Mucho más allá del juvenil rival de turno (el plantel profesional de la U de Chile está en plena competencia de su torneo y jugó ayer), el encuentro significaba una propicia prueba para saber en qué nivel se encontraba el equipo de Minich a una semana del reinicio de la Primera Nacional, nada menos que ante al líder de la zona: Atlanta.
La Lepra prácticamente no cambió ni el sistema ni los intérpretes. La única cara nueva en la alineación titular fue la de Ángel Prudencio, quien llegó para suplir la baja de Klusener (partió al Motagua de Honduras). Ante un adversario que intentó manejar el balón con orden y prolijidad, la Lepra se plantó en campo rival y, con la velocidad de Marcioni por la derecha, complicó a la "U". El tempranero gol de Marchioni le dio tranquilidad y hacían presagiar una goleada. El combinado chileno mostró futbolistas de buen pie como Castro, Araya y Troncoso. El peor error del Azul fue la falta de eficacia para liquidar la historia en la primera mitad con cada contragolpe que tuvo.
Minich utilizó el ST como tubo de ensayo. Por eso, movió el banco desde temprano. La idea era darles minutos a todos. Los cambios (la mayoría del medio hacia adelante) le dieron oxígeno al equipo y el Azul siguió siendo un elenco punzante, directo y pragmático para atacar. Así y todo, algo negativo fue la falta de contundencia. De hecho, para sacar otro gol de ventaja debió esperar a tener un penal que el ingresado Pérez cambió por gol.
El ingreso de Quiroga y Fernández le dio otro ritmo de tres cuartos hacia adelante. Viguet sentenció la historia con un zurdazo que se coló en el ángulo derecho del arco chileno. La Lepra mostró signos positivos de cara a lo que viene. Y aunque el rival no parezca la medida justa para establecer un juicio de valor definitivo, Minich parece disponer de variantes potables para soñar con algo más que mantenerse en la categoría.
