Cuando todos esperaban ver algo de aquel equipo que el año anterior se había salvado del descenso a fuerza de un fútbol dinámico, práctico y voluntarioso, el plantel que se formó para encarar esta etapa estuvo lejos de ese grupo milagroso.
A este Independiente le faltó actitud, careció de una identidad establecida y nunca, a lo largo de los 34 partidos jugados, logró encontrar el equilibrio necesario para estar más arriba. Y, como consecuencia de esto, el Azul terminó abajo.
Lo curiosos es que desde el mismo momento de la gestación del plantel (que a mitad de temporada sufrió varias bajas) quedó la sensación de que tanto cuerpo técnico como dirigentes apostarían sus fichas más fuertes al 2001.
Sin embargo, la partida de Luis Manuel Blanco y la llegada de Pedro Marchetta tampoco sirvió para maquillar una campaña que de irregular se transformó en mala.
No ganó ningún clásico (empató los dos con San Martín y cayó y empató con Godoy Cruz) y de visitante mostró sus enormes dificultades para imponerse.
Apenas le ganó a Atlético de Rafaela 2-1 en la noche que Claudio Del Bosco se hizo gigante y se sacó un 10 en el boletín de calificaciones de Más Deportes.
Tal vez, la experiencia pasada le hizo pensar a los Azules que menos de una ronda alcanza para lograr meterse al Reducido. No sólo eso no sucedió, sino que terminó pagando los enormes problemas financieros que desencadenaron en la huelga del plantel profesional.
Un papelón.
La noche que los pibes rompieron el cascarón
Algunos aseguran que esa noche resultó el principio del fin. El tobogán inexorable a un descenso de categoría que se concretaría en el final de la temporada siguiente.
En la antesala de la última fecha del campeonato, la mayoría de los jugadores profesionales (a excepción de Re, Paratore, Quiroga, Guerra y Rodríguez) hicieron valer su postura de no viajar a Córdoba para enfrentara Instituto si no le cancelaban parte de la deuda de tres meses de sueldos que la dirigencia de Independiente mantenía con ellos.
Entonces, para jugar contra Instituto, la Lepra viajó con un plantel plagado de juveniles con poca o nula experiencia en la B Nacional.
Los pibes de la Leprita cayeron 4-1 mostrando un muy buen fútbol.