Por Maxi Salgado - Editor de Más Deportes - msalgado@losandes.com.ar
El show debe continuar, reza la arenga más conocida del mundo del espectáculo, y si se trata del fútbol pareciera que ese llamado a la acción tiene mayor vigor. Cuando aún se está conmocionado por el accidente de Chapecoense, y las 71 víctimas de aquella tragedia, en Argentina se reveló que la Selección podría haber abrazado el mismo destino.
Viajó en ese avión de la empresa LaMia, desde Brasil hasta nuestro país, y estuvieron a 18 minutos de quedarse sin combustible y de haber sido Lio Messi y compañía los protagonistas de una noticia fatídica. Conmoción o no, igual, Atlético Nacional quien era el rival de Chapecoense en la final de la Copa Sudamericana, ya está en Japón para jugar el Mundial de Clubes.
La muestra y el botón
En nuestro país la semana pasada hubo una terrible agresión al árbitro Claudio Elichiri, a manos de futbolistas e hinchas de Sarmiento de Ayacucho en medio del partido que ese equipo jugaba con Sansinena, de General Cerri, para definir el pase a la final del torneo Federal B.
Inmediatamente, los gremios arbitrales plantearon la posibilidad de una huelga para frenar una locura que se da casi todos los fines de semana en los diferentes ámbitos. Incluso en Mendoza hubo una agresión en inferiores hace un tiempo pero que no trascendió porque a los dirigentes no le convienen que las cosas se conozcan y, de esa manera, justifican la violencia.
El hecho se produjo en un partido de séptima división entre Escuela Deportiva de Junín y la Universidad Nacional de Cuyo. El juez, Cristian Massiero, fue agredido por los jugadores y hasta un padre por disconformidad con un fallo.
Lo llamativo fue la celeridad con la que el Ministerio de Trabajo de la Nación dictó la conciliación obligatoria y puso a salvo así el Superclásico River-Boca que se jugará en la tarde de hoy. Los dirigentes salieron a prometer un nuevo protocolo para cuando pasen estas agresiones, lo que todos sabemos que quedará en el olvido, principalmente porque la conciliación obligatoria se extiende hasta el 29 de diciembre, momento en el que todos estaremos con la copa en la mano esperando un nuevo año y árbitros y futbolistas disfrutando de sus cortas vacaciones.
Otro hecho que quedará en lo anecdótico es la herida en la cabeza por una bala de goma que recibió el jugador Franco Quiroz en el partido entre Almagro y Atlético Paraná por la Primera B Nacional. El jugador intentaba calmar el ánimo de la tribuna.
Seis hinchas han muerto este año en hechos de violencia en las canchas, según la ONG Salvemos el Fútbol. Los hechos de violencia se cobraron 34 víctimas fatales entre 2013 y 2015. Pero el fútbol debe continuar y ni siquiera hay un mea culpa de los dirigentes.
Otro ámbito, otras reglas
Que diferencia con el automovilismo. Donde la semana pasada Mariano Werner hizo una mala maniobra que le significó a Matías Rossi perder el título de campeón del Turismo Carretera (TC) y por lo cual el entrerriano recibió una sanción de un año sin poder correr y una multa de 750.000 pesos que deben ir a actos de beneficencia. Pensando que Werner es una de las figuras del automovilismo nacional, se podría haber actuado como en el fútbol y mirar para otro lado.
Importante sería aprender un poquito de eso; comenzar a pensar en que el fútbol existe porque existen los hinchas, jugadores y árbitros y a ellos hay que cuidarlos. Los dirigentes del fútbol argentino siguen pensando más en los negociados, en como poder llegar al poder para llevarse lo que haya en las arcas (todavía nadie aclaró que pasó con la plata “desaparecida” del Fútbol para Todos) y no en legislar para tener un deporte limpio y seguro.
Eso es demasiado pedir en un ambiente, cada día más lúgubre, una señal de mejoría. Por ahí podría ser una de las cosas a pedirle a Papá Noel.