Conocida como la capital del norte de Portugal, Oporto se perfila (cada vez más) como una atractiva opción para los viajeros que visitan el país.
Caminatas a orillas de la Ribera del Duero, balcones urbanos que regalan vistas y noches que se acompañan de vinos únicos, son algunas de las opciones que propone esta ciudad que ha hecho de la melancolía un sello propio. Pasen, lean y conozcan al eterno rival de Lisboa.
1.Estación de trenes San Bento
No importa si llega y se va de la ciudad en avión, la estación de trenes San Bento es uno de los imprescindibles de Oporto aunque no tenga pensado comprar un ticket para irse a sitio alguno.
Si la fachada le impresiona, espere a ingresar al hall de entrada. Es que el atractivo de esta estación, que fue erigida sobre los restos de un antiguo convento (San Bento del Ave María), se encuentra en sus mosaicos.
Más de 20 mil azulejos pintados a mano retratan la historia de Portugal - y su transporte- e inundan del azul, tan propiamente luso, las cuatro paredes.
Además: desde esta estación parten trenes con destino a las principales ciudades del país y también el tren turístico que conduce a la región de viñedos, en el Valle Del Duero.
2.Torre de los Clérigos (Rua Senhor Filipe de Nery)
Si Londres cuenta con el Big Ben o Buenos Aires con el obelisco como grandes iconos citadinos, entonces Oporto ostenta la Torre de los Clérigos, el campanario de la iglesia del mismo nombre.
Con casi 80 metros de altura, esta torre es la construcción religiosa más alta del país y se dice que, durante décadas, funcionó como guía para las embarcaciones que llegaban al puerto de la Ribeira.
Hoy continúa siendo un punto de referencia para locales y viajeros, que encuentran en este campanario una suerte de brújula urbana.
Tanto la iglesia como la torre fueron construidas por el arquitecto italiano Nicolau Nasoni -entre 1754 y 1763- que imprimió su estilo barroco a ambas.
Los interesados pueden subir a su mirador y apreciar Oporto desde las alturas. Sólo hay una condición: subir los más de 200 escalones hasta su cima.
Precio: Al mirador de la Torre 4 euros. El ingreso a la iglesia es -por supuesto- gratuito.
3.Librería Lello (Rua das Carmelitas 144)
Los amantes de la lectura no podrán resistirse a la librería Lello que se ubica -en varios rankings- entre las más bellas del mundo.
Desde 1906 este templo de lectura se alza en la Rua das Carmelitas al 144 y, con su nombre, rinde homenaje a sus primeros dueños, los hermanos José y Antonio Lello.
Si por fuera su fachada neogótica -con dos figuras femeninas que representan el arte y la ciencia- captura las miradas, por dentro su elegante escalera caracol tallada en madera y alfombrada de rojo carmín es el centro de la escena.
Aunque lo cierto es que cada detalle invita a ser observado. Aquí no hay visitas a las apuradas. Lo suyo es recorrerla a paso lento.
El dato de color que los guías turísticos repiten como un mantra, es que durante los meses que J. K. Rowling -la autora de los libros de Harry Potter- vivió en Oporto, fue asidua visitante de esta librería.
Se dice que su fantástica estética se impregnó en la librería Flourish & Blotts presente en la saga de Rowling. Fue así que los fans del joven mago, comenzaron a peregrinar a Lello y sus dueños decidieron cobrar una entrada de 3 euros -que luego se descuentan en caso de comprar algún libro- como forma de reducir el ruidoso flujo de personas y la consiguiente molestia a los clientes habituales.
Lello cuenta, además, con una cafetería ideal para un stop, libro mediante. http://www.livrarialello.pt/
Un tip: Los seguidores de Harry Potter también pueden acudir al Café Majestic (Rua Santa Catarina 112), otro de los sitios de los que Rowling era habitué. Harán fila para entrar.
4.Puente Don Luis I
El Puente Don Luis I, es otro de los íconos indiscutidos de esta ciudad portuguesa. Seguramente su estructura metálica a más de uno le recuerde a la Torre Eiffel y existe una razón que lo justifica.
Su constructor, Teófilo Seyrig, fue socio del famoso francés en la compañía Eiffel. Erigido en 1877, este puente cuenta con dos niveles, ambos transitables a pie y cuyas excelentes vistas obligan a caminarlo y capturar con la cámara los tejados rojos de Oporto. El puente une -además- el barrio de la Ribeira con la Vila Nova de Gaia.
Nuestra recomendación: Sentarse en cualquiera de las dos orillas del río -que funcionan como balcones desde donde apreciar la ciudad- y disfrutar de su ambiente distendido. Si es con una copa de oporto en mano, entonces mejor.
5. La Sé y la Ribeira
Caminar por las calles de estos barrios no siempre es sencillo. Las callejuelas empinadas y las escalinatas pueden desalentar a más de uno aunque, sin dudas, cualquier esfuerzo vale la pena.
Aquí se palpita el ritmo de Oporto. La melancolía que exudan sus calles y esa particular decadencia de la que Portugal ha hecho su sello, se hacen presentes también en la Sé y la Ribeira.
El turismo ha ganado terreno en el último tiempo y muchas casonas antiguas hoy están ocupadas por hoteles o hostels.
Sin embargo, todavía - y no se sabe si será por mucho tiempo- se puede ver a los vecinos hacer reuniones callejeras.
Así, sacan las mesas y las sillas a la vereda, se sirve un catering casero, se cuelgan guirnaldas y se pone música. El festejo está armado. Ése es el espectáculo que se repite todos los fines de semana en algún rincón de estos barrios.
Un tip: Los amantes de lo dulce no pueden dejar de pasar por Escada Do Barredo al 12. Aquí se ubica Cozinha 12, el emprendimiento gastronómico de Teresa -una agradable señora portuguesa- que vende cosas dulces para llevar.
Mousse de chocolate, pastel de chocolate o pastelería portuguesa, son algunas de las opciones a módicos precios (aproximadamente 1,5 euro la porción).
6. Bodegas de Oporto
Del otro lado del Puente Don Luis I, se extiende la Vila Nova de Gaia, epicentro de bodegas. Y aunque técnicamente se trata de otra localidad, aquí se extienden la mayoría de la bodegas, célebres por elaborar el vino con denominación de origen de Oporto.
Se dice que en el siglo XVIII, cuando se instalaron los primeros comerciantes para la producción de vino, se dieron cuenta que del otro lado del río los impuestos eran menores y también que la colina sobre la que se ubica Oporto, dotaba de sombra a la zona de Gaia y permitía que los vinos se desarrollaran y conservaran mejor.
Varias bodegas y vinerías se extienden a orillas del Duero. Otras, calle adentro del distrito. Sin embargo, no hay que caminar mucho para encontrarlas.
Diferentes compañías ofrecen tours vinícolas, con opciones que van desde una bodega en concreto, hasta un recorrido por varias. Usted elige.
7. Casa de la Música (Avenida da Boavista, 604-610)
La arquitectura moderna en Oporto tiene su exponente en la Casa de la Música. Fue diseñada por el arquitecto holandés Rem Koolhaas, el responsable del edificio de la Televisión Central de China en Pekín y de la Biblioteca Central de Seattle, entre otros proyectos.
Inicialmente la obra debía concluir en 2001, año en que Oporto era nombrada Capital Europea de la Cultura. Sin embargo, el proyecto se demoró más de lo previsto y el edificio no se ultimó hasta 2005.
Por fuera, su imponente forma llama la atención, aunque es por dentro donde se percibe la obra en todo su esplendor. Su auditorio, por ejemplo, puede adaptarse a diferentes formas teniendo en cuenta el evento en cuestión.
La Casa de la Música cuenta también con un restaurante y un bar que ofrecen excelentes vistas de la ciudad.
http://www.casadamusica.com/
8. Avenida dos Aliados
Esta avenida es una de esas calles que se deben transitar sí o sí. No sólo porque se trata de una de las arterias principales de la ciudad sino también porque su arquitectura y elegancia merecen ser recorridas y admiradas.
La avenida de los Aliados presume de los grandes exponentes del modernismo y el art nouveau con los que cuenta la ciudad. Aquí se luce también la Plaza da Liberdade -la principal de Oporto- y se ubica el Ayuntamiento.
Un tip: Todos los días, a las 10.15 y a las 15.15, salen de la Plaza da Liberdade tours gratuitos por la ciudad, una excelente oportunidad para conocer atracciones, rincones y anécdotas de Oporto.
http://www.freetoursporto.com/
Bonus track
Comer en Oporto: Cuando se trata de gastronomía, a Oporto le gusta presumir de las francesinhas (se pronuncia francesiñas) un sandwich que nació en la ciudad.
Posee varios niveles separados de pan de molde, rellenos de carne y fiambre y cubiertos de queso fundido que se sirve en una salsa picante a base de cerveza. ¿Bajo en calorías? Para nada.
Otro de los imperdibles cuando se visita, no sólo Oporto sino Portugal, son los famosos pasteles de nata, unas tarteletas con base de hojaldre, rellenos de una crema de yema de huevo y espolvoreados con azúcar impalpable. Son perfectos para acompañar con un café en cualquier momento del día.
Catedral de Oporto: Éste es otro de los puntos a visitar. La fachada posee distintos estilos arquitectónicos que responden a diferentes reconstrucciones. La Catedral posee, además, una plaza que la antecede con balcones a la ciudad, que ofrecen vistas panorámicas.
Desde aquí parte el Camino Portugués a Santiago de Compostela, por lo cual es común ver peregrinos entusiasmados que comienzan su recorrido.