Argentina ocupa el segundo lugar en el mundo, después de Australia, en lo que a producción orgánica se refiere, con una superficie cultivada que supera las 4 millones de hectáreas. Aunque estos productos son cada vez más demandados por consumidores que buscan –en particular después de la pandemia- opciones más saludables y que generen un menor impacto en el ambiente, en algunos cultivos es difícil alcanzar los rindes que se obtienen con el uso de agroquímicos.
La empresa alemana DVA presentó en Mendoza su línea Incentia, de nutrientes naturales que, en diversos ensayos que se realizaron en cultivos mendocinos, mostraron resultados similares a las marcas líderes del mercado, pero con el plus de la certificación orgánica. Se trata de once productos bioestimulantes que, además, favorecen el biocontrol ya que las plantas, al estar fortalecidas, incrementan su potencial para defenderse naturalmente de las plagas. Vanesa Vignera, líder del proyecto, compartió detalles del lanzamiento.
- ¿Por qué decidieron realizar las pruebas en Mendoza?
- Mendoza no solamente tiene una variedad de cultivos intensivos muy amplia, sino que además es puntera en desarrollo. Las empresas de primera línea generalmente han dado un pasito más allá en lo que es incorporación de nuevas tecnologías y más que nada en la parte orgánica. Nosotros tenemos un foco muy importante en las certificaciones orgánicas.
Vemos que muchas de las empresas locales están tendiendo a hacer una reconversión hacia lo orgánico. Eso nos da una posibilidad interesante para toda la línea, más aún sabiendo que nació en España (en Málaga), donde hay una cuna de la fertilización y además los cultivos tienen mucha similitud con los de Mendoza. Eso nos llevó a venir acá y empezar a comercializar los productos este año. A futuro, tenemos planeado avanzar en el resto de los cultivos intensivos, en el NOA, el NEA y el valle de Río Negro. Luego continuaremos con los extensivos.
- ¿Cuál es la particularidad de estos bionutrientes?
- La línea Incentia es natural y se basa en la nutrición de cultivos, que es un concepto un poco más amplio que el de fertilización. La nutrición se basa, además, en la bioestimulación y también en el biocontrol, es decir, el aporte de elementos para fomentar las defensas naturales de la planta contra las plagas. Esto, siempre bajo una visión de preservar el medio ambiente, lo que la convierte en una gran herramienta para las producciones certificadas.
No quiere decir que no se pueda usar en la agricultura convencional, pero para esta hay mucha más oferta y para la orgánica certificada, no tanta. Por eso hacemos foco en eso, pero se puede usar en todo tipo de cultivo y producción.
- Es conveniente para iniciar la transición de convencional a orgánico…
- Totalmente. De hecho, eso estamos haciendo. Este año tenemos unas parcelas de prueba con Chandon, que se ha planteado convertir a orgánico casi la totalidad de su producción en tres años. Entonces, vamos a acompañarlos desde el inicio en todo ese proceso.
- Hicieron pruebas en distintos tipos de cultivos. ¿Cuál fue el resultado?
- Se hicieron más de 30 ensayos en Mendoza, y más de 40 en todo el país, con variedad de cultivos: cerezo, nogal, vid, papa, tomate, ajo, cebolla. Se probaron 16 productos de la línea, que se pensó que eran los que mejor podían funcionar en la región, por el tipo de suelo y de producciones agrícolas. Lo importante era, más allá de la confianza que tenemos por el origen, la calidad y el desempeño que ha tenido en otros países, ver la respuesta local. Sobre todo, cómo se comportaba en comparación con los líderes del mercado.
Vimos qué productos son los que más se usan hoy e hicimos la prueba a la par, para que los productores pudieran evaluar nuestra propuesta. Estamos tranquilos y felices de poder decir que los nuestros tuvieron un comportamiento igual o mejor que los líderes del mercado y con el plus de que son orgánicos.
- En cuanto a la aplicación, ¿hay diferencias en la frecuencia o la modalidad?
- Pueden ser aplicados tanto por vía foliar como a través del riego, porque son líquidos. Esto representa un beneficio adicional para los productores, por su versatilidad en el uso. De la misma manera que los productos que usan habitualmente, y en combinación con ellos, por lo que no deben pensar en costos extra de aplicaciones específicas. De todos modos, nosotros, por directivas globales, siempre hacemos capacitaciones porque es fundamental, para obtener el desempeño óptimo, que la aplicación se realice correctamente y que los equipos tengan un mantenimiento adecuado.
- ¿Los productos tienen un precio más elevado que los convencionales?
- Están en la misma línea del mercado, pero somos un poco más ventajosos en comparación con otros orgánicos. Muchas veces, los productos que son aptos para producciones certificadas son un poco más caros que los otros. La tecnología de producción que tiene Incentia en España nos ha dado la posibilidad de ofrecer esta línea a un precio competitivo, igual al de una operatoria convencional. La idea es que el costo no sea una traba para tener una producción orgánica.
- ¿Van a tener una oficina comercial en Mendoza?
- Por lo pronto, vamos a tener un equipo comercial y de desarrollo, y un depósito de distribución local, al que los productos están llegando ahora. Si amerita, por qué no, en el futuro montaremos una oficina. Igualmente, la idea es poder adaptarnos a la red de distribución y comercialización local.
En detalle
DVA es una empresa alemana con más de 50 años de existencia, que tiene tres unidades de negocios: la principal vinculada al agro y un volumen de negocios de 300 millones de dólares anuales. En 2000 inició las operaciones en Argentina, con un plan de inversión de 100 millones de dólares, del que hasta ahora ha ejecutado más de 30 millones, parte de ellos destinados a la construcción, en Pilar (Buenos Aires), de una planta de elaboración de los productos de la marca. Solo para el lanzamiento de Incentia, la línea de nutrientes orgánicos, han invertido unos 5 millones de dólares, de los que estiman que aproximadamente el 70% tuvo como destino Mendoza.