La economía argentina sigue en un clima de inestabilidad: hay una tensa calma en los mercados y todavía hay altísimo nivel de incertidumbre. Esta última se está volcando para el futuro, ya que los acreedores quieren que les digan cuál será el plan fiscal del próximo presidente, es decir, la política de gasto público (en materia de equilibrio o superávit fiscal).
La Argentina tiene un problema crónico, que es el peso del Estado sobre la economía. Del 25% cuando asumió Néstor Kirchner en 2003, hoy llegamos a un 35%. Aunque se devalúe la moneda, a los exportadores les cuesta sacar sus productos al exterior por la alta carga de costos internos agregados.
Mientras tanto puede haber parches, pero van a conducir a picos inflacionarios o devaluaciones. Queda que algún candidato responda qué va a pasar con el gasto público y quién lo va a financiar. El riesgo será si se recurre a la emisión monetaria.