Tecnología de riego y malla antigranizo: claves para potenciar los rindes de la producción de tomate

Productores contaron que en 2024 la superficie de cultivo en Mendoza mermó unas 600 hectáreas, pero esto no les restó competitividad.

Tecnología de riego y malla antigranizo: claves para potenciar los rindes de la producción de tomate
Riego por goteo. Una técnica exportada por Israel. (Agrilinks.org)

Extender el uso de tela antigranizo, afianzar la mecanización de los diferentes procesos, promover sistemas de riego más eficientes y ampliar las posibilidades de acceso a servicios y recursos clave se postulan como los pilares esenciales que permitirían avizorar un futuro más próspero para el sector dedicado a la producción de tomate para industria en Mendoza.

Si bien a nivel local el balance del año, que culminó días atrás, dejó como saldo la merma de unas 600 hectáreas de tierra destinada al cultivo de esta fruta (datos del ex Instituto de Desarrollo Rural -IDR-, muestran que en Mendoza durante 2023 hubo 4.022 ha plantadas con tomate), las nuevas tendencias de producción para lograr incrementar rendimientos y hacer más competitivo al sector incluyen acciones con una mirada regional y colaborativa.

Fiel a su perfil como una de las plazas más importantes del país (después de La Rioja y San Juan) a la hora de proveer materia prima a la industria conservera, Mendoza ha tenido un volumen estimado de 250 millones de kilos anuales de tomate. Pero, la última campaña acompañando a la merma en el total de superficie cultivada, datos de la Asociación Tomate 2000 indicaron que el total cayó unos 50 millones de kilos. Por tanto, hubo 200 millones de kilos de tomate para industria y entre 130 y 140 millones de kilos en fresco; es decir, de aquel tomate que tiene como destino las ferias y mercados locales.

Trabajo regional para unificar esfuerzos y competir

Cosme Argerich, ingeniero agrónomo del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y fundador de la asociación más importante en relación a la producción de tomate, que viene trabajando fuertemente por la promoción y actualización del sector, destacó que uno de los fuertes para situarse en el plano de la competitividad es “concebir a la producción del tomate para industria desde un punto de vista regional”, que permita unificar fortalezas y trabajar en red entre los productores de las diferentes provincias.

Argerich explicó que, más allá de la particularidad de cada jurisdicción, en el caso de Mendoza y San Juan el análisis siempre debe estar referido a un complejo regional y no a las provincias separadas. “Ninguna fábrica mediana opera sin traer tomate de San Juan, porque eso significa que el período de cosecha se restringiría muchísimo, debido a que empieza la cosecha en Mendoza a fin de enero, principio de febrero, y termina en abril”, señaló Argerich.

El ingeniero explicó que en San Juan es posible iniciar la cosecha a fines de diciembre, por lo cual el tiempo de procesamiento es más amplio y, por lo tanto, las industrias disminuyen sus costos fijos al lograr una mayor producción, que se extiende desde enero a fines de diciembre.

En ese sentido, el reconocido referente a nivel internacional en la materia agregó que, al concebir a Mendoza y San Juan como un complejo productivo –debido al amplio período de cosecha y producción logrado al sumar las temporadas de ambas provincias–, es posible lograr que la región “sea más competitiva a nivel nacional e incluso mundial”.

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A su vez, destacó Argerich, esta situación permite que las fábricas no deban hacer grandes inversiones para procesar millones de kilos en un día, sino que lo pueden ir “dosificando” durante los casi 120-130 días. Lo cierto es que una cantidad muy escasa de ese tomate se destina al mercado externo. “Casi el 100% de la producción local está destinada al consumo interno. Y sobre todo en productos de alto valor agregado, productos terminados, y no se orienta la producción a commodities como en el caso de la pasta de tomate”, puntualizó Argerich.

El producto interno de mayor producción y demanda es el puré de 8 grados Brix. En tanto, en Mendoza, los principales departamentos donde se planta, cuida y cosecha el tomate destinado a industria son: San Carlos, Tunuyán, Luján de Cuyo, Maipú, Lavalle, San Martín y Junín.

Si se realiza una comparativa entre las provincias de Mendoza y San Juan, Argerich destacó que la segunda está produciendo volúmenes cada vez más grandes de la fruta. Esto se debe, destacó, a que allí se ha logrado llevar adelante un gerenciamiento más eficiente del cultivo y apelando a un mayor uso de la tecnología.

En ese sentido, el ingeniero puntualizó que en Mendoza se registra un menor porcentaje de hectáreas que son regadas por goteo y una mayor cantidad por manto. Esta situación, que radica en las dificultades para manejar de manera eficiente el recurso hídrico –recalcó el especialista– trae aparejados menores rendimientos. “Eso hace que la rentabilidad del cultivo se vea reducida. Es mucho más negocio producir más a través de riego por goteo que por surco”, destacó Argerich e insistió en que, en la medida en que la tecnología pueda ser aplicada en los campos, se lograrán mayores volúmenes de producción.

Transformar los desafíos en oportunidades

Solucionar el problema del estrés hídrico está directamente asociado a los rendimientos de la fruta. De hecho, por medio de un buen manejo de riego presurizado, es decir, riego por goteo, se mantienen volúmenes que podrían superar las 100 toneladas. “En la provincia de Mendoza solo el 45 o 50% de su superficie está con estos sistemas, pero todavía falta la otra mitad con riego tecnificado”, advirtió Argerich.

Frente a este escenario y los desafíos que se plantean para el sector relacionados, por ejemplo, con las inclemencias climáticas, la Asociación Tomate 2000 ha sabido consolidar sus propios proyectos destinados a incentivar y promover la producción. Así es como la entidad cuenta con un fondo de compensación de daños de granizo que es pagado por todos los productores.

Este respaldo permite que todo aquel productor que pierde el cultivo o que ha sufrido un daño parcial recupere todos los gastos realizados hasta el momento de la ocurrencia del siniestro. Ese mecanismo, destacó Argerich, otorga una gran seguridad al productor y a la industria si adelantó algún tipo de capital de trabajo.

Por otro lado, a través del convenio con el INTA-La Consulta, la entidad está probando el diseño de estructuras con telas antigranizo. Esto permitiría avanzar hacia la mecanización integral del cultivo, incluida la plantación con máquina y la cosecha con ingreso de camiones bajo tela. “Ya estamos en el sexto año de cultivo, tomate sobre tomate, con buenos resultados, lo cual permitiría transformar a la provincia de Mendoza en el oasis más seguro”, destacó con optimismo Argerich. Justamente, dos factores reducen los rendimientos del cultivo: el granizo y los vientos.

Entre economía y ambiente

El factor macroeconómico y la apertura a las importaciones también plantean desafíos: en la actualidad, los mercados se encuentran, además, con una alta incidencia de stocks provenientes de otros países, y eso impacta directamente en los precios, que han bajado. La industria nacional –aclaró Argerich– se defiende de esa situación produciendo productos de alto valor agregado, tal como sucede con el puré procesado en directo, sin pasar por una alta concentración.

A ellos se suman los productos como salsa o como el tomate pelado entero, que tienen un mayor valor agregado. “A nivel local, el consumo está afectado, como todos los consumos, por el poder adquisitivo de la gente. Y bueno, pese a que es un producto barato, está con un consumo menor que en otros momentos”, reconoció el ingeniero agrónomo.

Por esos factores, es que la Asociación Tomate 2000 ha buscado ir más allá al lograr metas concretas que permitan a la región marcar la diferencia con la calidad, trazabilidad y confiabilidad de su producción.

Una de ellas, por ejemplo, es producir un tomate libre de presencia de pesticidas. Para ello, la entidad cuenta con un protocolo de revisión de todas las superficies de sus asociados, que son monitoreados para detectar presencia de residuos agroquímicos. Incorporando un adecuado control de plagas y enfermedades con productos que no afecten la salud de los consumidores y trabajadores, a la vez que garantizan la reducción del impacto ambiental.

Apelar a la mecanización en los campos con el fin de generar una alternativa eficiente a la reducción de mano de obra dedicada al agro es otro aspecto que destacan desde la asociación. De hecho, se estima que el total de la superficie se cosecha con máquinas. Para ello, Tomate 2000 cuenta con empresas de servicio que brindan la posibilidad de cosechar de manera mecánica. Además, poco a poco los productores van adquiriendo sus propias máquinas de cosecha.

“Sí, hay productores en la provincia que tienen rendimientos similares a los de la provincia de San Juan y, por lo tanto, similares a cualquier productor del mundo”, aseguró Argerich y destacó que, gracias al desarrollo de la Asociación Tomate 2000, ha sido posible obtener volúmenes de producción similares a los de cualquier sitio desarrollado del mundo. Para ello, mencionó, el servicio de asesoramiento que realiza la asociación: 13 extensionistas visitan semanalmente a los productores para disminuir el riesgo técnico y el riesgo climático, esto último a través del Fondo de Compensación de Daños de Granizo y el riesgo comercial.

Un punto fuerte se suma a las posibilidades del sector: tiene que ver con que las fábricas radicadas en la zona han demostrado tener un buen comportamiento en cuanto a contratos y cancelación de la cosecha dentro de los 90 días. Por eso, desde Tomate 2000 entienden que el tomate para industria es una buena alternativa y que, de hecho, en el futuro será posible transformar a Mendoza en un oasis con un altísimo porcentaje de probabilidad de cosecha.

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