Los más jóvenes, que recién empiezan a sentarse en una PC para disfrutar de Facebook, Twitter y tantas otras bondades de la era moderna digital, probablemente usan Chrome, o en su defecto Firefox.
Muy pocos usan en la actualidad Internet Explorer. Este programa, pionero de los comienzos de la navegación web, tuvo su época de oro desde mediados de los años ’90, acompañado de la fortuna de estar incluido entre las apps de fábrica del sistema operativo dominante, Windows.
Pero los problemas de compatibilidad con estándares, la adopción lenta de nuevas funcionalidades y el surgimiento de competidores como Firefox y Chrome, hicieron del que alguna vez fue el programa más usado del planeta a uno de los íconos dignos de ocultar, que después de 20 años en el mercado del software, se despide para siempre. ¿Qué significa esto? ¿Hay que hacer algo en las PC que aún lo tengan?