Juan Castillo: el creador de la animalidad y el mito

Visitamos el taller de uno de los artistas con más proyección de la provincia, reciente finalista del Premio Fundación Fortabat.

Juan Castillo: el creador de la animalidad y el mito
Juan Castillo: el creador de la animalidad y el mito

Rinocerontes, caballos, cocodrilos, perros, tigres, flamencos, elefantes, muchas jirafas. Hasta animales extintos. Un verdadero bestiario desfila por las pinturas de Juan Castillo, uno de los artistas mendocinos con más proyección fuera de la provincia. Pero como una rúbrica personalísima, porque lo suyo no es un mero catálogo: en sus pinturas, los animales se mixturan entre sí, se vuelven híbridos sorprendentes e imposibles. Fantásticos, dirán. A veces, incluso, toma el protagonismo el hombre, que es otro animal más. Un hombre, por ejemplo, con cabeza de perro.

Un cinocéfalo contemporáneo. Ésa es una figura que se repite en sus lienzos. Con uno incluso ganó el Primer Premio en el XXVI Salón Provincial de Pintura del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de Mendoza. Otra, como "Perro perro" (2012), es un acrílico sobre tela en gran formato que se vio en la reciente Feria de Arte de Mendoza: vemos a un hombre desnudo, tatuado, con una cabeza de perrito dócil.

Pero no todo es unívoco ni lineal en la trayectoria de un artista. Juan Castillo recuerda cómo fue empezar a buscar su voz en la pintura: "Empecé buscando figuras muy vinculadas al surrealismo. Quizás al principio era un poco más libre, pero después me fui adaptando al realismo y profundizando en eso. En mi producción más madura, me he vinculado a la fotografía".

-¿Cómo es eso?

-Siempre trabajo con fotos que yo saco. O sea, hay ahí un tema de componer la obra en base a fotografías. Una forma de pensar en collage. Armo mis pinturas previamente en la compu, trabajando con varias fotografías con la idea de mezclar la realidad. Componía en base a imágenes.

Habla en pasado porque hoy Castillo está enfocado especialmente en el grabado digital. En su taller también vemos que está trabajando en la pintura de una jirafa sin cabeza, "porque cada tanto vuelvo al pincel". Sin embargo, más allá del soporte, no se desprende de su imaginación híbrida.

Castillo, quien estudió en la Facultad de Artes y Diseño de la UNCuyo, se perfeccionó en seminarios, en becas (como la del Fondo Nacional de las Artes) y supo hacerse un nombre con sucesivos premios: 1° Premio en el concurso Intervenciones Urbanas en el Paseo Alameda (2010) junto a la artista Ayelén Villalba, 1° Premio en el Salón Regional de Artes Visuales Vendimia (2008), entre otros. Este año fue finalista del Premio Fundación Fortabat  con una de estas pinturas híbridas (en este caso, con una fuerte impronta social). Tiene repartida obra por Alemania, Estados Unidos y Nueva Zelanda (donde vivió un tiempo). 

Opina que toda la raíz del arte fantástico y de la fantasía en el arte tiene que ver con la creación del mito; es decir, la explicación, a partir de otras realidades, de lo que parece inexplicable en ésta. Sobre la persistente figura animal en su obra, dice: "No sé si hay una explicación concreta. Sí  hay una fascinación por los animales, los documentales, por ir al zoológico (que ahora me parece terrible), y un vínculo con todo lo mitológico... Hay una serie de cosas atadas entre lo animal, el surrealismo y lo mitológico en general. Trabajo mucho sobre citas mitológicas, y en un momento me apasioné por ejemplo por los egipcios". 

En este caso, por ejemplo, hizo una investigación y reversionó un papiro egipcio, que transcribió modernizando los pequeños símbolos. Trabajó en base a ellos para crear nuevas imágenes y nuevos significados. Nuevamente, una composición hecha de fragmentos disímiles y dispersos, a la manera de un collage.

-Tu estilo es muy reconocible, lo que es difícil lograr en el arte.

-Sí, difícil, pero también uno puede terminar atado a un tipo de imágenes. Eso puede volverse repetitivo y frustrante para el propio artista. En este momento puntual, por ejemplo, estoy experimentando con la fracción.

Esta producción reciente puede visitarse en la muestra "La imagen devorada", que Castillo expone en ArteH Espacio Hipercerámico (Acceso Norte y Manuel A Sáenz, Las Heras) hasta el 11 de octubre. Junto a la muestra "Toda la piel", de Mariana Barón, se trata de un nuevo montaje con Daniel Rueda, el galerista que lo acompaña desde hace unos 15 años.

Es otra etapa en su vida artística. Como apunta el título, la figuración ha sido vorazmente alcanzada por fractales abstractos.

Castillo trabaja en un lugar con las paredes impecables. Hay pocos pinceles, poca pintura salpicada, los estantes vacíos. Hay incluso pocas obras apiladas en un rincón. Y tiene su explicación: en junio, sufrió el incendio total de su taller. Perdió muchas piezas y fue un proceso durísimo. Entre lo poco que pudo salvar está la pintura "Teseo", que mandó a competir a la Fundación Fortabat. Había quedado en gran parte tiznada y pudo recuperar a tiempo con la ayuda de la restauradora Cristina Sonego.

Hoy puede decir que el incendio lo ayudó a "soltar lo viejo y desprenderme de lo material". Lo dice con convencimiento, pues estuvo a punto de morir y, obviamente, los lienzos pasan a un segundo plano de importancia: "Estuve al borde de la muerte. Después de eso, uno se siente bendecido", asegura Juan calmado, sonriente.

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