El XV Encuentro Latinoamericano de Biodanza Regional Sur escogió como lema "Mendoza, encuentro de tierra y cielo", dado que nuestra provincia es la sede para este nuevo evento que comenzará a las 16 y que ha sido declarado de Interés Provincial y Legislativo "Por el aporte invaluable de la Biodanza mediante sus técnicas que contribuyen a la buena salud y al mejoramiento de la calidad de vida".
Desde hoy y hasta el 16, se llevarán a cabo diferentes actividades en torno al sistema Biodanza que ayuda a prevenir y disminuir el estrés; superar la depresión; estimular la energía vital; fortalecer la autoestima e identidad y cultivar la afectividad y las relaciones humanas. Además, desarrolla habilidades para vivir; provoca una alta motivación para el cambio e invita a la construcción de estilos de vida saludables.
La apertura del Encuentro, que se realizará en el Centro de Congresos y Exposiciones Emilio Civit (Avenida Peltier 611, Ciudad), estará a cargo de Raúl Terrén, presidente de la Internacional Biocentric Foundation (IBF) (organización que coordina el movimiento Biodanza a nivel internacional); Verónica Toro, directora de la Escuela Buenos Aires, y Haydee Fraidenray, directora de la Escuela Mendoza Región de Cuyo.
Los organizadores comentan que a pesar de que el Encuentro está destinado a personas que practican la biodanza, se realizarán clases abiertas al público mendocino (el sábado 15 de noviembre), a las 9.30 y 19.30 para adultos y a las 15.30 hs, para niños y familias, con el fin de que puedan tomar una vivencia y conocer el sistema.
más de 600 personas biodanzantes de todo Latinoamérica y de otras partes del mundo, como Israel y Sudáfrica.
La biodanza comenzó a gestarse en la década del 40 por su creador el psicólogo chileno Rolando Toro Araneda, y se define como un sistema o disciplina humana que, dependiendo del aspecto que se quiera enfatizar, es de aceleración de procesos integrativos a nivel celular, metabólico, neuroendocrino, inmunológico, hormonal, cortical y existencial; más la integración humana, renovación orgánica, reeducación afectiva y re-aprendizaje de las funciones originarias de la vida; como también la integración que favorece el desarrollo humano a través de vivencias armonizadoras permitiendo reencontrar la alegría y el placer de vivir.