Puede ser adjudicado a la ansiedad, a la necesidad de impresionar o quedar bien, a la excitación que provoca la cercanía, pero lo cierto es que la presencia de una persona considerada atractiva aumenta los niveles de la hormona Cortisol (la hormona del estrés) en el organismo produciendo mayor grado de tensión y alerta.
El estudio fue llevado a cabo por la Universidad de Valencia, donde se tomo como muestra a un grupo de jóvenes del sexo masculino y se los dispuso en una sala de espera, sorprendiéndolos con la presencia repentina de una mujer muy atractiva, el resultado y la comparación en los niveles de cortisol antes del ingreso de la mujer y durante su estadía fueron llamativos; los índices de la hormona en cuestión subieron durante y luego de la estadía de la mujer.
Si bien la prueba solo fue realizada en la interacción entre hombres y mujeres, podría deducirse que la reacción física y hormonal que se dispara dependerá de a quien la persona considere atractivo/a, pudiendo ser de hombres a mujeres, mujeres a hombres o en situaciones de atracción homosexual, ya que la reacción hormonal es plenamente física.