Es imposible comenzar la crónica del triunfo del Deportivo Guaymallén sobre Fray Luis Beltrán en el estadio Rafael Alonso sin narrar los últimos diez minutos del compromiso. En ese lapso, el Fraile pasó de tener el triunfo en ese anticipo ofensivo de Lucas Páez (el balón pegó en el travesaño, picó afuera de la línea y salió) a perder el partido por una fatalidad defensiva.
El bueno de Hernán Moya le pifió a un cuando el equipo estaba saliendo, el balón le quedó a Cristian Nievas, centro pinchado para David Pizarro, cabezazo, rebote y nuevo testazo del goleador del Cacique para poner la apertura del marcador.
La gente de Beltrán no lo podía creer. Y no era para menos. En un encuentro con situaciones claras para ambos bandos, fue el equipo de Milton Salas el que había hecho el gasto mayor, los méritos suficientes como para estar en ganador.
Incluso con un futbolista menos, por la insólita expulsión de Brian Páez (estaba amonestado y fue a bloquear sin sentido la salida de José Luis Mocayar), el Fraile dominó las acciones, buscó por todos lados, reventó dos remates en el travesaño y convirtió en figura al propio arquero visitante.
Si el resultado era injusto por dónde se lo mire, imagínese lo que fue el suceso de los 47’ que duró la parte complementaria. Maximiliano Navarro desbordó por derecha, remató, Mocayar dejó un rebote corto y Lucas Páez la empujó cayéndose.
El gol lo gritó todo Beltrán, pero a instancias de su asistente Alejandro Lescano, el colegiado principal Federico Fernández (de pésima labor) lo anuló. ¿Estaba en offside Páez? Es la pregunta del millón. Lo cierto es que hace una semana al delantero le habían anulado un tanto legítimo en el clásico contra Rodeo.
Cuando el hombre de negro marcó el final, la gente de Beltrán explotó de bronca. La terna arbitral debió permanecer unos minutos más en el campo de juego, volaron algunos proyectiles y la cosa por suerte no pasó a mayores. Aunque por precaución, ya que los ánimos seguían enardecidos, los hombres de negro debieron abandonar el estadio en el móvil policial.
Guaymallén, que durante los 90 minutos también tuvo sus oportunidades, sin embargo en líneas generales se terminó llevando un premio exagerado. Pero esto es fútbol y gana el que convierte más goles. En la única que tuvo, Pizarro no perdonó y a otra cosa.
Luego de salir bicampeón en 2015 y de mantenerse invicto durante 34 partidos en la Liga Mendocina de fútbol, al Fraile lo persigue un maleficio en este comienzo de 2016: todavía no ganó y, en su primera incursión en el Torneo Federal C, parece estar pagando el derecho de piso.
Falta, es cierto, pero el margen en la competencia empieza a achicarse y las matemáticas marcan que de ahora en más deberá ser más efectivo si pretende llegar con chances de clasificación a la última fecha. Diferentes es la situación del Cacique. Hilvanó dos triunfos en fila y es otro de los punteros de la Zona 45. Ahora visita al otro puntero, Rodeo del Medio.