Tras la muerte de Higinio Pereyra Iraola, en 1899, la estancia San Juan se dividió entre sus seis hijos. Laura, una de las herederas, recibió las 312 hectáreas del predio que fue bautizado Abril, en honor al mes de su nacimiento, y ella encargó al arquitecto José Mille la construcción de una casona.
Ya para 1932 concluyó el proyecto pero, según dicen, no respetó los deseos de la modesta propietaria y creó un ostentoso palacio de estilo francés. Como consecuencia, Laura nunca subió las escaleras con barandas de hierro forjado ni caminó por las extensas galerías de pisos dameros.
Tampoco se sentó en la biblioteca revestida de madera con ventanas al jardín principal ni disfrutó una taza de té al calor de sus chimeneas de mármol tallado a mano, traídas desde Europa, en este pequeño Versalles que se levantó en la zona sur del conurbano bonaerense. En cambio dejó la mansión a su ahijado Jorge Pereyra Iraola quien, junto a su familia y herederos, la disfrutó hasta su venta, detalla La Nación.
El predio fue adquirido por Sara de Anchorena de Elizalde y en 1996 por IRSA, quienes se quedaron la casa y realizaron el loteo de las tierras -empezando por los terrenos que rodeaban la propiedad, desde el centro hacia afuera- para desarrollar el barrio cerrado Abril; el primero de la zona sur y que pronto se convertiría en uno de los más exclusivos de Buenos Aires, elegido por figuras del mundo del deporte, la políticas y del espectáculo. En tanto, se reservaron el predio de la casona para “futuras consideraciones”.
Otra vez en venta
En 2010 fue calificada por el Financial Times como “deslumbrante”. De piedra blanca, techos de doble altura con forma de mansarda, de pizarras negras, y antiguos vitraux, cada uno de los exquisitos detalles arquitectónicos devela una época de oro de la Argentina.
Hace más de una década fue puesta a la venta por un breve período, comercializada por Sotheby´s Realty en US$10 millones, luego de que IRSA dejara de gerenciar el country en 2008. Hoy sale a la venta nuevamente de la mano de la desarrolladora, por el mismo valor que en 2010, y continúa siendo la mansión más costosa del conurbano bonaerense. Desde IRSA señalaron que el precio “arranca” en ese valor y se aceptan títulos de la deuda argentina como pago de la propiedad. En este marco, toman los títulos reconociendo un 30% por encima de su valor de mercado.
Desde la desarrolladora afirman que ya recibieron varias consultas y visitas, que incluye la de un importante empresario. Más allá de los posibles compradores que se acercaron para adquirirla como vivienda unifamiliar o plurifamiliar, hay quienes imaginan la posibilidad de darle un destino comercial a la propiedad, con servicios que a muchos residentes les gustaría tener. Entre lo posibles usos que podrían devolverle vida al impresionante predio se barajan un petit hotel o un centro de spa. La cancha de golf del country finaliza frente al predio de la casona, por lo que muchos de los propietarios del barrio ven con buenos ojos la posibilidad de que se abra un restaurante al que puedan concurrir finalizado el paso por el último hoyo.
En este sentido, desde IRSA explicaron que el terreno que rodea al estanque de la mansión es apto para construcciones, e inclusive podría lotearse para casas nuevas, ya que en algunos casos ya tienen conexión con calles internas o, eventualmente, diagramar nuevas aperturas.
En la mansión se grabaron series y películas
Ex sede de la tradicional muestra de diseño y paisajismo Casa FOA, en 1996, también se alquiló para eventos sociales y como locación de producciones audiovisuales y de la industria del cine. Meses atrás se filmó en sus instalaciones la segunda temporada de la serie argentina de Netflix, El Reino, que saldrá en la plataforma de streaming en agosto del año próximo.
Como parte del acuerdo económico, la productora a cargo de la serie protagonizada por Diego Peretti realizó ciertos arreglos en la casona, y pintó algunos sectores; de ahí la moderna paleta de colores que tienen varios ambientes de la propiedad. Cuentan a La Nación que Eduardo Elsztain, titular de IRSA, visitó en una ocasión las grabaciones y del decorado llamó su atención una alfombra redonda con el escudo nacional tejido, que se extendía en una de las habitaciones. “Qué linda alfombra”, dijo el empresario. Cuando finalizó la filmación, la producción de El Reino la envió como obsequio a Elsztain, y hoy decora su despacho del octavo piso del edificio de la desarrolladora en Catalinas, en el barrio de Retiro.
Los detalles arquitectónicos de la Casona Abril
La Casona cuenta con 3900 metros cuadrados repartidos en cuatro niveles y más de 400 metros de amplias terrazas y balcones. En la planta baja se encuentran grandes salones centrales, rodeados por amplias galerías y corredores internos. Además, recibidores y una biblioteca. Mientras que en la planta alta se despliegan nueve habitaciones y cinco baños. Toda la fachada principal mira al parque y a un gran estanque flaqueado por cisnes de mármol tallado.
De las 312 hectáreas de superficie que formaban el casco de estancia, y que en los 90 se transformaron en el primer country del sur bonaerense, 130 están ocupadas por un espeso bosque. El diseño del parque fue realizado por el paisajista alemán Hermann Botrich hace más de 100 años, con especies traídas de Europa. Por sus jardines pasearon ilustres personalidades tanto nacionales como internacionales, entre ellas Indira Gandhi, Walt Disney y Clark Gable.
Conservó parte de su mobiliario original hasta 1995, cuando la casa Roldán se encargó de subastarlo.
La aristocracia se respira en cada uno de sus rincones y es su disposición interior la que refleja la vida y costumbres de la época en la que fue construida. En las mansardas destinadas originalmente para el servicio se hallan nueve habitaciones más con cuartos de lavado y planchado de enormes proporciones. Y el sótano parece la inspiración de series que reflejaban las casas de la nobleza, como la galardonada serie de televisión británica Downton Abbey: con una cocina industrial de leña y la antigua caldera que calefacciona la estancia.