Juan Carlos Sáez es productor de tomate industria desde 1980 en Valle de Uco, en las zonas de Tunuyán y La Consulta. Comenzó con superficies pequeñas, de no más de diez hectáreas cada una, y hoy cuenta con una extensión de 180 hectáreas destinadas a este cultivo. “Hemos crecido a través de los años, mecanizándonos y tecnificando la producción. En 2024 llegamos a tener 200 hectáreas y hoy achicamos un poco el programa por la retracción de consumo y la importación de latas de tomates”, destacó Sáez al analizar la situación actual del mercado.
En ese sentido, atisbó desconfianza en 2025 con respecto al ingreso de mercadería importada. “Sobre todo por nuestros costos, que de a poco se van estabilizando y sincerando. El tema lo tenemos con los impuestos; necesitamos una reducción”, expresó con preocupación el productor que se ha integrado a la Asociación Tomate 2000.
De hecho, aclaró que temas como los costos e impuestos para seguir siendo competitivos están presentes en todas las mesas de discusión. Destacó, además, que en estos días el tema de la rentabilidad de su producto es una cuestión compartida al momento de plantear desafíos, en un contexto en el cual la apertura a las importaciones se presenta como una de las mayores amenazas.
“Ahora hay que afilar el lápiz y ser muy eficientes en todos los sentidos. No me quejo porque es normal competir con el mundo, pero necesitamos que se terminen de sincerar las variables macro y microeconómicas”, destacó Sáez y aclaró que para favorecer al negocio del tomate a nivel nacional es indispensable el acceso al crédito para aumentar la inversión en tecnología y lograr mayor productividad.
“Recuerdo cuando empecé con 40 toneladas por hectárea, ganábamos una buena rentabilidad. Hoy, si no tenemos un promedio de 100 toneladas por hectárea, no deja nada de rentabilidad producir tomate”, ejemplificó el productor mendocino.
Aclaró que desde la Asociación Tomate 2000 se viene trabajando desde hace tiempo en la integración de los sectores que componen la cadena de producción, con el fin de eficientizar todas las áreas relacionadas con la producción de tomate para industria. Asimismo, destacó el acceso al fondo compensador por daños, que de manera solidaria y cooperativa ha permitido salvar numerosas situaciones complejas en las que se han visto afectados los productores dedicados a este cultivo.
Ampliar los rendimientos
Fabián Malatani, productor de tomate en Mendoza, coincidió con Sáez. En su caso, aclaró que la relación entre producción y rentabilidad está llena de desafíos en la actualidad. “Tenemos un límite de costo, que está entre 65 y 70 mil kilos de producto; ese es el costo de producción. De ahí en más, lo que saquemos es rentabilidad”, y destacó que, en ese sentido, son numerosos los factores que inciden: el clima, las pestes y hongos. “Para mejorar la producción en Mendoza, tenemos un inconveniente, ya que si bien llegamos a los 90 o 100 mil kilos por hectárea, en San Juan esos rindes son mayores”, aclaró.
Uno de los aspectos clave que destacan los productores mendocinos para poder situarse en el mercado y ser más competitivos es contar con créditos accesibles. Malatani señaló, por ejemplo, que los costos operativos de energía, agua, combustible e insumos son mayores en Argentina, a diferencia de otros países como Chile. Además, explicó que el año pasado su cantidad de tierra cultivada se redujo debido a los inconvenientes causados por la polilla del tomate y la falta de agua. De hecho, pasó a contar con 40 hectáreas de cultivo, mientras que hasta hace pocos años tenía 100 hectáreas productivas.
“Estamos complicados con el tema de la importación de productos, de pasta, de tomate. Esto se ha visto alterado por la liberación de la importación en general. Las industrias empiezan a importar el producto”, advirtió y destacó que en la actualidad se están comenzando a mover algunas líneas de crédito, pero que aún no son accesibles. “No estamos en condiciones de tomar esas líneas”, aclaró y enfatizó la necesidad del sector de lograr equilibrar beneficios hacia quienes producen la materia prima, en este caso, el tomate perita.
Malatani agregó que los productores de Mendoza están en condiciones de crecer y poder suministrar su producción a las industrias, para así autoabastecer al mercado nacional. Sin embargo, subrayó la importancia de ampliar la superficie de riego por goteo, fomentar la mecanización y, con ello, establecer mecanismos que permitan mitigar el impacto de la caída del granizo, un fenómeno que se ha vuelto más frecuente en la provincia como consecuencia del cambio climático y que representa una de las mayores amenazas para el agro en general.