La mortalidad infantil bajó a la mitad en Mendoza en 20 años. Se trata de la tasa que mide la cantidad de bebés que mueren antes del año de vida.
En 1999, la tasa era de 16,2 cada mil nacidos vivos y pasó a 8 cada mil en 2018. Lo que resta como desafío por ahora, aseguran, es un núcleo duro. Es una situación difícil de revertir: fallecimientos neonatales, es decir antes del mes de vida, 75% de la última medición. Se atribuyen a deficientes controles durante el embarazo, atención del parto o en neonatología y malformaciones.