Antoni Gaudí nació el 25 de junio de 1852 en Reus, Tarragona y 26 años más tarde -en 1878- se graduaba como arquitecto en Barcelona. En aquel momento Elies Rogent, quien le otorgara su diploma, diría: “Hemos dado el título a un loco o a un genio, el tiempo lo dirá”… y efectivamente el tiempo se ha pronunciado. Hoy Gaudí es el ícono indiscutible de Barcelona y la ciudad no sería ni remotamente la misma, sin su legado. ¿O alguien podría decir lo contrario? Es que la Barcelona moderna y contemporánea creció (y crece) al ritmo de las obras de este genio. Con su arte, Gaudí logró simultáneamente transformar para siempre y rendir homenaje a la que tanto amaba. Paradójicamente es una construcción que el artista no comenzó y que tampoco lograría terminar, la que no sólo combina a la perfección las pasiones que marcaron su vida y su obra -la arquitectura, la religión católica, el amor por la naturaleza y Cataluña- sino también la que se convertiría en su gran obra maestra: La Sagrada Familia.
Inicios
El plan del Templo Expiatorio de la Sagrada Familia remite a 1866 cuando José María Bocabella y Verdaguer funda la Asociación Espiritual de Devotos de San José. Poco más de una década más tarde, en 1874, comienza a impulsarse la edificación de un santuario que rindiera homenaje a José, María y Jesús y en 1881 -gracias a los donativos del pueblo catalán- la Asociación podría comprar un terreno en lo que hoy es el corazón del barrio barcelonés del Eixample. En aquel lugar, el 19 de marzo de 1882, fecha en que se conmemora la festividad de San José, se colocaría la piedra fundacional del templo, a cargo -en ese momento- del arquitecto Francisco de Paula del Villar y Lozano.
Sin embargo, algunas discrepancias con los promotores del santuario harían que éste lo abandonara tempranamente. En 1883 un joven Gaudí, que recién superaba los 30 años, tomaba las riendas de la Sagrada Familia. Así se unía la vida del arquitecto de Reus, a la que se convertiría -décadas más tarde- en la iglesia más visitada de Barcelona, una obra que lo acompañaría a lo largo de su vida y hasta el final de sus días.
Gaudí y la Sagrada Familia
Un jugoso donativo anónimo sería el puntapié para que Gaudí cambiara el proyecto inicial -de estilo neogótico- por uno más colosal e innovador que llevara su personal impronta, aquella que planteaba nuevas formas tanto estilísticas como de construcción. Nacía, así, la Sagrada Familia del maestro catalán. La nueva propuesta se basaba en una planta de cruz latina de la cual se desprendían torres de gran altura, en total 18, cada una con su simbología -cuatro en cada portal- haciendo un total de doce- que representaban a los apóstoles. Otras cuatro a los evangelistas, una dedicada a María y, la más alta, a Jesús. A su vez, el proyecto contaba con tres fachadas que encarnaban: Nacimiento, Pasión y Gloria de Jesucristo. En la Sagrada Familia, la simbología religiosa es omnipresente en cada detalle. Y es que, como católico devoto y gran conocedor de la Biblia, el designio de Gaudí fue hacer del templo una consumada representación arquitectónica del evangelio.
En 1892 Gaudí comenzaría a construir la fachada del Nacimiento, a la que seguirían el Portal del Rosario, uno de los accesos que presenta el claustro del Nacimiento -1899-, las Escuelas Provisionales de la Sagrada Familia -1909- donde recibirían clases los hijos de los trabajadores así como también los niños del barrio y que hoy, han abandonado su uso educativo y pueden ser visitadas.
Desde 1914 Gaudí dedicaría prácticamente todos sus esfuerzos y su labor creativa a la Sagrada Familia, razón de que no existan otros trabajos de importancia desde esa fecha. El arquitecto definía algunos aspectos a medida que la obra avanzaba y, de esta manera, en 1923, terminaría de proyectar las naves y sus cubiertas. Se dice que su obsesión con la iglesia sería tal, que llegaría a vivir los últimos meses de su vida en su interior, en un espacio junto al ábside donde se encontraban los dibujos, las maquetas y demás elementos ligados al diseño del templo y hasta pediría limosna para poder continuar con la obra que se sustentaba ya desde sus inicios a base de donaciones. El 30 de noviembre de 1925, se termina el primer campanario de la fachada del Nacimiento, dedicado a San Bernabé y el único que Gaudí podrá ver terminado ya que el 12 de junio de 1926 muere tras ser atropellado -unos días antes- por un tranvía cuando iba camino a la iglesia Sant Felip Neri en el barrio gótico. Hoy sus restos descansan en el templo al que dedicó su vida, como si desde la eternidad todavía supervisara la obra.
Después de Gaudí
Tras la muerte de Gaudí, su colaborador Domènec Sugrañes, se haría cargo del proyecto hasta 1938. Desafortunadamente, los sucesos que azotaron a la Ciudad Condal durante la Guerra Civil Española -en 1936- no dejarían exenta a la iglesia que sufrió -en manos de un grupo de revolucionarios republicanos- un incendio que afectó a la cripta, la escuela, el obrador y donde se perdieron planos, maquetas y fotografías. El esfuerzo de diferentes arquitectos, entre ellos Francesc Quintana, Isidre Puig y Boada y Lluís Bonet y Garí, permitiría recuperar los restos de planos y maquetas y así poder continuar el proyecto, siguiendo con los planes originales de Gaudí. A mediados de la década de 1950 se iniciaría la fachada de la Pasión, donde hoy se lucen las figuras escultóricas de Josep María Subirachs que ha dejado su personal impronta, hecho que ha generado no pocas controversias.
La Sagrada Familia hoy
Desde hace décadas la Sagrada Familia avanza, a veces a paso lento, otras más rápido, pero el proyecto que encandiló los últimos años del arquitecto más célebre de Cataluña, toma cada vez más forma con la construcción de las bóvedas de la nave central y las de los transeptos, así como también la fachada de la Gloria que ya se ha iniciado. Se estima que el templo se concluya en 2026, aunque para ser visitado no es necesario -por supuesto- su finalización. Cada día miles de personas se acercan a conocerla lo que ha convertido a este monumento en uno de los más visitados de España junto con la Alhambra en Granada.
Ya desde el exterior, el visitante se encontrará con la avasallante obra gaudiniana. La fachada del Nacimiento donde puede apreciarse la mano del gran maestro, hace enmudecer por su belleza. En ella no sólo se hacen presente referencias a personajes del evangelio, como José, María y Jesús, sino también a la naturaleza, una de las fuentes de inspiración del arquitecto y su profundo afecto por la tierra que lo vio crecer, con detalles pequeños aunque no por eso menos significativos, como las tortugas que sostienen las columnas de la entrada, una marina del lado del mediterráneo y otra de tierra del lado que da a la montaña. O la decisión expresa de que ninguna de las torres superara la altura del monte barcelonés de Montjuic -180 metros- considerado por Gaudí, como la montaña de Dios.
El interior del templo es otro exquisito paseo y no más pasar el umbral, todas las miradas llevan al cielo. Enamorado de las formas orgánicas, Gaudí pensó el interior del templo como un bosque. Así las diferentes columnas se levantan como si de árboles se tratara produciendo un interesante efecto donde la luz -que ingresa por los nudos de las “ramas” y las ventanas- y el color -presente en los vitrales, los diferentes materiales utilizados y otros detalles- lejos de jugar un papel menor, potencia las formas de esta original iglesia.
Por ahora y al menos por 10 años más las obras continúan y cada paso es un logro en la vida de la urbe que la vio crecer como a su hacedor.
Algunas curiosidades
- La financiación de la Sagrada Familia se realiza a través del dinero de las entradas y donaciones privadas.
- Cuando se iniciaron las obras, el terreno donde está emplazada la Sagrada Familia era un descampado; el crecimiento urbano de Barcelona ha hecho que hoy el templo se encuentre en el medio de la ciudad.
- En la fachada de la Pasión, hay un cuadrado mágico de 4 x 4 metros, formado por números colocados en casillas alineadas en tantas filas como columnas, cumpliendo esta curiosa propiedad: la suma de los números situados en cada fila, columna o diagonal del cuadrado da en todas ellas un mismo resultado, cuya suma siempre es 33, la edad de Cristo al morir.
- Una asociación laica ha iniciado en 1992, la causa de la beatificación de Gaudí, movida por las numerosas devociones al genial arquitecto catalán y con algunas oposiciones, tanto de la Iglesia, como de personas interesadas concretamente en su obra.
Información de interés
Sagrada Familia, Carrer de Mallorca, 401, Barcelona.
Entradas: Desde 15 euros, con audio guía 22 euros y con acceso a las torres 29 euros.
Los tickets deben adquirirse con antelación en: http://www.sagradafamilia.org/es/