El regreso a la competencia no fue satisfactorio. Independiente Rivadavia cayó en su estadio ante Mitre de Santiago del Estero, uno de los mejores equipos de la categoría por 1-0. El Azul mereció más, sin embargo, la falta de efectividad fue la gran diferencia entre un equipo y otro.
Un primer tiempo en el cual a la Lepra le faltó juego, creación y asociación. Toda aproximación al arco de Martín Perafàn fueron por intentos individuales. Seguro, que todo hubiese cambiado tras el penal que el árbitro ignoró cuando Paparatto saltó con los brazos arriba como si fuera un remate de un jugador de voley. Pero, en esa acción no estuvo la diferencia, pero hubiese planteado otro escenario y si Independiente se ponía en ventana desde los 12 pasos.
Más allá de que careció de juego colectivo en ofensiva, las fisuras del equipo de Independiente Rivadavia estuvieron en defensa. La última lìnea alternó buenas y malas. Pero, Mitre, aprovechó la primera oportnidad que tuvo y se puso en ventaja. Dos tapadas magistrales, sin embargo, en el tercer remate, dejó el rebote corto y Blanco no falló cuando empujó el balón a la red. Tres rebotes en una jugada de 10 segundos, dónde estaban los defensores Azules. Esos detalles, fueron los que le permitieron a Mitre, irse al descanso en ventaja por la mìnima.
En el segundo capitulo, Independiente cambió su imagen por completo. Con la necesidad de llegar al empate, tuvo mayor vocación ofensiva. Adelantó sus líneas, tuvo control de balón y generó innumerables situaciones de peligro. Pero, chocó siempre con Perafán, la gran figura del partido. El equipo de Gómez sintió y mucho la ausencia de Asenjo, jugador clave en el esquema del DT, nadie fue referente de área, nadie aguantó y los hombres azules se esfumaban en el área visitante. El azul arrancó el año con una derrota, ahora, a pensar en Chacarita y recuperar en tierra ajena los tres puntos que se escaparon en casa.