionar al sector, y en agosto harán un concurso de cata con catadores nacionales e internacionales. Además, una resolución establece que los barrios privados que erradiquen olivos deberán reponerlos.