Una micro avispa podría controlar la Lobesia botrana en sus primeros estadios, ya que el insecto coloca sus huevos en el interior de los de la polilla de la vid y los parasita, con lo que permitiría reducir la presencia de esta plaga que afecta a los viñedos. Emilia Mazzitelli, investigadora del INTA Mendoza, está realizando un estudio en la finca de Bodega Argento, ubicada en Agrelo.
Mazzitelli explicó que se trata de insectos muy pequeños, parasitoides de la familia Trichogrammatidae, que podrían contribuir al control de la plaga en un momento oportuno, ya que en el estado de larva la Lobesia botrana se alimenta de las flores, las bayas verdes y las maduras, y una vez que ingresa a la parte reproductiva de la planta de vid es mucho más difícil erradicarla.
Detalló que la investigación nació en 2023 y que respondió a que venían encontrando parasitoides de esta familia, principalmente en los viñedos que tienen cobertura interfilar (vegetación entre las hileras). Y, si bien sabían que estas micro avispas están presentes en las fincas, no se conoce cómo actúan y decidieron enfocarse en estudiar en qué grado están parasitando los huevos de la plaga.
La investigadora aclara que no pueden utilizar huevos de Lobesia botrana, porque se trata de una plaga bajo control oficial, por lo que recurrieron a una especie alternativa, de otro insecto (Sitotroga cerealella o polilla de los cereales), y decidieron realizar pruebas en tres tipos de parcelas: con vegetación espontánea, con parcela de flores y suelo desnudo. Además de determinar si, efectivamente, están actuando, el objetivo es estudiar en qué medida o porcentaje de afectación de la plaga.
Resaltó que se trata de una línea de estudio muy interesante, porque se podría aplicar a todo tipo de productores y aportar una herramienta más para el control de la plaga, que se sume a la aplicación de feromonas para la confusión sexual. Para eso, necesitan poder cuantificar su efecto y establecer en qué condiciones actúan de modo más efectivo.
La investigación se inició a fines de 2023 y deberá extenderse por unas dos o tres temporadas más, para verificar que el efecto no se dio sólo un año, por alguna circunstancia particular, como factores climáticos. Además, deberán extender el estudio a otros sitios, para determinar si la experiencia es replicable. Mazzitelli estimó que, entre 2025 y 2026, deberían tener un dato de cómo se está ejerciendo el parasitismo en campo.
Asimismo, el estudio busca entender cuáles son las condiciones propicias para que la acción de los parasitoides se potencie. Otra de las hipótesis apunta a establecer si se pueden liberar en una finca o se debe buscar que aumente su presencia en el viñedo, atrayéndolos.
Mazzitelli señaló que se deben ir estudiando nuevas herramientas para el manejo de plagas e implementar un conjunto de acciones complementarias, porque se necesita alcanzar rendimientos que permitan que la producción sea rentable, pero de modo sostenible, ya que está demostrado que el uso excesivo de agroquímicos puede generar algunos problemas, como la presencia de residuos en vinos y la resistencia de plagas a estos productos.
Resaltó que, en los mercados internacionales, en los que se vende el vino mendocino, el “sello verde” es muy importante y se demanda que la producción sea sostenible. De hecho, en muchos destinos se ha fijado el “residuo cero”, es decir, ya no se habla de límites máximos de remanentes de productos, sino que se exige que no sean detectables.
Aporte al combate
Si llega a resultados positivos, la investigación significaría un aporte al combate de la Lobesia botrana. Es que la lucha contra la plaga ha tenido diversos altibajos a lo largo de los años, principalmente vinculados a dificultades con el financiamiento por parte del Estado nacional, lo que ha hecho que no se haya podido erradicar, sino sólo controlar su presencia.
Este año, el Gobierno nacional informó que no iba a enviar fondos para sostener el combate de la polilla de la vid, por lo que el Ejecutivo provincial decidió invertir $6.200 millones para la adquisición de emisores de feromonas, utilizados para la confusión sexual, lo que reduce la reproducción de estos insectos, como también para la pulverización de estos productos.
Sin embargo, según los cálculos del Iscamen, se necesitan unos $12.600 millones para aplicar el programa completo, que incluye, además de la compra de estos difusores de feromonas (para 50 mil hectáreas), la aeroaplicación y los productos para realizarse en 120 mil hectáreas, insecticidas para aplicación terrestre en 30 mil hectáreas y la aeroaplicación de feromonas en otras 25 mil.
Investigaciones sobre agroecología
La de las micro avispas no es la única investigación que se ha desarrollado en Bodega Argento. De hecho, la empresa lanzó su nuevo sitio web MatrizViva, el programa de I+D de Grupo Avinea, para compartir con la industria y que aquellos interesados en la agroecología tengan acceso a las investigaciones sobre agua, biodiversidad, vid y suelo que se realizan junto a instituciones públicas como el INTA, la Facultas de Ciencias Agrarias de UNCuyo y el Conicet.
El programa MatrizViva comenzó en el 2018 buscando profundizar y comprender la interacción entre los agroecosistemas que se desarrollan en los viñedos de la bodega: los organismos, el agua, el suelo y el medio ambiente.
“Iniciamos con dos líneas de investigación: las hormigas y la cobertura vegetal en el interfilar del viñedo. En la actualidad, estamos desarrollando quince nuevos proyectos. Las investigaciones están en constante evolución y día a día trabajamos buscando soluciones que generen un impacto positivo en la vitivinicultura orgánica y sustentable de Argentina”, comentó recientemente Cecilia Acosta, líder de I+D de Grupo Avinea.