El mal andar en la Superliga se traduce en ansiedades que muchas veces conspiran contra las pretensiones colectivas. Godoy Cruz no encuentra la luz para salir del pozo en que se encuentra hundido. Perdió siete de los últimos ocho encuentros disputados y se hunde en las posiciones. El 5-2 en Rosario, ante el Canalla, es un golpe que el Tomba quiere olvidar cuanto antes. Ahora, la cabeza está puesta en el duelo del próximo sábado, desde las 20, ante Independiente de Avellaneda.
Ayer, el plantel volvió a los entrenamientos y las caras no fueron las mejores cuando los jugadores aparecieron en el gimnasio del predio. El andar en el torneo (10 derrotas en 12 compromisos) no permite sonrisas.
El arquero Roberto Ramírez, quien no estuvo presente en Rosario por luxación en el hombro derecho, trabajó ayer en el gimnasio en la búsqueda de su recuperación.
Mientras, el Gato Oldrá es consciente que la relación entre los hinchas y el plantel puede quebrarse en cualquier momento y los triunfos apremian. Por eso, el del próximo fin de semana parece un juego determinante y el DT pidió: "ser lo más inteligentes posibles".
Luego del Rojo, el Expreso tendrá tres partidos más antes del receso de verano: Patronato, en Paraná; Talleres, en el Malvinas Argentinas; y Defensa y Justicia, en Florencio Varela.
Una racha que ilusiona
Desde que Godoy Cruz arribó Primera División, los duelos frente a Independiente de Avellaneda le regalaron sonrisas a los hinchas mendocinos tras el pitazo final. El Tomba disfruta de una paternidad de la que pocos pueden jactarse: en 18 partidos disputados frente al Diablo de Avellaneda, el Expreso ganó 7, perdió 4 e igualaron los 7 restantes.
La última visita del Rojo a Mendoza, por la Superliga '18-'19, finalizó 1-1; mientras que el último triunfo del Rojo fue el campeonato 16/17